La dirección nacional del PP ha respondido a la durísima despedida de María Dolores de Cospedal. Antes de dar el portazo definitivo, la exsecretaria general del PP advirtió a los nuevos dirigentes que "un partido que no es capaz de defender a los suyos cuando está siendo injustamente atacado no pueden esperar a que los ciudadanos confíen en él". La réplica le ha tocado al vicesecretario de Organización, Javier Maroto, que ha recordado en una entrevista radiofónica que aquellos "que no entiendan que la conducta en nuestro partido tiene que ser limpia, ejemplar y transparente no caben en el PP".
La dureza con la que la dirección nacional se desmarca de la que fue secretaria general del PP durante una década no ha gustado en todos los estamentos del partido. De hecho, personas de la máxima confianza de Cospedal como el exministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y el de de Justicia, Rafael Catalá, han dicho que la renuncia de su compañera les provoca una profunda "tristeza".
Catalá ha defendido que las escuchas en el despacho de Cospedal entre ella, su marido y el excomisario Villarejo se ha demostrado que no había "ninguna actividad ilegal" y que ella solo intentó "tener información de si se estaban produciendo algunas actuaciones irregulares". Zoido, que apoyó activamente a Cospedal en las primarias por la presidencia del partido, también trató con cariño a su compañera. "No nos consta que se investigara, que se encargara nada y no habría motivo para hacerlo".
La dirección nacional, sin embargo, levantó un muro inquebrantable entre el presidente y Cospedal para que Casado no se viera perjudicado por las escuchas. Génova ha aprovechado la salida de Cospedal para exhibir que el Partido Popular es un partido nuevo, comprometido únicamente con sus afiliados y libre ya de su pasado. "¿Me pregunta que si me parece adecuado espiar a un compañero? No, tajante", dijo Maroto este jueves. A su juicio, la exsecretaria general "erró en su actuación".
"No vale mirar para otro lado"
La dirección nacional que salió del congreso en el que se despidió Mariano Rajoy apuesta por la limpieza, la transparencia y la honradez como señas de identidad. "Sin esto no hay proyecto ideológico posible. Una alternativa liberal de centroderecha solo es creíble desde la honestidad", remachó. "No valen medias tintas ni mirar para otro. Hemos decidido pasar página con todas las consecuencias".
La dureza del mensaje de Génova alivia a las bases pero ha sido interpretado entre un sector afín a la exsecretaria general como "demasiado duro. Es verdad que es éticamente reprochable, pero que se tenga que ir así, por la puerta de atrás, cuando ella hizo tanto por este partido... es excesivo y a lo mejor estamos creando un clima perverso: echar a personas sin cometer una ilegalidad simplemente para no perjudicar al resto. ¿Y si luego se demuestra que no se encargó nada? ¿Quién devuelve la honorabilidad a esas personas?", se preguntan los escépticos con esta decisión tan categórica de romper con el pasado.
El mismo guion
Los defensores de Cospedal recuerdan que ella siempre apostó por defender a aquellos compañeros que estaban siendo injustamente atacados. Ella fue, de hecho, el principal apoyo de Cifuentes hasta que filtraron el vídeo de las cremas. También pidió una reflexión interna tras la muerte repentina de su compañera y amiga Rita Barberá en un hotel muy próximo al Congreso de los Diputados. Entonces la exalcaldesa de Valencia era senadora en el grupo mixto. Semanas antes rompió el carné del PP cuando la repudiaron. "Quién le iba a decir a ella que en su salida se repetiría el guion", se lamentan.
La nueva dirección, sin embargo, ha decidido mirar hacia adelante y nunca más para atrás. Maroto reconocía este jueves que los más de tres millones de votantes que ha perdido el PP se han fugado ya no solo por los casos de corrupción que han anidado en el seno del partido, "sino por la reacción que se ha tenido ante ellos". A su juicio, la gente busca "una respuesta definitiva" y que no "se mire hacia otro lado". Es lo que ha hecho Pablo Casado con María Dolores de Cospedal, que reconocía en su despedida que ya tenía pensado abandonar la política en unos meses, aunque "a veces las circunstancias imponen otros tiempos".