En numerosas ocasiones, Torra y Puigdemont, han sido acusados de jugar a la improvisación en cuestiones relacionadas con la tan deseada independencia de Cataluña. Sus intervenciones, comentarios, publicaciones o demandas nunca pasan desapercibidas.
La última de sus ocurrencias ha sido destacar como "una solución plausible", la creación de tres repúblicas en la Península Ibérica: "la española, la portuguesa y la catalana".
Además, el presidente de la Generalitat ha anunciado su intención de conmemorar de forma reivindicativa el primer aniversario del 1 de octubre, "momento fundacional de la república catalana porque es el del referéndum de autodeterminación", según ha explicado en una entrevista en Waterloo, Bélgica, para el diario Punt Avui.
Por otro lado, en su intervención de este domingo, Puigdemont, conocedor de las criticas vertidas contra él por 'manejar' a Torra, ha intentado parecer un hombre modesto al afirmar que él no "manda", mientras que su sucesor ha afirmado que el expresidente es el "líder independentista a nivel internacional". "Manda Torra, por descontado. Yo no mando", ha apuntado Puigdemont.
Ambos, envueltos en su disparatada realidad paralela, han querido dejar claro que no renuncian a la lucha por conseguir una Cataluña independiente ni a "la libertad de los presos políticos y el retorno de los exiliados", por ser "la voluntad de los catalanes", según ha señalado Torra, olvidando, como de costumbre, a los ciudadanos de Cataluña contrarios a la independencia.
Demandas y contradicciones
Otro de los despropósitos de Puigdemont, en este caso, ocurrió el pasado mes de agosto, y esta vez sí podría tener consecuencias. Su demanda contra el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, por, según él y otros líderes independentistas, haber dictado "múltiples decisiones que han demostrado claramente su falta de parcialidad".
La determinación del 'expresident' creó una polémica cuando en un principio el Gobierno declinó defender a Llarena. Finalmente, el juez del Supremo será defendido por un bufete belga, fichado por el Ejecutivo, por un máximo de 545.000 euros, pero el resultado de este desvarío todavía es incierto.
Puigdemont, quien afirmó que en España no hay democracia, también ha sido protagonista de controversias. Una de ellas ha sido avivar los enfrentamientos entre sus seguidores y ciudadanos no independentistas con afirmaciones tan amenazantes como que "la mayoría de los conflictos violentos tienen como origen la negación del derecho de autodeterminación", para después pedir desde su perfil de Twitter que no se lleven a cabo agresiones.
Si nos remontamos algo más en el tiempo, además de la celebración de un referéndum ilegal, de la Declaración Unilateral de la independencia de Cataluña, de la fuga de líderes independentistas, la formación del nuevo Govern siguió la misma línea del 'sinsentido'.
La designación, por parte de Torra, de cuatro exconsejeros acusados de rebelión para formar parte de la Generalitat, el pasado mes de mayo, y sus continuas peticiones para que éstos salgan de prisión, también ha sido calificada como otra de sus grandes locuras.
Mientras algunos miembros del antiguo Govern como Junqueras, Romeva, Forn, Turull, Rull o Forcadell siguen en prisión, y otros exmiembros de la Generalitat permanecen huidos, como Puigdemont o Ponsatí, el presidente Torra continúa con su disparatado ideario independentista y llamando al diálogo con Sánchez, mientras advierte de que no renunciará "a nada", algo contradictorio.
Este martes, Torra ofrecerá la conferencia del inicio de curso político a las 19:00 horas en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya, tras reunirse con Puigdemont en Bélgica y con los presos soberanistas en la cárcel de Lledoners.
El título de la conferencia -'Nuestro momento'- alude a lo que el presidente ha venido desarrollando en los últimos meses: un intento de reactivar la república catalana. "Ha llegado el momento de pasar a la segunda fase, al proyecto de la restitución de la constitución catalana".