Los audios de Villarejo han provocado el distanciamiento definitivo entre Mariano Rajoy y quien fuera su secretaria general, María Dolores de Cospedal, durante casi una década. Tras escuchar los audios en los que Ignacio López del Hierro dice al excomisario Villarejo que "el jefe está de acuerdo" en encargarle "trabajos puntuales" sobre rivales políticos, el expresidente del Gobierno se ha desvinculado completamente de estas prácticas.
Las escuchas en las que se da a entender que Rajoy autorizaba a Cospedal espiar a personas como el hermano de Alfredo Pérez Rubalcaba o su propio compañero de filas, Javier Arenas, han sentado como una bomba en el seno del PP. El expresidente ha desvelado a su círculo más íntimo que nunca fue informado por Cospedal de esos encargos "puntuales" a Villarejo. Rajoy no ha escondido el malestar profundo que siente por conocer esta información apenas cinco días después de la muerte de su padre, Mariano Rajoy. La propia Cospedal se acercó al tanatorio a dar al pésame a quien fue su jefe, pero fue la gran ausente en el funeral en el que el presidente del Gobierno sintió el aliento de quienes fueron sus colaboradores más estrechos durante su época de presidente.
Los allegados al presidente del Gobierno han levantado un muro para proteger a Rajoy de las prácticas usadas por el matrimonio López del Hierro-Cospedal en la sede de Génova. "Rajoy nunca hubiera autorizado espiar a Arenas, una persona de su máxima confianza", reflexionan las fuentes consultadas, que cierran la polémica con otra rotunda afirmación: "El presidente no sabía ni que Rubalcaba tuviera un hermano".
Arenas: "El PP es mi partido"
El distanciamiento de Rajoy con Cospedal evidencia que los "trabajos puntuales" que López del Hierro encargó a Villarejo era para que el matrimonio manejase información de primera mano sobre Arenas, el enemigo íntimo de la exsecretaria general en el PP. El andaluz hablaba por primera vez de este caso este martes en el Senado, donde se limitó a decir que "el Partido Popular es mi partido y lo mejor que puedo hacer es no hacer ningún comentario".
Por su parte, Pablo Casado ha aprovechado un acto en el Senado para rechazar "cualquier práctica del pasado que nos pueda avergonzar". El presidente del PP no mencionó directamente a Cospedal, pero marcó distancias para que los asuntos turbios del pasado no ensombrezcan su mandato. "Nuestro compromiso con la ejemplaridad, la transparencia y rendición de cuentas tiene que ser absoluto. En este partido no se tolera la corrupción ni prácticas que no sean ejemplares aunque no conlleven ningún tipo de delito de corrupción".
Una conversación "bochornosa"
La conversación entre Cospedal, López del Hierro y Villarejo ha sido interpretada en la dirección nacional del PP como "bochornosa", "impropia" de un partido que aspira a recuperar el Gobierno. De momento, la dirección nacional no pedirá el escaño a Cospedal, que ha pedido tiempo al presidente para retirarse definitivamente de la política.