"Egoísta", "egocéntrico", "manipulador", "arrogante", "impulsivo", "mentiroso", "astuto", "irresponsable", "sin remordimiento, culpa o vergüenza". Los psicólogos que evaluaron en la prisión de Zuera (Zaragoza) a Igor el Ruso, el asesino confeso de dos guardias civiles y un ganadero en Andorra (Teruel) el 14 de diciembre, utilizan un sinfín de adjetivos para alertar de la peligrosidad de un individuo "que tiene poco miedo al castigo".
Según el informe de valoración pericial psicológica aportada a la causa abierta en el juzgado número 2 de Alcañiz, Norbert Feher se escapará "asumiendo riesgos y empleando toda la violencia instrumental necesaria" cuando tenga "la mínima oportunidad de evadirse". Los facultativos advierten de que el criminal no tiene prisa para ejecutar una fuga planeada: "Es paciente, esperará el tiempo que sea necesario".
El análisis psicológico revela que Igor el Ruso actuó con las facultades psicológicas intactas, aunque lo describen como una persona "narcisista, antisocial y psicópata". "No se han objetivado síntomas compatibles con trastornos afectivos unipolares ni bipolares, ni de tipo psicótico, deterioro cognitivo o cualquier otro que pueda modificar su percepción de la realidad, ni sus capacidades cognitivas ni volitivas en relación a los hechos que se juzgan", recoge el informe.
Norbert Feher negó "explícitamente" sentir remordimiento o culpa alguna por los tres asesinatos que cometió. Durante su evaluación, en la que se mostró "hipercontrolado y tranquilo", solo se enfadó cuando se pusieron en duda sus dotes paramilitares. Tras una larga investigación, fue EL ESPAÑOL el medio que reveló hace unos meses la biografía completa de este asesino, plagada de mentiras y medias verdades para fingir una vida de película que nunca protagonizó.
"Elevada autoestima"
Los propios facultativos lo describen como una persona con una "elevada autoestima" y muy manipulador, capaz de moldear la realidad a su antojo. "Modifica datos sin interés en la causa, como puede ser el número de hermanos", y mantiene actitudes de "suspicacia" y "desconfianza" propias de una persona "disocial".
Durante la sesión de evaluación, el criminal serbio se mostró participativo y colaborador, aunque solo contestó a las preguntas que quiso, las que pensaba que no le perjudicaban en el proceso judicial abierto. En esa conversación demostró también tener "facilitad de palabra" y "encanto superficial, con habilidades socialmente desarrolladas". Los analistas lo definen como un "psicópata primario": un tipo "sociable", "creativo" y "activo" -ha leído más de cien libros en seis meses en prisión-, que solo se relaciona con alguien "si le aporta algo", motivado por el control y el poder, con la autoestima por las nubes, tranquilo, sin sufrir ansiedad y con una agresividad "instrumental", "fría", "calculada".
Disparó a conciencia
Los psicólogos destacan un rasgo de la personalidad compatible con un "trastorno narcisita de la realidad". Igor el Ruso relató haber sido dueño de una vida "delicuencial", con relaciones sociales "superficiales", sin "vínculos profundos". Este diario también reveló cómo Feher recomendaba a su círculo más íntimo vivir sin cargas familiares. "Un verdadero criminal no puede tener familia. Solo se puede tener a sí mismo", relataron a este diario fuentes cercanas al asesino.
Los psicólogos alertan de que el asesino no disparó a sus víctimas por un impulso, sino que lo hizo conscientemente, sin sentir ningún tipo de apego por los fallecidos ni ningún remordimiento después. "Es capaz de mantenerse bajo control si así le conviene, dada su baja tendencia a la ansiedad y el miedo". Feher se describió ante los examinadores: "Me perfecciono a mí mismo. No tengo barreras".