José Félix Tezanos, catedrático de Sociología, forma parte de la Ejecutiva Federal del PSOE como secretario de Estudios y programas desde 2017. Su marcado perfil político, de herencia guerrista, no supuso ningún problema para que Pedro Sánchez le nombrara en julio de este mismo año presidente del CIS, aunque su claro sesgo ideológico y los reiterados fracasos de sus encuestas para la fundación Sistema, le hacía el menos idóneo para presidir una prestigiosa institución cuya esencia, precisamente, son las encuestas libres de sesgos.
De forma frívola e infantil, Ferraz creyó que era una oportunidad. Un hombre de la casa, manejando la opinión pública. Y Tezanos cayó en la trampa. En sólo dos semanas cambió al equipo directivo por uno suyo, y repartió instrucciones: Hay que ayudar a los nuestros. A partir de ahora los barómetros de voto será mensuales, y yo mismo daré los resultados finales. Cambiaré el método según mejor vaya a los intereses de la casa. Y si alguien duda, no pasa nada, daremos una explicación enrevesada que nadie entenderá. El pueblo llano no entiende de fichas técnicas. Aquí el que más sabe de encuestas soy yo y será fácil colar lo que queramos. Crearemos la ficción de que el PSOE está fuerte, y eso mantendrá la moral alta hasta las próximas elecciones (debió pensar).
Del dicho al hecho. Lo intentó hasta tres veces, en las encuestas de septiembre, octubre y noviembre de este año, pero no contó con que en el epicentro de la democracia 3.0 ya no valen estrategias de manipulación masiva. Las redes sociales y la nueva generación de politólogos y sociómetras saben de modelos, de prospectiva, de simulaciones, de algoritmos en R, de mapeos, metadatos y visualización compleja de big data. No se puede engañar a tantos durante tanto tiempo.
En septiembre dio al PSOE 5 puntos más de lo que le correspondía. Lo denunciamos en estas mismas páginas. En octubre, unos escandalosos 6 puntos. Y lo volvimos a denunciar ya con datos y análisis paralelos. El rechazo se hizo viral, entraron estudiantes y periodistas a poner en duda sus métodos, casi ningún medio salió en su defensa, pero faltaba alguna prueba más tangible y evidente. Y ésta llegó con la estimación a las elecciones andaluzas.
A finales de noviembre -hace sólo dos semanas- vaticinó que el PSOE andaluz sacaría la friolera de un 37% de voto y 47 escaños, es decir, incluso más de lo que había sacado en 2015, cuando el resto de empresas e institutos daban bajadas muy considerables. Éramos legión los que estábamos esperando el dato final: 28% y 33 escaños. Tezanos le había regalado al PSOE, sin ningún tipo de pudor, 9 puntos más y 14 escaños, alimentando titulares que hacían a Susana Díaz vencedora hegemónica de toda Andalucía.
No es sitio aquí de volver a entrar en los detalles metodológicos de su fiasco, pero la sensación de ridículo institucional y académico es tal, que por ética profesional nos vemos obligados a argumentar al menos tres motivos por los que Tezanos debería irse cuanto antes, por el bien de la institución que preside y por el bien de su propio prestigio académico.
1.- Por ignorancia
Hoy en día los modelos de estimación de voto están bastante depurados, y siempre que se cuente con la suficiente sinceridad del encuestado es fácil acercarse al resultado final, aunque sea dentro de una horquilla razonable. Para ello, existen algoritmos de ponderación e imputación de indecisos de fácil implementación informática. Tezanos no sólo ha despreciado estos métodos, sino que en las entrevistas que ha dado se ha jactado de que ningún método es fiable y de que las encuestas fallan siempre. Una paradoja sin sentido contra él mismo, contra su trabajo y contra su cátedra difícil de entender.
2.- Por desprecio a la deontología profesional
Ya en primero de carrera se estudia que todo método científico debe tener como uno de sus principios irrenunciables el de replicabilidad, es decir, de transparencia. Cualquier manipulación de variables o cualquier técnica aplicada debe estar suficientemente explicada para que cualquier otro investigador puede aceptar o rechazar las conclusiones usando la misma metodología. Es algo sagrado desde Galileo, hace unos cinco siglos.
Tezanos ha utilizado las fichas técnicas de las encuestas como elementos de distracción, cambiándolas a placer en cada una de las tres encuestas publicadas, bajo una ceremonia de la confusión donde a veces dice que usa la intención directa de voto, otras veces la simpatía, otras las dos, y otras ninguna. A fecha de hoy, nadie sabe a ciencia cierta en qué consisten sus cálculos, y en ninguna de las tres encuestas publicadas coincide el resultado con el método descrito.
3.- Por poner en riesgo el prestigio del CIS
Las encuestas del CIS, y sus microdatos, son usados por centenares de investigadores de todo el mundo como fuentes primarias para elaborar hipótesis, realizar estudios, ensayos y tesis doctorales. El CIS es la película de la sociología española desde finales de los años sesenta. Es la historia de la opinión pública. Un tesoro que es patrimonio de todos. En ningún caso queremos poner en duda la calidad de estos datos brutos ni la profesionalidad de las personas que los recolectan, depuran, clasifican y tabulan. Pero de seguir sobrevolando las dudas sobre cómo y porqué hay errores tan elevados en las estimaciones, así como su supuesta intencionalidad, el CIS pronto acabará siendo una institución sin ningún valor. Por poner un ejemplo: imaginen las consecuencias si se sospechara que el dato del paro o del IPC son arbitrarios.
4.- Por poner el CIS al servicio de un partido
Es muy español dudar de la intencionalidad ideológica de cualquier decisión cuando el que la toma ha sido elegido por un político. Y del CIS siempre se ha dicho que sus datos y conclusiones benefician al partido en el gobierno. Sin embargo, puedo constatar que eso no es así.
Los que hacemos investigación analizamos minuciosamente los datos que recoge el CIS y comprobamos que las estimaciones, más o menos, tienen un tratamiento objetivo. Así ha sido durante más de treinta años. Hasta la presente presidencia, cuando, casualmente, las únicas tres veces en que se han hecho públicos unos datos han beneficiado de forma exagerada al partido que ha nombrado a su presidente. Aunque pensamos que el efecto está siendo el contrario, y todo lo dicho perjudica a sus actores, Tezanos debería irse para salvar su honor de catedrático, que nunca debería haber puesto en riesgo.
*** Gonzalo Adán es director de SocioMétrica.