24 de diciembre, San Sebastián. Día corto de trabajo. Como mucho hasta las seis o las siete de la tarde. Por la mañana, el periódico: Diario Vasco. Gesto mecánico, las monedas a cambio del papel y la tinta. José María Múgica, de camino al despacho, extiende la sábana y se topa con la fotografía de portada. No está muy lejos del lugar donde un terrorista asesinó a su padre, Fernando, con un tiro en la nuca.

Esta es la "noticia" que encuentra, la que le mantiene anclado en mitad de la calle: Arnaldo Otegi -miembro de ETA en los años del plomo, condenado por un secuestro y pertenencia a banda armada- cocina en los fogones junto a Idoia Mendia, secretaria general del PSOE en el País Vasco, máxima representante de las ideas que costaron la vida a Fernando Múgica Herzog en febrero de 1996.

José María, todavía militante socialista, no comprende. ¿Por qué Mendia confraterniza con alguien que no ha condenado el asesinato de su padre? ¿Por qué la líder socialista celebra la "normalización" con un hombre que ni siquiera se ha disculpado por la sangre derramada? Estas preguntas llegarán minutos después. Ahora, José María sigue de pie con el periódico en las manos. Cuando reacciona, entra a un bar para tomar un café. La foto, sobre la mesa. No es capaz de leer el reportaje que la acompaña: la Nochebuena que une a PSOE, Podemos, Bildu y PNV.

Portada del Diario Vasco con Mendia (PSE), Otegi, Andoni Ortuzar (PNV) y Lander Martínez (Podemos).

"No sabría cómo definirlo... Fue un choque tremendo. De verdad, me sobrepasó. Claro que soy consciente de las alianzas del partido en el Congreso. Pero, ¿esto? No me lo esperaba", relata José María en conversación con este diario.

A la primera pregunta, el hijo de Múgica responde: "Sentí asco". Pero luego se cuelga del recuerdo y se ve obligado a rebobinar: "No, no. En realidad el asco vino después. Primero fue la parálisis. Me quedé parado".

La noche del 24, José María, que recibió en herencia el apodo de su padre, "Poto", cenó con sus hermanos y su madre, Mapi. Aquella mesa fue el contrapunto a los fogones de Mendia y Otegi, el reverso de la fotografía publicada. Rubén evoca la ironía de su padre cuando descuelga el teléfono: "Yo respondo lo que usted quiera, pero la estrella es mi hermano". A Rubén la portada del Diario Vasco le llegó vía Whatsapp. Se quedó en silencio. Repetía: "Qué bochorno, qué bochorno".

"No en mi nombre"

Reunidos en el salón, José María ya había tomado una decisión: el PSOE no seguiría siendo su partido. Por lo menos, no este PSOE. Aunque envió su carta a la dirección el 26 de diciembre, ya rumiaba en su cabeza el "no en mi nombre" con el que se despidió. "¿La Nochebuena con Otegi? No, nunca. No en mi nombre".

En casa de los Múgica faltaba una silla, la de Fernando. "Mi madre, otro año más, no pudo cenar con su marido. Mis hermanos y yo no pudimos cenar con mi padre. Los nietos ni siquiera conocieron a su abuelo", se le resquebraja la voz a José María. Y luego vuelve a la foto: "Estamos hablando de Otegi, la reencarnación del mal, lo peor de lo peor, no encuentro otras palabras".

Aquella noche, los teléfonos de los Múgica no dejaron de sonar. "No diré nombres, pero recibimos un montón de llamadas. De los grandes dirigentes históricos del PSOE y de afiliados de base. Percibí una marea socialista de rabia y solidaridad", cuenta José María. Fueron tantas las llamadas que no sabe si una de ellas corresponde a Idoia Mendia: "Si le soy sincero, como no tengo su móvil, no tengo ni idea".

Sánchez "no encuentra polémica en la foto"

Pedro Sánchez, en rueda de prensa, reiteró que no encontraba "elementos de polémica en la fotografía". "No comprende lo que significa Otegi y lo pagará caro", resume José María. ¿Y Zapatero? "Decir que Otegi contribuyó a la lucha contra ETA está en el terreno de la extravagancia".

Como cada diciembre, los Múgica, de religión judía, levantaron el auricular para felicitar las fiestas y el año a otras víctimas del terrorismo: "La gente estuvo muy cariñosa con nosotros. Fue más especial todavía". Al tío Enrique -ministro de Justicia con Felipe González entre 1988 y 1991- no se lo quisieron decir el mismo 24: "Fue mejor esperar. Ahora ya se ha enterado y ha sido muy duro, también le ha dejado tocado".

No se trata de la fotografía en sí misma, coinciden los dos hermanos, sino del concepto: "Subyace un propósito evidente de blanqueo y desmemoria. Eso sólo se puede combatir honrando a las víctimas, combatiendo el proyecto del odio".

La cocina, "lugar simbólico"

Rubén aporta este detalle: "Además, las cocinas son lugares muy simbólicos para los vascos. Son lugares de encuentro, donde quedan sellados vínculos personales muy fuertes. Ver en un sitio así a la líder del PSOE en el País Vasco de compadreo con un criminal...".

A José María y Rubén su padre les enseñó que no todas las ideas son respetables: "Lo llevamos en la piel. ¿Cómo vamos a respetar un odio que propaga el crimen? ETA no es otra cosa que los asesinatos del fascismo, igual que ocurrió décadas antes en Europa. Si perdemos la memoria, no tendremos futuro".

La historia de los Múgica es memoria en sí misma. La parte hebrea fue asesinada por el nazismo; y la variante española, represaliada por el franquismo. Luego llegó el atentado contra Fernando. "Da igual el lugar o el color, son distintas caras del fascismo", zanjan José María y Rubén.