Inmaculada Aguilar Nacher, la jefa de gabinete de Pedro Duque y amiga de la Reina Leticia presenta un patrimonio diminuto en su declaración de bienes. Hablamos de algo más de 5.400 euros, a pesar de haber trabajado para Entesa, Ciudadanos o Eduardo Madina, y de tener un premio Victory como mujer influyente en comunicación política, si bien es cierto que los últimos dos años trabajó como autónoma y que está divorciada y con dos hijos.
José Leandro Consarnau Guardiola, embajador en Guinea Conakry desde este año, presenta un patrimonio de 7.391 euros. No parece una gran suma para un diplomático que ha estado destinado en la Embajada de España en Rusia y en la Representación Permanente de España ante las Naciones Unidas y Organismos Internacionales en Ginebra. Especialmente si tenemos en cuenta que ha sido segundo jefe en las embajadas de España en Suecia y Qatar, y que ha ocupado muchos cargos en su larga carrera profesional. Al parecer, no le han cundido demasiado.
Entre los diplomáticos españoles el más “pobre”, o el que menos patrimonio ha declarado es José María Matres Manso, embajador en Indonesia y que también fue embajador de España en Mali desde 2013. Nacido en 1954 en Guinea Ecuatorial, es licenciado en Derecho e ingresó en 1981 en la Carrera Diplomática. Ha estado destinado en las representaciones diplomáticas españolas en Irán, República Popular China, Japón, Canadá y Suecia. Su recorrido como diplomático también hace pensar en lo parco de su patrimonio. 4.935 euros.
‘Peor’ lo tiene Álvaro de Salas Giménez de Azcárate, embajador en Dhaka (Bangladesh), que afirmaba contar con 4.590 euros, muy lejos de los patrimonios millonarios de muchos otros, o muy lejos de su precisión a la hora de llenar los formularios y de ser transparente.
Julia Chica Linares, presidenta del Consejo de la Juventud, al menos tiene a su favor la edad y que básicamente está recién licenciada para declarar un patrimonio de 600 euros. Su predecesor, Héctor Saz, declaró 3.780 euros.
Alfredo González Gómez era vicesecretario general de la Presidencia del Gobierno desde junio y viene de ser nombrado nuevo subsecretario de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Afirmó tener poco menos de 11.000 euros de patrimonio.
Hay nombres que parecen pedir a gritos que alguien les monte un ‘crowdfunding’ o al menos les invite a comer. Carlos Jesús Moreno Sánchez, exdirector general de Ordenación Profesional, afirmaba tener 1.500 euros de activos y una deuda de 40.000.
Eduardo Roig Moles, director del gabinete de la ministra de Política Territorial y Función Pública, declaraba unos activos de 3.500 euros y un pasivo de 1.800. Otro de los “menesterosos” de la administración.
Si bien cuenta con activos, no podemos dejar de mencionar la situación de Ignacio Cosido, que con unos activos de 170.000 euros, cuenta con un pasivo de más de 200.000. Teniendo en cuenta que estamos hablando de alguien que está declarando un patrimonio inmobiliario de más de 70.000 euros, no deja de sorprender.
En la lista de altos cargos es frecuente ver este tipo de situaciones, en las que el patrimonio inmobiliario es mucho menor que la deuda incurrida. En parte, tiene que ver con el hecho de que el valor que se refleja no es el real de mercado, sino el valor catastral, que siempre es muy inferior. No es que deban tanto dinero, es que el valor que se pide que den a sus inmuebles tiende a ser muy inferior al precio que podrían obtener por ellos en el mercado.