Por primera vez, un presidente del Gobierno ha decretado la ruptura de las relaciones institucionales con el líder de la oposición. Eso es lo que ha decidido Pedro Sánchez, con un breve comunicado a la prensa remitido a las 22:51 de este miércoles, tras lanzar varias advertencias en un debate en el Congreso con Pablo Casado durante la mañana. Se trata de una formalización de una ruptura que ya era patente por la casi nula comunicación entre ambos.
La última vez que se reunieron fue a principios de agosto y no llegaron a ningún acuerdo importante. En este encuentro trataron la crisis migratoria y expusieron sus posturas sobre el diálogo o la actuación en Cataluña. Y tras ese día, en más de dos meses, ambos líderes no han mantenido apenas contacto.
La decisión viene motivada por una frase del líder del PP, que acusó a Sánchez de ser "partícipe y responsable" del golpe de Estado que, según él, han perpetrado los partidos independentistas. Sin embargo, Casado no aclaró cuando se dio ese golpe, ya que quien gobernaba era el PP durante el referéndum del 1 de octubre del año pasado y la declaración unilateral de independencia, a la que siguió la aplicación del artículo 155 de la Constitución por consenso entre PP, PSOE y Ciudadanos.
Casado hizo estas afirmaciones en el debate que tuvo lugar por la mañana en el Congreso, lo que motivó las serias advertencias de Sánchez, que le exigió que retirara sus palabras. "¿Mantiene esas palabras sí o no? Si las mantiene, usted y yo no tenemos nada más de qué hablar", dijo Sánchez.
Tres veces le advirtió, pero Casado no las retiró. En la sesión de control al Gobierno que siguió al debate sobre la UE y Arabia Saudí, el líder del PP se limitó a hablar de un "golpe al Estado" y a responsabilizar a Sánchez de él, como es también responsable de la creación o destrucción de empleo.
Enfado en Moncloa
Las palabras de Casado sentaron muy mal en el Gobierno, que al final del día ha decretado esa ruptura. "Las relaciones con el presidente del PP, Pablo Casado, están rotas. Consideramos que ha perdido el respeto institucional", explicaron fuentes de Moncloa.
La decisión no tiene precedentes, pero el equipo del presidente no ha querido precisar qué significará ese divorcio ni en qué se plasmará. Sánchez y Casado no se ven desde el 3 de agosto y en el PP aseguran que la comunicación es prácticamente inexistente desde entonces. Por ese motivo, ¿qué hay que romper o qué cabría salvaguardar?
Tradicionalmente, el Gobierno y el PP pactan asuntos nucleares sobre el funcionamiento del Estado, como las leyes electorales, que definen el campo de juego de la representación política, las reformas de la Constitución o, en algunos períodos de la democracia, la política Exterior, de Defensa o antiterrorista. Sin embargo, desde la moción de censura, entre el PP y el PSOE no ha habido entendimiento. La temperatura política no ha dejado de subir.
La reacción del PP
Fuentes del PP salieron al paso con rapidez. "El que se hace el ofendido ha perdido el debate. España le pide a Sánchez que rompa con los que están en la cárcel por intentar un golpe al Estado, no con el PP, que le ofrece los votos del Senado para aplicar el 155 y restaurar el orden constitucional en Cataluña", explicaron las mismas fuentes.
El debate de este miércoles fue muy bronco, con acusaciones sobre la vergüenza, los escrúpulos, la irresponsabilidad o el radicalismo que volaron de escaño en escaño. La frase de Casado sonó para muchos socialistas como la de Mariano Rajoy en 2005, cuando acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de traicionar a los muertos, o como la de Pablo Iglesias durante la investidura fallida de Sánchez, donde le pidió alejarse de la "cal viva" de Felipe González, en referencia al terrorismo de Estado de los GAL.
En su intervención, Sánchez cargó duramente contra Casado, al que asoció a Rivera como "mellizos" de la derecha española a los que le había salido un "trillizo" en Vox.