Queda ya poco para que Pablo Iglesias presente en el Congreso su ley integral para la regularización del cultivo, comercio y consumo del cannabis en España. "Debemos ser inteligentes y aprovechar las oportunidades de ser los primeros", defiende el líder de Podemos. ¿Los primeros? Al menos lo seríamos en Europa, si descontamos que en los Países Bajos existe una regulación para el consumo lúdico del cannabis: las marihuanas, hachís, pólenes y otros derivados de la planta del cáñamo.
Sin embargo, si se cumplen las previsiones de Podemos, lo más probable es que no sea Pablo Iglesias quien defienda públicamente el proyecto. Durante los tres primeros meses de 2019, estará de baja por paternidad, como antes lo ha estado su pareja y portavoz del grupo parlamentario, Irene Montero. En este lapso de tiempo se sustanciarán las posiciones del partido ante las elecciones municipales, autonómicas y europeas de mayo, se debatirán y quién sabe si aprobarán los Presupuestos Generales en el Congreso... y se verá si la "alerta antifascista" proclamada la noche del 2-D tras el batacazo en Andalucía tenía sentido.
Entretanto, las líneas maestras de Podemos para el año 2019 vienen marcadas por tres ejes muy concretos: el modelo de Estado -república-, el modelo económico -intervenir los mercados "tensionados" o simplemente "injustos"- y las iniciativas para marcar agenda política -legalizar el cannabis-.
La república
El pasado 6 de diciembre, los diputados de Unidos Podemos fueron por primera vez en masa a los actos de celebración del aniversario de la Constitución en las Cortes. Alberto Garzón no lo hacía desde 2011, año de la reforma exprés del artículo 135. Iglesias sólo había acudido en las ocasiones en que le convino electoralmente: 2015, como candidato, y 2017, para desmarcarse del independentismo catalán de algunos de sus socios de En Comú Podem.
El caso es que lo hicieron todos con una insignia a favor de que España se convierta en república, con características "libertarias y feministas", y no aplaudieron la intervención de Felipe VI, a quien relacionan en cada ocasión con la "corrupción" de la que acusan a su padre, y con "el tráfico de armas a dictaduras totalitarias como Arabia Saudí".
Garzón había diagnosticado sólo tres días antes de ese 6-D que el antídoto contra la irrupción de Vox "es la república federal". E Iglesias insistía en respetar a la persona del Jefe del Estado pero no su condición, "porque ha sido puesto ahí por fecundación, no por elección".
Mercados controlados por el Estado
A Pedro Sánchez se le pudieron atragantar las uvas el 31 de diciembre si leyó el hilo de Twitter que dejó Pablo Iglesias como matasuegras final del año. Le dijo, vía redes sociales, que ya estaba harto de que incumpliera sus compromisos firmados en la ceremonia solemne del 11 de octubre en la Moncloa. Aquel día, felices y orgullosos, los dos dirigentes se comprometieron a sacar adelante un acuerdo de cuentas públicas que incluía medidas mucho más allá de las meramente económicas.
Fuentes de la dirección de Podemos se mostraban orgullosas de haber "arrancado" al Gobierno compromisos políticos "más parecidos a un programa de gobierno que a unos simples Presupuestos". De ahí la ofensiva mediática bajo la etiqueta de #LasEléctricasTeRoban de la última semana de diciembre. Y de ahí la advertencia de Iglesias avisando del fin de su colaboración con Sánchez si sus medidas para controlar la subida de los precios de la vivienda -sobre todo en el mercado del alquiler- no cumplían con lo prometido de "dar poder a los ayuntamientos para intervenir los precios máximos".
No ha habido respuesta del Gobierno al desafío más allá de las respuestas de la ministra de Economía, Nadia Calviño, en La Vanguardia dejando claro que en los planes del Consejo de Ministros no entra la intervención de los mercados. Claro, que Calviño forma parte de esa "ala de derechas del Gobierno" a la que se refiere Podemos cuando dice que "el PSOE al final es el PSOE" y que "no te puedes fiar de ellos".
El cannabis como oportunidad de negocio
"La pregunta no es si se va a regularizar, sino quién será el primero", apunta Iglesias en relación al uso del cannabis, algo que fuentes de organizaciones tan serias como Proyecto Hombre, por ejemplo, califican de "un error".
El grupo parlamentario de Unidos Podemos prepara para principios de este año una batería de iniciativas que le permitan marcar la agenda en ese sentido. "La idea es que el Estado otorgue licencias y sustituya en todos los aspectos al mercado negro". Es decir, tomar el control administrativo del cultivo, la distribución y el consumo de cannabis no sólo a nivel terapéutico -como sí defiende Ciudadanos-, "pasando a tener en cuenta los estudios que demuestran su utilidad y beneficios como apoyo en el tratamiento de determinadas enfermedades", sino a nivel lúdico: "No tiene sentido que uno se pueda tomar unas cervezas, un cubata o unos vinos, pero no pueda consumir cannabis sin ser estigmatizado por ello", defendió Iglesias el pasado octubre en el Congreso.
Pero sobre todo, Podemos vende los beneficios de esta industria como oportunidad. "Si somos los primeros, tomaremos ventaja", dicen las fuentes. Consideran en el partido que, tomando el control de la industria del cannabis, los ingresos vía impuestos podrían ser muy interesantes "para la Sanidad y la Educación". Es más, defienden que "bajaría el consumo entre los jóvenes", si bien no queda claro si este dato lo tienen contrastado con estudios. Como tampoco ha dejado claro aún, a falta de texto legal, si cuando Iglesias ha hecho referencia a “una industria estatal de producción" se refiere a que el cannabis forme parte de alguna manera del sector público industrial.