Esta semana, el exterrorista Arnaldo Otegi sugirió una alianza de independentistas vascos, catalanes y gallegos para las elecciones europeas. Pasados los días, se supo que el rechazo de Esquerra Republicana a ir de la mano de la Crida del fugado expresident Carles Puigdemont hacía morir el intento antes de nacer. Y ahora, Puigdemont agradece que este sábado, el líder de Sortu marcara como línea roja que "o todos o ninguno".
Puigdemont considera que la oferta de Otegi de acordar un "programa de mínimos" entre vascos, catalanes y gallegos para presentarse a próximas citas electorales, empezando por "las europeas", es una "propuesta inteligente" porque "puede ser disruptiva en la fórmula política sobre la que se ha asentado el Estado español".
En una entrevista al diario Gara, recogida por Europa Press, Puigdemont se refiere a la Crida Nacional per la República, movimiento político para formar un partido independentista catalán, presentado en julio de 2018, y precisa que "más que la unión de las siglas políticas", lo que les interesa es que "gente de espacios políticos diferentes entienda que es el momento de buscar una actuación conjunta". Así, subraya que la Crida "no apela a partidos, apela a ciudadanos".
En este sentido, valora la propuesta de Arnaldo Otegi de candidaturas unitarias entre soberanistas y afirma que, "teniendo en cuenta que nosotros defendemos la máxima unión política en este momento, ésta es una propuesta que entra de lleno en este espíritu". Según afirma, "el sumar el máximo de fuerzas posibles de lugares muy diversos que, aunque en algunos temas podemos tener ideas muy distantes, coincida en aquello que es fundamental como el derecho a la autodeterminación y las libertades básicas, puede hacer escuchar una voz que existe, que es potente y que tiene mucha capacidad para intervenir en la política europea".
Por ello, considera la de Otegi una propuesta "inteligente que puede ser realmente disruptiva en la fórmula política sobre la cual se ha asentado el Estado español".
Tras afirmar que "hoy España no pasa los estándares de calidad democrática", considera que hay que ser humildes, dejar partidismos a un lado y entender que es un momento de una gran trascendencia que pide también decisiones transcendentes". "Si no, quizá no es verdad que estamos dispuestos a hacerlo todo para implementar la República, porque hay unos esfuerzos que no cuestan sangre, ni cárcel, ni exilio", advierte.
Por otro lado, dice que con el PNV contempla "alianza en cualquiera de los escenarios", aunque considera necesario ver "cómo enfocamos el debate de las elecciones europeas en un contexto de gran trascendencia histórica para Catalunya y para Europa". "Si la propuesta que hacemos a los ciudadanos es la misma que cuando no había este reto, no sé exactamente qué mensaje estamos dando. Si no somos capaces de ir juntos en un desafío como el que tenemos planteado, creo que tenemos que hablar muy seriamente de cómo pensamos y cómo explicamos a la gente que podemos hacer aquello que le dijimos que haríamos el 21 de diciembre", remarca.
Preguntado por si la postura del lehendakari, Iñigo Urkullu, planteando un esquema de 'resistencia y de aguantar la autonomía que se tiene' haría difícil llevar un programa común a Europa, Puigdemont afirma que ellos también están en "una lógica de resistencia, pero ante la amenaza de una involución democrática, quedarse pasivo es recular". "Y ante el autoritarismo, tenemos que pasar a la ofensiva. Manteniendo una posición, entre comillas, conservadora e indolente ante los efectos de la represión, el autoritarismo y la regresión democrática, difícilmente desincentivaremos a los represores y a los antidemócratas. Al revés, la historia nos dice que pasa lo contrario", advierte.
En ese sentido, afirma que "la regresión de derechos fundamentales en Catalunya amenaza a toda Europa, también a la sociedad vasca, naturalmente", porque "una represión que triunfe en Catalunya es una carta blanca al Gobierno español para parar cualquier tipo de demanda ya no de independencia, sino de mejora de autogobierno". Por eso, insiste en que "es mejor que pasemos más a la acción que no dedicarnos a administrar de manera conservadora una realidad que sabemos, y aquí creo que compartimos el análisis, que es una amenaza para los demócratas".
1 DE OCTUBRE
El expresidente catalán destaca, como 'legado y lecciones' del 1 de octubre, "la determinación de la gente y la fuerza del pueblo de Catalunya cuando se moviliza" y afirma que "solo conseguiremos aquello que nosotros nos propongamos, que no nos vendrá nada dado desde fuera, ni por parte del Estado español ni por parte de la comunidad internacional". Además, dice que España "no está a la altura ni en un contexto de crisis transcendental, no entiende el desafío y prefiere el trilerismo".
"No nos podemos volver a creer nunca más la intención de diálogo de España, si no hay una verificación y la participación de un tercer actor", advierte, para explicar que valoró la opción de las elecciones porque, "en aquel momento, conocida ya la literatura del 155, que era un verdadero golpe de Estado avalado por el Rey, creía que se nos haría muy difícil poder gestinar el despliegue de la República, sobre todo si queríamos prevenir una confrontación".
"Y creía que unas elecciones nos permitirían capitalizar aquella suma de activos acumulados durante el mes de octubre y aumentar un grado más nuestra fortaleza ante el Estado. Pero para eso eran necesarias unas condiciones de normalidad y que no se aplicase el 155, que no existiese la intimidación de los miles de policías. Se debía levantar la intervención financiera y se debían liberar a los Jordis. Ninguna de estas garantías fue atendida, yo no podía firmar el decreto", explica, para considerar que "una convocatoria de elecciones en un contexto de rendición hubiera invalidado el mandato del 1-O".
Sobre el referéndum, precisa que "no estamos hablando de cifras, porque si estuviésemos hablando de cifras, haría tiempo que estaríamos sentados en una mesa de negociación", y señala que "implementar la República es un mandato parlamentario, un mandato electoral del 1 de octubre y del 21 de diciembre".
"Eso es irrenunciable, porque además, eso es lo que explicamos a los electores. No puedo concebir que ninguna opción política que se haya presentado a las elecciones catalanas pidiendo el voto para implementar la República renuncie hoy a hacerlo. Y continuar ensanchando el espacio ciudadano que da apoyo a la independencia también es necesario", afirma, para considerar "una gran irresponsabilidad abonar la fragmentación del independentismo".
Puigdemont insiste en que "el 1 de octubre se hizo porque fuimos juntos" por lo que "es inasumible continuar desplegando República desde la división", ya que "si queremos República y queremos continuar sumando gente, solo se puede hacer desde la unidad". Se me hace difícil sumar gente desde la división.
"Lo que tenemos que entender es que, si tenemos una fortaleza como pueblo, esa es la unión. Si la política, o una parte de la política, quiere ir por un camino diferente al que la sociedad nos pide, tiene legitimidad para hacerlo, pero tendrá que explicarlo. Y tendrá que explicar las consecuencias que tiene eso en el proceso de independencia", mantiene.
JUICIO
En relación al juicio por el 1-O, dice que "solo hace falta esperar la absolución" porque "no hay ninguna otra salida justa". A su entender, "toda la construcción de este caso, falaz y perverso, tiene el objetivo de intimidar, disuadir, castigar y vengarse de una generación de políticos catalanes que han osado desafiar al Rey y al Estado".
"Esto nos obliga a ser muy pesimistas, pero veremos cómo arranca el juicio, porque el Estado no podrá quedar impune al juicio que hará el mundo de este proceso, nos encargaremos de subrayar las flagrantes violaciones de derechos fundamentales", añade, para afirmar que del presidente del Gobierno, Pedro Sanchez, no cabe esperar nada, porque "15 años después, va a volver a proponer un Estatut que no pide nadie y que no tiene los diputados suficientes ni siquiera para iniciar su tramitación".