Cuando los micrófonos se apagaron el pasado domingo en la Convención del PP, los ánimos populares estaban por los cielos. La clausura de su ansiado rearme ideológico había terminado en su cenit, con un Pablo Casado contundente, desgranando la nueva posición del partido. Por allí, ni rastro de la herida de las primarias, en aquella lucha a muerte entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Y, como en la anterior reunión de la formación, ganó Casado. Pero la luna de miel ha durado poco. Como una ducha escocesa: tras el baño caliente, un jarro de agua fría.
Apenas unos días después de la gran escenificación de la unidad, con toda la militancia en torno a su líder y los ánimos reforzados, la grieta se ha hecho visible con las bajas de Ruth Beitia, recién proclamada candidata del PP al Gobierno de Cantabria, y del senador José Ramón Bauzá, expresidente de las Islas Baleares.
“Hay quien está incómodo ahora en el partido”, afirman importantes líderes populares a este periódico. Los ánimos estaban removidos, pero la marcha de Bauzá, especialmente, ha roto esa burbuja de unidad en la que vivía la formación política. “Esto desestabiliza, claro”, afirman algunos diputados del PP.
"Es un cantamañanas"
El partido arropa a Casado —“Aquí hemos sido siempre muy presidencialistas y seguimos siéndolo”, insisten incluso los más críticos— y comparte el objetivo último: echar a Sánchez de la Moncloa y aupar al dirigente popular, pero no disimulan su incredulidad ante lo sucedido. “Bauzá es un cantamañanas: había ido perdiendo apoyo, se fue sin que nadie se lo pidiera y ahora ha aprovechado que había follón para fastidiar”, opina un dirigente popular.
Dentro del grupo parlamentario hay quien veía venir este portazo del expresidente balear. “La línea de Biel Company es nacionalista, es tremenda… pero no deja de ser un problema de egos personales”, comentan, en línea con lo manifestado por el propio Bauzá en redes sociales. “No habrá llevado bien la pérdida de poder, no habrá encontrado su hueco como senador después de haber sido todo en Baleares. Pero es muy decepcionante”, indican.
Con la resaca de la Convención ya pasada, estas bajas no es lo único que escuece en Génova. “Lo de Bauzá y Beitia al final no es para tanto: eran personas muy secundarias, relatan históricos populares. “Pero todo el mundo teníamos la sensación de que con Mariano Rajoy se había cometido una injusticia y el hecho de que Aznar también fuera dos veces no gustó. Dijo que Pablo era el presidente ‘sin tutelas ni tutías’, pero bien que estuvo el domingo también allí. Esa soberbia de Aznar no la tiene Rajoy y la gente se da cuenta”.
"No hay que disculparse por lo que somos"
“Todos necesitábamos ese chute de energía que se generó en la convención, de ir todos a una”, relata una diputada. “Vimos de nuevo ese espíritu que llevábamos años sin ver: vamos a hacer lo que tenemos que hacer sin excusarnos. No hay que disculparse por ser lo que somos”, resume otro parlamentario. “Lo que queremos es ganar a la izquierda y tirar para adelante”, describen.
Otros miembros del partido coinciden con esa tesis. “La gente ha pasado página: Aznar no ha estado fino y, en momentos difíciles, puso chinas en el camino y Mariano es un señor. Se notó en el escenario de la Convención. Pero algunos tienen que entender que ya no es su tiempo. Ahora toca Pablo”.