"Ni usted ni sus comandos separatistas van a hacer desaparecer esta bandera de Cataluña ni todo lo que representa", dijo Inés Arrimadas en el Parlamento autonómico catalán mientras blandía la enseña constitucional como el doctor Abraham Van Helsing los crucifijos frente al conde Drácula. "Esta bandera representa la igualdad, la solidaridad y la unión de cuarenta y siete millones de personas" había dicho poco antes la líder de la oposición. Cuando Arrimadas añadió que esa bandera representaba también "a un país democrático de la Unión Europea", Torra se rió de ella, burlón.
El gesto de Arrimadas, insólito en la historia del Parlamento autonómico, había empezado a gestarse el lunes, día en el que los separartistas celebraban el aniversario del 1-O. "La idea se nos ocurrió cuando vimos que los CDR entraban en la Delegación de Govern en Gerona y tiraban impunemente al suelo la bandera española que ondeaba en la fachada del edificio", aseguran en el entorno de Arrimadas. "Cuando horas después quemaron la bandera en la puerta del Parlament, ya no teníamos ninguna duda", añaden.
Pero, ¿de dónde salió la bandera de Inés Arrimadas? ¿A quién se le ocurrió la idea?
"Esta bandera la compré yo en persona durante la manifestación del pasado 8 de octubre. De hecho, compré dos, y una de ellas se la di a un compañero", me cuenta un diputado del grupo parlamentario de Cs. "Es ese compañero el que la ha traído a la Cámara después de que el equipo de Inés se la haya pedido", añade, a la vez que recuerda que en aquella manifestación, a la que acudió cerca de un millón de personas, no estuvo Miquel Iceta.
La decisión de sacar la bandera desde la tribuna de oradores la tomó Arrimadas personalmente junto a dos diputados de su máxima confianza: Carlos Carrizosa, portavoz de Cs, y José Espejo, vicepresidente segundo de la Cámara autonómica.
Como era previsible, el gesto de la dirigente de Cs no fue bien recibido por los partidos separatistas, pero tampoco por el PSC, que por boca precisamente de Iceta arremetió contra ella. "Para bandera española, esa, que es mucho más grande, más bonita y que nos representa a todos", dijo el líder del PSC señalando la que ondea a la espalda del presidente del Parlamento catalán. "Yo ya entiendo que los que han nacido del conflicto y han crecido con él no tengan el menor interés en resolverlo: eso es Ciudadanos", añadió luego el dirigente socialista.
Iceta no aclaró, sin embargo, por qué la bandera española en manos de Arrimadas no representa a todos los ciudadanos y la misma bandera en el mástil de un Parlamento autonómico controlado por el nacionalismo catalán, sí. O por qué una es más "bonita" que la otra si las dos son exactamente iguales.
Mi interlocutor señala uno de los episodios más polémicos de los días posteriores al referéndum de independencia del 1 de octubre del año pasado y a la violenta jornada de huelga general que le siguió 48 horas después: la ausencia de Iceta en la manifestación constitucionalista convocada por Sociedad Civil Catalana y a la que acudió más de un millón de personas. La manifestación con la que la Cataluña constitucionalista, espoleada por el discurso de Felipe VI la noche del 3 de octubre, le perdió el miedo al régimen nacionalista y salió a las calles de Barcelona para reivindicar la igualdad, la libertad y el Estado de derecho.
El líder del PSC justificó su ausencia en la manifestación de ese día con las siguientes palabras: "Para nosotros, Sociedad Civil no es un frente de partidos. Nuestro partido no convocaba la manifestación y no nos pareció correcto que yo que soy su máximo dirigente estuviera encabezándola". En esa manifestación tampoco estuvo Pedro Sánchez, que excusó su ausencia halagando al único miembro relevante del partido que sí estuvo en ella: Josep Borrell.
Iceta sí estuvo, sin embargo, en la siguiente gran manifestación constitucionalista convocada en Barcelona, la del 29 de octubre, donde se hizo selfies con Xavier Albiol, Dolors Montserrat y Enric Millo.