El nuevo curso político se le complica a Pedro Sánchez en el Congreso, donde PP y Cs han colocado otro palo en la rueda que complica la aprobación de los próximos Presupuestos al Gobierno socialista.
Ambas formaciones han votado en la Mesa del Congreso contra la tramitación urgente vía lectura única de la Ley de Estabilidad, encaminada a sortear el Senado para facilitar el camino a las cuentas de 2019, claves para la supervivencia de Sánchez en La Moncloa.
El Ejecutivo acordó con Podemos apartar a la Cámara Alta, donde los populares cuentan con una mayoría absoluta que podría vetar la reforma de esta norma presupuestaria, el último escalón antes de aprobar las cuentas generales.
En un primer momento, la formación de Iglesias -de vuelta a la actividad política este lunes- llegó a proponer hacerlo por decreto, pero esto soliviantó a la oposición y supuso la rectificación de Sánchez, que optó por una lectura de urgencia.
PP y Ciudadanos tienen mayoría en la Mesa de la Cámara y la no tramitación de la ley vía lectura única desbarata los planes del Gobierno, que tenía previsto presentar unos presupuestos en noviembre para tenerlos aprobados antes de que acabe el primer trimestre.
El pasado lunes, Sánchez decía no contemplar un escenario distinto, pero su debilidad parlamentaria le ha terminado arrojando esta traba legal: ni populares ni naranjas ven con buenos ojos la lectura de urgencia de la ley y, por eso, se postulan en contra. Tan sólo se trata de una ampliación de los plazos porque Sánchez dispone de aliados suficientes para lograr su objetivo, los mismos que le auparon en la moción de censura.
No obstante, esta piedra en el camino podría situarle a final de año y sin presupuestos, lo que explicitaría sobremanera su poca fuerza en la Carrera de San Jerónimo. La Mesa del Congreso se ha tornado en un órgano clave a lo largo de esta legislatura. PP y Cs ya la utilizan como método de contrapeso al proyecto político de Sánchez. Otro tanto sucede con el Senado, este controlado por mayoría absoluta desde Génova. De ahí que PSOE y Podemos quieran eliminar el previsible veto de los populares con la reforma de la mencionada Ley de Estabilidad.
La postura común de populares y naranjas se corresponde con lo dicho por Casado y Rivera en los meses de julio y agosto. Ambos se han opuesto frontalmente a los "decretazos" de Sánchez, y ahora a la tramitación urgente de esta norma. Véase lo sucedido en materia de violencia de género o la exhumación de Francisco Franco.
Azules y naranjas consideran que Sánchez pretende suplir su debilidad parlamentaria con los decretos y este tipo de maniobras. Acusan al presidente de "robar a la Cámara su capacidad legislativa". El decreto está constitucionalmente concebido para casos de extremada urgencia. Algo similar sucede con la lectura única. PP y Ciudadanos han vuelto a considerar que la Ley de Estabilidad no encaja en este supuesto.