En una esquina del recinto de Ifema, al borde de un pasillo oscuro, han montado su tenderete los voxeadores del PP. Se dicen activistas. Entregan folletos con fruición y planean una "migración" hacia la derecha.
Al contrario que Pablo Casado, no consideran a los votantes de Santiago Abascal hijos pródigos destinados a regresar algún día a casa. Describen a Vox como un "partido necesario". ¿Y cuál de las dos opciones electorales prefieren? Así responde el portavoz de El Club de los Viernes, nombre que recibe esta agrupación, que cuenta con un stand permanente en la Convención: "Es como si me preguntan a quién quiero más, a papá o a mamá".
Su mensaje, más liberal que el oficialista, parecía una suerte de resistencia. Hasta que Jaume Vives, portavoz de Tabarnia, intervino desde el escenario para hablar de Cataluña. Durante su viaje a Madrid recogió comentarios anónimos mediante una encuesta tuitera y, al resumirlos, explicitó: "Me han pedido que os afiliéis a Vox".
Primera vez que Vox sonaba por el micrófono. Directo, seco. Un invitado independiente volaba por los aires la consigna de la dirección: si hay que hablar de Abascal, que sea sólo entre líneas. El dirigente tabarnés llevó al escenario un mensaje que, hasta ese instante, sólo palpitaba fuera de cámara: el "abandono" del PP a los constitucionalistas de Cataluña, la "patada" a los católicos...
Vives llevó a escena la vuelta a las esencias laudada por Pablo Casado y Teodoro García Egea, pero con un tono crítico, desenfadado. Sus palabras atrajeron la atención de mucho cargo popular que había desconectado tras finalizar los discursos de más empaque. Sus palabras recordaron a la teoría que, en su día, acuñó precisamente el presidente de Tabarnia, Albert Boadella: "El PP también es un partido socialdemócrata".
Las dos almas del PP
En conversación con EL ESPAÑOL, Vives recalca que él no pidió la afiliación para Vox, sino que se limitó a transmitir las inquietudes palpadas a través de las redes sociales. Pero la frase quedó ahí, colgando como un fantasma: "Me han dicho que os pida que os afiliéis a Vox".
Nada más inaugurarse la Convención quedaron patentes las dos almas que conviven en el nuevo PP de Casado. El centrismo que encabeza Alberto Núñez Feijóo y el conservadurismo más clásico del secretario general, Teodoro García Egea.
El presidente de Galicia fue claro en su mensaje, aunque evitó los calificativos de hace unos días, cuando llamó a Vox "extrema derecha". Apostó por un PP que aglutine "grandes mayorías", centrado, que renuncie a la "intransigencia" y los "fundamentalismos". Llegó a reivindicar una organización "lejos de los vociferantes", en clara alusión al proyecto de Santiago Abascal.
García Egea, justo después, alumbró un discurso más contundente. En el fondo y en la forma. Retó a los movimientos feministas que cercaron el Parlamento andaluz durante las sesiones de investidura: "Guardad las pancartas, que os esperamos en Moncloa".
Algunos dirigentes del PP reconocen a este periódico la existencia de esas dos corrientes, pero hablan de "buena relación", de "convivencia". Y recurren al ejemplo del AVE, donde regresaban de Sevilla Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría, Mariano Rajoy y dirigentes de distinta procedencia.
El portavoz de El Club de los Viernes, Daniel Rodríguez, cuenta a EL ESPAÑOL que tratan de ser el "nexo de unión" que logre la "simbiosis" entre PP y Vox: "Ahora tenemos una oportunidad perfecta". Precisamente, dos miembros de su agrupación capitanean la formación de Abascal en Asturias. "Son partidos complementarios", zanja un Rodríguez que critica el viraje del PP de Rajoy camino de la socialdemocracia.