El Partido Popular quiere estar a punto cuanto antes para ganar elecciones. Los conservadores respiran aliviados desde el viernes, cuando la Fiscalía se postuló a favor de que el Tribunal Supremo no admita a trámite analizar el dudoso máster de Pablo Casado. Desde que la dirección nacional desembarcó en Génova, su prioridad ha sido buscar "a los mejores candidatos" para que el PP recupere parte del terreno perdido en 2015. Una tarea que está resultando ser mucho más dura de lo que se imaginaban.
La plaza más codiciada es Madrid. En el PP entienden que arrebatar la Alcaldía a Manuela Carmena sería "un triunfo histórico". Y quieren dar la batalla. La salida definitiva de Soraya Sáenz de Santamaría de la política ha dejado a los conservadores prácticamente huérfanos candidaturas de altura como antaño fueron Alberto Ruiz-Gallardón o Esperanza Aguirre.
Para encontrar a los mejores candidatos, la cúpula ha lanzado una macroencuesta para sondear a los madrileños con qué candidato se sienten más identificados. En esta encuesta, el exministro Manuel Pizarro es uno de los nombres que mejor acogida está teniendo.
El presidente del PP, Pablo Casado, siempre encontró en Pizarro -fue su jefe de gabinete en 2008- un referente y en campaña reconoció públicamente que le gustaría incorporar a su proyecto la experiencia del expresidente de Endesa. En el PP de Madrid no disgusta la opción Pizarro porque, "con alguien de su perfil podríamos neutralizar el efecto Carmena. Sería un duelo de titanes”, resume un miembro de la Ejecutiva del partido en Madrid.
Además del tirón que todavía pueda tener la alcaldesa para mantener el Palacio de Cibeles, los conservadores temen el fuerte repunte de Ciudadanos en la capital. De hecho, en el PP no esconden la enorme preocupación que sienten por el despegue de Begoña Villacís, tanto en las encuestas como en grado de reconocimiento en la calle. "Hace tres años no la conocía nadie y ahora a cualquiera que preguntes sabe perfectamente quién es", se sinceran en la bancada conservadora.
Hiperliderazgos
El PP de Madrid ha contado siempre con liderazgos muy fuertes. Sin embargo, tanto Esperanza Aguirre como Cristina Cifuentes salieron de la primera línea de manera abrupta. La primera, tras la detención de Ignacio González. La segunda, desgastada por el caso de su máster y rematada con la filtración de un vídeo robando unas cremas en el supermercado.
Los conservadores reconocen sin tapujos que "las dos eran unos animales políticos y unos personajes públicos. Ellas eran el PP de Madrid". Sus repentinas salidas, sobre todo la de Cifuentes, dejó al partido "huérfano de caras de su talla". Desde que Aguirre renunció a su acta de concejal, su sustituto José Luis Martínez Almeida ha hecho una dura oposición a Carmena y un trabajo que está siendo muy valorado por la dirección nacional del PP. Sin embargo, el testeo que se está haciendo a los ciudadanos será decisivo para que se tome una decisión final: mantenerlo o no en el cargo.
El conejo de la chistera
En esa macroencuesta se han incluido también nombres como el de la exministra de Agricultura, Isabel García-Tejerina. También han entrado en algunas quinielas la exministra de Empleo, Fátima Báñez y hasta la exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. No obstante, nadie descarta tampoco que Pablo Casado “se saque un conejo de la chistera” para revolucionar el tablero de juego. Algo similar a lo que hizo Mariano Rajoy con el propio Pizarro, cuando lo incorporó a las filas del PP en las elecciones de 2008 colocándolo como número dos en las listas por Madrid.
Los conservadores quieren jugar con la baza de que “el cartel electoral será Pablo Casado”, que hará campaña con los candidatos que sean finalmente elegidos. Recuperar Madrid sería para los conservadores “estar a un paso de La Moncloa”. Por eso, insisten, “no se puede fallar. Es la plaza más importante”.