Norbert Feher robó el 30 de marzo de 2017 a un guardia de seguridad en Argenta (Ferrara) la pistola Smith & Wesson de color plata con la que a posteriori mató a cinco personas, dos en Italia y tres en Andorra (Teruel). Igor el Ruso sorprendió al vigilante Piero di Marco cuando éste acudió aquella madrugada a dar respuesta a un aviso de robo y el fugitivo saltó a su encuentro desde el arbusto en el que estaba escondido. El serbio, un burdo criminal que se hacía pasar por un experto paramilitar, disparó al vehículo antes de apuntarle con un fusil: "Me decía: tira el arma y quédate parado. Ponte en el suelo. No me mires, quédate quieto. No me mires, no me mires".

El testigo declaró ante las autoridades judiciales italianas que el atacante conversaba en ese momento por teléfono con alguien, a quien informó en directo de su última proeza. "Mientras se acercaba vi que llevaba en la mano un móvil u otro medio de comunicación. Lo llevaba pegado a la oreja derecha y hablaba con otra persona, siempre en italiano, pero con un acento de Europa del Este". En su declaración, en poder de EL ESPAÑOL, Di Marco mantiene que cuando el asaltante se le acercó, "yo estaba en el suelo con la cara pegada al suelo. Me cogió el arma que había lanzado al suelo, que no estaba muy lejos". Mientras, Feher desvelaba a su interlocutor telefónico la identidad de su víctima: "Es de la Securpol y he cogido el arma".

Feher no se conformaba solo con robarle la pistola y, antes de emprender de nuevo la huida, intentó llevarse todas las pertenencias que tuviera el guardia de seguridad. "¿Tienes otro cargador? ¿Tienes otras cosas que puedas darme?", le preguntó sin éxito. El guardia no llevaba nada más encima que le pudiera servir. Antes de irse, sorprendentemente, el criminal quiso interesarse por el estado de salud de su víctima. "Me preguntó si estaba herido, y le dije que sí".

Instrucciones

El fugitivo serbio, que mantiene que nunca tuvo ayuda de nadie y que llegó a Aragón desde Italia montado en una bicicleta, le dio instrucciones sobre cómo debía pedir auxilio después de su huida. "Me dijo: quédate quieto, no te muevas. Espera cinco minutos y llama a la ambulancia". El guardia Di Piero siguió todas las indicaciones de su atracador. "Esperé cinco minutos y ya no lo vi. Tenía miedo porque creía que volvería a dispararme. Me acerqué al coche de servicio y di la voz de alarma", declaró.

Igor el Ruso solo esperó 48 horas para utilizar el arma que llevaba consigo cuando fue detenido siete meses después en Mirambel (Teruel). El 1 de abril entró en el bar de Davide Fabrri y lo asesinó a bocajarro con la Smith & Wesson de Di Piero tras pedirle el dinero de la caja y forcejear con la víctima, que consiguió arrebatarle el fusil que llevaba en la mano y golpearle con él. Feher desenfundó la pistola de Di Piero que tenía escondida y, tras asesinarle, volvió a desaparecer. Una semana después mató, otra vez con la misma pistola, a Valerio Verri y dejó herido de gravedad a Marco Ravaglia, el agente de policía provincial que sobrevivió a su asesino haciéndose el muerto.

El testimonio del vigilante Di Piero refuerza la tesis de que Igor el Ruso tuvo ayuda para salir definitivamente de Italia y afincarse en España, como desveló el preso A. E. K. al Comando Provincial de Ferrara que investiga los asesinatos del serbio en Italia. Tal y como avanzó este periódico, el detenido delató a Feher y su banda ante la policía: "Sé en qué país se encuentra, en qué casa está, los nombres de los pasaportes con los que se mueve, quién le ha entregado los pasaportes, quién le ha ayudado a escapar de Ferrara y quién le ha alquilado la casa en la que se esconde usando nombres y apellidos falsos".

"Pisos disponibles para el fugitivo"

Los investigadores italianos pidieron ayuda a la Unidad de Droga y Crimen Organizado de la Policía Española (UDYCO) en verano de 2017 porque las pesquisas indicaban que Feher ya estaba en España y pronto pudieron descubrir "la presencia permanente sobre el terreno de sujetos vinculados al investigado". Todos pertenecían a una "asociación delictiva que opera en el tráfico de drogas y la inmigración clandestina" liderada por Ettouhami El Mehdi. La investigación concluye que había "una serie de pisos disponibles para el fugitivo. Posiblemente para dormir o vivir".