La maniobra estaba fraguada desde hace tiempo. Cuando el pasado 18 de diciembre Manuela Carmena ofreció la tradicional copa de Navidad en el Patio de Cristales de la Casa de la Villa, Íñigo Errejón y ella ya tenían el plan diseñado. Aunque Pablo Iglesias "no dé crédito", le estaban "ocultando" ya la alianza.
Hace cuatro años, el secretario general de Podemos recuperó a una ex juez de trayectoria política muy escorada a la izquierda y con aspecto de abuelita para la vida pública. La envolvió de una campaña kitsch, la rodeó del culturetismo izquierdoso capitalino, borró todo vestigio morado de los carteles y logró auparla a la Alcaldía de Madrid.
En un solo año, Podemos había pasado de un teatro de barrio con colegas a tener cinco escaños en el Parlamento Europeo y -bajo alquiler con marca blanca- las varas de mando de Madrid, Barcelona, Zaragoza, La Coruña... Siempre se ha considerado el poder municipal como la antesala del estatal, y la llegada en cascada de los llamados "ayuntamientos del cambio" alimentó la imagen.
Antes del verano, harta de las ineficiencias, broncas, destituciones y traiciones de esta legislatura, Carmena se hizo la remolona: "No sé si seguiré, me veo muy mayor", deslizó a la espera de la oleada de peticiones de "¡Manuela, repite!". Así que cuando éstas llegaron, la abuelita tornó en fiera y dio su primera dentellada: "Me presento, pero no con Podemos, ni con IU... haré mi propia plataforma a la que invito a todos".
Era cuestión de tiempo que diera otro bocado. La alcaldesa hizo una demostración de su seguridad y fuerza como cartel electoral cuando apostó por Rita Maestre -su aliada y portavoz en el Ayuntamiento- frente al jefe impuesto por Iglesias en Podemos Madrid Ciudad, el ex Jemad Julio Rodríguez. Esa misma fuerza para enfrentarse al poder orgánico y quedarse con la izquierda madrileña es la que ha mostrado ahora Errejón con su maniobra.
Este jueves, coincidiendo con el quinto aniversario del nacimiento de Podemos, la inocente abuelita se ha tragado sin piedad al lobo. Al jefe de la manada. Como en el cuento de Caperucita, pero al revés.
La conspiración de Navidad
Todo se fraguó entre canapés y cervezas aquel día de las vísperas de Navidad. Los únicos líderes de Podemos que se dejaron ver por allí fueron los errejonistas. Íñigo departió cariñosamente con Manuela, se fotografió con todo el que quiso, hizo confidencias y dejó entrever a quien charlaba con él que su alejamiento de la estrategia morada era cada vez mayor.
Acababa de cumplir años (35) y la celebración le había importado más esos días que las reuniones de la dirección nacional del partido en pleno shock por el descalabro andaluz del 2-D.
Precisamente del fracaso en la confluencia Podemos-IU llamada Adelante Andalucía hablaba la carta de la primera edil madrileña y su nuevo aliado publicada este jueves: "Nos encontramos en un momento decisivo, Andalucía ha sido un toque de atención. Hoy todo el mundo sabe que necesitamos un revulsivo". Y Errejón nunca ha dejado de mostrar sus dudas de que esa coalición sea la correcta: "Tenemos que sumar, pero no sólo con IU", dijo Errejón aquel día navideño.
Más Madrid, la marca bajo la que se presentará Errejón, es la inventada por Carmena para superar la de Ahora Madrid, en la que le impusieron por cuotas nombres procedentes de Podemos, de IU y de movimientos sociales. Y ahora, para superar Podemos.
Madrid, doble conflicto
La alcaldesa quiere forjar un equipo a su medida y, sí, contar con esas formaciones políticas, pero eligiendo ella los nombres y los puestos para cada uno. Además de integrar otros movimientos... incluido al PSOE, al que tanteó. Y el examigo de Iglesias se ha subido al carro. A ver quién le dice que eso no es "confluencia".
Pero en la formación morada ya lo consideran rival político, según confirman fuentes de la dirección. Y a la alcaldesa la empiezan a mirar con resquemor: "El nuevo proyecto de Manuela se parece muy poco al de Ahora Madrid de hace cuatro años", dice Iglesias en la carta de respuesta al desafío.
"Manuela es la mejor candidata, pero debe recordar que sin Podemos no sería alcaldesa", ha repetido Iglesias cada vez que le preguntaban por los problemas en Madrid. "Errejón no sería candidato si Pablo no le hubiera puesto el pulgar hacia arriba salvando su vida política en el circo romano de Vistalegre II", remarcan fuentes cercanas a la dirección de Podemos. Pero Errejón no se ha conformado con ese premio.