El Gobierno de Pedro Sánchez se ha alarmado ante la llegada masiva de migrantes y ha evitado responder al nuevo grito de auxilio del Aquarius. El barco, que hace dos meses atracó en Valencia y que ahora vuelve con 141 inmigrantes a bordo rescatados en la costa de Libia, pide a la Unión Europea un lugar donde desembarcar y España le cierra la puerta. El Ejecutivo, que no tiene la decisión final tomada, considera ahora que la situación no tiene nada que ver con la otra vez.
El Partido Popular ha aprovechado "esta crisis sin precedentes en materia de inmigración" para pedir al presidente Sánchez que suspenda sus vacaciones y dé explicaciones en el Parlamento. En una reunión de senadores celebrada en Algeciras (Cádiz), el portavoz conservador en la Cámara Alta, Ignacio Cosidó, adelantó que su partido pedirá "la comparecencia de la ministra de Trabajo y Migraciones para tratar el tema de los menores no acompañados".
Cosidó añadió que el PP va a plantear una moción en la Comisión de Entidades Locales, "para dar apoyo a nuestros ayuntamientos, que son los que están dando la cara" y ha hecho un reconocimiento expreso a Policía Nacional, Guardia Civil, Salvamento Marítimo y Cruz Roja. "Yo le pediría a Sánchez que suspenda sus vacaciones y venga aquí, a Algeciras, porque aquí van a entender bien cuál es la dimensión del problema que se está viviendo. Y que venga al Senado y explique estas cuestiones, que son vitales para poder hacer frente con eficacia a la crisis migratoria que vivimos".
La UE busca una solución
La Unión Europea ha brindado su "total apoyo diplomático" para resolver la situación y asegura estar ya en contacto con varios Estados miembro para encontrar un puerto seguro europeo al barco. De momento, el puerto francés de Sète se ofrece a acogerlo, pero el Gobierno francés todavía no se ha pronunciado.
Ciudadanos ha querido destacar que Sánchez "no cuenta con una política de inmigración", ya que "Aquarius llegan todas las semanas y no tiene respuestas". Fuentes del partido naranja recuerdan que "ya le dijimos en junio que la política migratoria no se soluciona con improvisaciones ni con gestos puntuales, sino con una política a nivel europeo y reformas". Además, añaden que "no se puede afrontar el fenómeno de la inmigración a golpe de ocurrencias que no sirven para gestionar los flujos migratorios y frenar las mafias que trafican con seres humanos". El partido que lidera Albert Rivera ha insistido en que "lo único que quiere Sánchez es ser presidente una semana más. No tiene proyecto de país ni respuestas a los problemas a los que se enfrenta" España.
Podemos, el partido que hace dos meses aplaudió la decisión de Sánchez de ofrecer cobijo al Aquarius, confía en que el Ejecutivo "dé una acogida digna" a este centenar de inmigrantes que ansían pisar suelo europeo. Fuentes del partido morado aseguran que "la llegada tiene que entenderse no como un final, sino como el inicio de un proceso de acogida".
Su objetivo, aseguran, es "trabajar para que haya un cambio de rumbo de la política migratoria" y no quieren "normalizar ni una muerte más en el Mediterráneo". Además, el partido morado insiste en que son necesarias políticas migratorias de derechos humanos "y no políticas de muerte". A su juicio, el problema de fondo es la Europa "de la guerra, la Europa fortaleza, que entiende la seguridad como una militarización de espacios de influencia como vía de acceso a recursos naturales, rutas comerciales y enclaves geoestratégicos".
El Ayuntamiento de Barcelona ha ofrecido este lunes "una vez más" su puerto para acoger el barco y y ha pedido al PSOE que no cambie de criterio, que "continúe comprometido" en la defensa del "derecho a la vida y el refugio". La teniente alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, ha reivindicado que "Barcelona estará siempre comprometida con la vida".
Italia y Malta lo rechazan
Desde que el presidente del Gobierno autorizó la llegada del Aquarius en junio con 629 inmigrantes a bordo, el debate sobre la inmigración irregular ha crecido exponencialmente por el efecto llamada que ha podido provocar esta política. Mientras el Gobierno calla, Europa busca in extremis una solución para alojar a este centenar de migrantes, la mitad de ellos niños, que está en algún punto entre Malta e Italia, según el cuaderno de bitácora que publica la ONG que lo opera. Ninguno de los dos países lo quiere acoger.