Andalucía fue una plaza entregada a Soraya Sáenz de Santamaría en el durísimo proceso de primarias y Pablo Casado ya ha empezado su reconquista. Ante las elecciones del 2 de diciembre, el presidente del PP no podía cambiar a su candidato, Juan Manuel Moreno, que fue revalidado por Mariano Rajoy en verano. Sin embargo, los malos pronósticos electorales que se esperan en Génova ha obligado a la nueva dirección a colocar en puestos de salida a gente de la máxima confianza del presidente para cuando llegue el día después de las elecciones.
Tras una dura negociación, el exministro del Interior Juan Ignacio Zoido ha aceptado encabezar la lista al Parlamento andaluz por Sevilla, un puesto que le obligará a dejar el escaño en el Congreso de los Diputados y hacer oposición a Susana Díaz si la presidenta revalida su puesto. Fuentes del partido aseguran que el exministro, muy próximo a María Dolores de Cospedal, prefería colocarse en las listas de Europa que volver a Andalucía. Sin embargo, el presidente necesitaba su desembarco de vuelta a casa para acorralar ya del todo el poder que sigue teniendo en Andalucía Javier Arenas, que trabajó sin descanso por la candidatura de Santamaría.
Casado coloca también en puesto de salida por Córdoba al exsecretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, uno de los hombres más cercanos a Zoido y el nombre que suena ya con fuerza como recambio de Moreno en el futuro si se certifica la debacle absoluta del actual PP andaluz.
De hecho, la dirección nacional ha apostado por cambiar todos los cabezas de cartel de todas las provincias y solo ha dejado a Moreno como cabeza de lista por Málaga. Además de Zoido y Nieto, Casado ha premiado la fidelidad del alcalde Vejer de la Frontera, el gaditano José Ortiz, que encabezará la lista de Cádiz; la secretaria general del PP andaluz, Loles López, será la número uno por Huelva; la senadora Maribel Sánchez encabezará Almería, Jaén es para la vicesecretaria de Política Municipal del PP-A, Maribel Lozano y Marifran Carazo irá de uno por Granada.
Génova justifica este cambio de carteles con que era necesario unir el partido tras unas primarias encarnizadas en las que Andalucía se convirtió en el principal aval de Soraya Sáenz de Santamaría. Las elecciones del 2 de diciembre son la primera prueba de fuego para Pablo Casado, que hará campaña paralela a su candidato para intentar salvar, al menos, el sorpasso de Ciudadanos, que también pondrá toda la carne en el asador con Inés Arrimadas como estrella estelar de la campaña.
Entre dos sentimientos
Ahora, la dirección nacional del PP se mueve entre dos sentimientos. Por un lado, creen que está a su alcance una oportunidad histórica para desbancar al PSOE de la Junta tras cuarenta años ininterrumpidos en el poder. Con un resultado aceptable, si la suma con Ciudadanos diera para echar a los socialistas, los conservadores se apuntarían un tanto de cara al siguiente reto electoral: las elecciones europeas, municipales y autonómicas que se celebran en mayo.
Sumar otra derrota en Andalucía conllevaría a llegar a mayo con la moral por los suelos. Sin embargo, si Moreno hunde al partido a resultados históricos Casado lo tendrá fácil para cambiarlo, como ya ha hecho en Cataluña con Xavier García Albiol. Las polémicas declaraciones de la exministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, este jueves sobre la educación de los niños andaluces provocó un fortísimo malestar en el seno del PP andaluz, que deslizan que desde Madrid ponen "palos en las ruedas" a propósito para que el candidato se estrelle.
Foto de aparente unidad
Casado se ha hecho la foto de la aparente unidad con los ocho candidatos en Granada, desde donde pidió a sus compañeros que vayan "al grano" para echar al PSOE de las instituciones. "No queremos llegar a la Junta para crear otro sistema clientelar. Queremos abrir puertas y ventanas, para que se pueda saber la verdad de lo que se ha hecho con el dinero de los andaluces", dijo el líder del PP antes de anunciar que su partido no pactará con el PSOE porque su objetivo es echarlo.