Con las elecciones de mayo a la vuelta de la esquina, Pedro Sánchez trabaja en un viraje hacia el centro. El presidente del Gobierno no quiere más campañas con el punto de mira de la oposición en sus alianzas con Podemos y el separatismo. Mientras Pablo Casado y Albert Rivera se esfuerzan en sellar esas "difíciles amistades" en el imaginario público, el secretario general socialista baña su imagen de moderación.
Así quedó de manifiesto en su último mitin, celebrado este sábado en Zaragoza. Sánchez se desmarcó de Podemos con varias loas a la socialdemocracia y metió en el mismo saco a las "tres derechas": PP, Ciudadanos y Vox. Sarcástico, solicitó al VAR que dirimiera cuál de estas formaciones "es peor para España". Horas antes, Albert Rivera, desde Pamplona, le acusó de haber "volado los puentes con el consticionalismo" y trató de erigirse como máximo exponente del centrismo.
La estrategia de Sánchez es clara: no existen los matices entre Casado, Rivera y Abascal. Ambos se unieron para desbancar al PSOE de Andalucía, un pacto que el presidente del Gobierno explotará hasta la saciedad. En una arenga plagada de referencias al socialismo clásico, aseveró: "No estaremos ni con aquellos que quieren romper Europa ni con aquellos que la cosifican".
Rivera, por su parte, anunció que intentará convertir los comicios de mayo en un "plebiscito contra Sánchez": "¿Apoyará el presidente a los constitucionalistas o los traicionará?". En un claro guiño a los desencantados con el liderazgo del actual secretario general socialista, dijo: "Comete un error histórico al considerarnos su enemigo".
El centro "geométrico"
Según los datos de la última encuesta realizada por SocioMétrica para este periódico, cuatro de cada diez votantes ya aprueban la labor de Rivera. Consciente de ello, el candidato liberal suele coquetear con Felipe González, Alfonso Guerra o Paco Vázquez, cuya idea de "la España constitucional" tiene más que ver con Ciudadanos que con el PSOE.
Sánchez, por ejemplo, no empleó la etiqueta "liberal" para referirse a Rivera, pero sí se la concedió a Macron. Otra muestra de ese giro hacia el centro que pretende afianzar con el establecimiento de dos bloques: el progresismo del PSOE contra el "conservadurismo" de PP, Ciudadanos y Vox.
"Ser patriota no es gritar viva España todos los días, sino trabajar para que éste sea un país mejor", ironizó el presidente del Gobierno acerca de sus rivales. "Sólo tienen una idea: atacar al Ejecutivo pase lo que pase", les recriminó.
La irrupción de Vox incomoda más a Casado que a Rivera en términos electorales. Además, permite a Ciudadanos enarbolar un centro, por lo menos geométrico: ya tiene dos partidos a su izquierda -Podemos y PSOE- y dos a su derecha -PP y Vox-.
Para impedir que Rivera trace paralelismos entre su labor y UCD, Sánchez hablará de "las tres derechas" y empleará el pacto de Andalucía como arma arrojadiza: "No se refundan, se funden con la ultraderecha".