La estrategia de Ciudadanos no variará una vez sea investido el Gobierno de Andalucía. Albert Rivera siente más familiar la facción centrista del PSOE que la estridencia de Vox, cuyo programa considera de todo punto "inasumible". Un día después de las firmas que unieron Casado y Abascal para encumbrar a Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta, los liberales siguen advirtiendo: "Nuestro pacto es bilateral. Lo demás es papel mojado".
Las fuentes de la Ejecutiva naranja consultadas por este periódico mencionan la siguiente estrategia: presentar en la Cámara medidas "moderadas y prácticas" para huir de Vox y buscar el apoyo de los socialistas. "Si se oponen, deberán explicar por qué. En los primeros días veremos si el PSOE andaluz es sanchista o susanista". En caso de que Abascal recupere sus reivindicaciones más radicales y la expresidenta mantenga su cordón sanitario ante "el tripartito de la extrema derecha", la legislatura -conciben en Cs- será corta.
El dibujo anuncia un difícil ejercicio de equilibrismo que deberá desempeñar el PP: reconciliar a Ciudadanos y Vox. Un extremo que, a día de hoy, se antoja imposible. La formación en el extremo derecho del tablero se ha comprometido a recuperar sus propuestas originales y el PSOE ya habla de "filofranquismo" cuando se refiere al reciente pacto de investidura. Esa tesitura, desgranan las fuentes consultadas, precipitaría una nueva convocatoria electoral.
"Nos urge testar cuál es la línea del PSOE andaluz. Intentaremos que se retraten. Apelaremos a su sentido de la responsabilidad con medidas muy difíciles de rechazar", cuenta un portavoz autorizado de Ciudadanos a este diario. "Tendrán la oportunidad de demostrar que son un partido de Estado y constitucional". ¿Y si eso no ocurre? "Deberán explicárselo a sus votantes, al electorado".
Los de Rivera no hablan de un veto absoluto a Abascal. Negociarán con "todas las fuerzas del parlamento" en cuanto eche a andar la legislatura, pero son conscientes de que Vox recuperará sus intenciones en relación a la violencia de género o el "derribo de los chiringuitos feministas". Por tanto, la disyuntiva es poco halagüeña: a un lado Vox y al otro un PSOE que torpedeará cualquiera de sus proyectos. Y con el PP... la suma no es suficiente.
En un arrebato de optimismo, arguyen desde Ciudadanos: "En el Congreso hemos aprobado cosas hasta con Podemos. Por eso iremos paso a paso, ley a ley. De verdad, será muy difícil que digan 'no' a las propuestas". Incluso van un paso más allá: "Las noventa medidas que acordamos con el PP son perfectamente asumibles para el PSOE y, por supuesto, para sus votantes".
Juan Manuel Moreno Bonilla será investido presidente el próximo 16 de enero. Obtendrá los apoyos suficientes en mitad de la tormenta, con sus dos aliados enfrentados, en un clima cada vez más desagradable. Hasta ahora sólo se conoce el nombre de un consejero. Javier Imbroda, exseleccionador nacional de baloncesto, se encargará de Educación y Deportes. "Las demás carteras están en el aire y se están delimitando sus competencias".
El retraso de las negociaciones tiene que ver con una de las concesiones del PP a Vox: la creación de una consejería de Familia. Los conservadores no lo ven con malos ojos, pero Ciudadanos se niega a que esta temática capitalice toda una cartera.
En el seno de Ciudadanos, según las fuentes consultadas, hay dudas acerca del criterio que debe guiar la designación de las consejerías. A los naranjas les corresponderá un 50% pero, ¿qué debe primar? ¿El mérito o la paridad?