Indómita, ondeante, la bandera rojigualda ha sido lo único que se ha mantenido constante en la Convención del Partido Popular. Durante este viernes se ha podido apreciar el espectro de grises que el PP abarca en la derecha: desde la defensa férrea del centrismo, liderada por el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, hasta el giro conservador, la posición oficialista de la dirección del partido. Y, en medio, Mariano Rajoy.
Era la gran estrella de la jornada inaugural, pero se convirtió en una decepción. El formato elegido para su intervención —plana, sin emoción ni interés— fue una entrevista pactada palabra a palabra con su “amiga” y otrora ministra Ana Pastor, hoy presidenta del Congreso de los Diputados. “Ha sido un bluf. Tendría que haberle entrevistado un periodista, alguien con gracia”, reconocen históricos dirigentes del partido a este periódico.
Porque Rajoy sintetizó todo su liderazgo en el PP en apenas media hora. Un discurso romo, respuestas vagas. El intento de reivindicación de una presidencia del Gobierno obstinada en el centroderecha que llevó a cabo “el segundo milagro económico” —la única concesión al marianismo en la que todos los populares coinciden— contrastaba poderosamente con la contundencia del nuevo mensaje de la Ejecutiva popular.
"Os esperamos en la Moncloa"
El secretario general, Teodoro García Egea, fue categórico en sus tiros a la izquierda. “A las que se manifiestan en los alrededores de los parlamentos [en referencia a la movilización feminista de este martes mientras se debatía la investidura de Juanma Moreno Bonilla en Andalucía] les digo: que no guarden las pancartas, que las tengan a mano, porque pronto las van a necesitar. Os esperamos en la Moncloa”.
La jornada se planteó como el agasajo final hacia el último presidente del PP, desahuciado de la Moncloa con una moción de censura hace poco más de seis meses. Fuentes de Génova afirman que la idea de esta pseudoentrevista a cargo de la otra Ana Pastor —que llevaba el guion sobre el regazo, con las palabras medidas— partió del propio Rajoy, que, salvo sorpresa de última hora, no volverá a pisar el pabellón de Ifema que acoge el cónclave popular.
Serio, retraído la mayor parte del tiempo, desde que llegó a la Convención hasta que abandonó el escenario principal, Rajoy asistía al último homenaje que su formación pretende hacerle antes de volver a abrazar el giro hacia el liberalismo conservador que él neutralizó.
Los que "tiemblan" y los "cobardes"
De ahí el contraste con un García Egea que hizo las veces de voz del presidente Casado. El presidente no intervendrá hasta mañana domingo. “Solo un Partido Popular unido puede servir a España”, decía el secretario general.
“Hace seis meses las cosas eran distintas, pero nosotros éramos todos los mismos”, relataba. Por eso, su objetivo no ha variado: hacer “temblar a esa izquierda trasnochada comunista de toda la vida y que gobierna”. Mención a la traición de Íñigo Errejón a Podemos incluida. Frente a ellos, la supuesta unidad del PP.
“En cuanto pudo, la izquierda volvió de nuevo a arruinar este país, pero ahí estaba de nuevo el Partido Popular, con el presidente Rajoy para salvar a España”, narraba. “No veo a ningún cobarde aquí”. Y advirtió: “Si alguien quiere utilizar las siglas del PP para beneficio personal, ahí está la puerta. Mejor que abandone ahora”.