Las peleas dentro de Podemos parecen las de una comunidad de vecinos, todos enfrentados con todos, portal a portal y piso a piso. Cuando la espantada de Errejón, la dirección nacional quiso mantener la pureza de sangre interna y salió, estatutos en mano, acusando al ex número dos de "traidor" y negando tener "nada que hablar" con él. José García Molina, secretario regional en Castilla-La Mancha, aprovechó para erigirse en líder de la "unidad". Ahora, la dirección nacional le pasa la factura: "Pon orden en tu casa antes de acusarnos de broncas en el portal".
Podemos tiene tres diputados en el Parlamento castellano-manchego, imprescindibles para darle la mayoría a los 14 del PSOE de Emiliano García-Page frente al PP, que ganó las elecciones pero se quedó, con 16, a uno de la mayoría absoluta. Ahora, dos de ellos, María Díaz -secretaria de Organización- y David Llorente -portavoz parlamentario- se han enzarzado en una trifulca de vecindario exigiendo aperturas de expediente disciplinario de manera cruzada el uno a la otra y viceversa.
Llorente, anticapitalista, es la oveja negra de la familia. Según fuentes de la dirección, "le cuesta estar de acuerdo con la acción de Gobierno" de Page, considerado un líder de "la derecha interna" del PSOE. Y desde Madrid se sorprenden de que García Molina se atreviera hace sólo dos semanas a convocar a otros 10 barones regionales para desafiar a Pablo Iglesias y forzarle a convocar un Consejo Ciudadano so pena de encontrarse con una rebelión interna. "Queremos unidad, no podemos permitirnos la división", dijo entonces García Molina.
"Una paradoja", comentan las citadas fuentes, "que ahora le estalle esta guerra interna". Sobre todo, dadas las palabras que vierte el anticapitalista Llorente contra su cúpula regional: "Me acusan de pactar con el PP y por intereses personales" y, sobre todo, alega que le han "aislado".
De hecho, Llorente aseguró hace unos días que García Molina, después de eliminar las reuniones de grupo presenciales, ha abandonado el grupo de Telegram con el que se comunicaban los tres. Él y María Díaz. El número uno y el dos del partido.
Un mensaje a Sánchez... fallido
García Molina es vicepresidente del Gobierno regional, cargo al que llegó en agosto de 2017 tras provocar una crisis al socialista Page precisamente en el momento en el que Podemos quería mandarle un mensaje al hoy presidente del Gobierno: se puede pactar y hacer gobiernos conjuntos. Justo después de que, un mes antes, Iglesias perdiera su moción de censura por la abstención del PSOE del resucitado Pedro Sánchez.
Mientras se pelean los tres diputados de Podemos, la bronca deja al Ejecutivo de coalición del que forman parte en minoría. Si Pablo Iglesias quería demostrarle a Pedro Sánchez que lidera un partido fiable para formar gobiernos conjuntos, la jugada no le ha salido.
Y es que Llorente, de hecho, acusa a ese Gobierno de aplicar un "rodillo autoritario" en sede parlamentaria, de evitar hasta que se debatan sus enmiendas. Al punto de que el portavoz de Podemos se ha ausentado en varias votaciones para mostrar su descontento. Aunque ahora sus propios jefes lo acusan de "pactar a escondidas con el PP", una acusación intolerable para un anticapitalista.
"Pacta con el PP por intereses personales"
Ahora, María Díaz y David Llorente han anunciado la petición de apertura de expedientes sancionadores a la Comisión de Garantías estatal de la formación morada contra su compañero de bancada en el Parlamento regional. Ella dice que él "pacta con el PP por intereses personales" y él que ella es una "difamadora".
Díaz incluso llegó a anunciarlo el pasado jueves mientras se celebraba el pleno de las Cortes castellanomanchegas. Este lunes, ha sido Llorente el que le ha dado la réplica, alegando además que no ha recibido notificación alguna de la "presunta" apertura de un expediente sancionador.
Acusa a su secretaria de Organziación y presidenta de grupo de "difamaciones e injurias" y a José García Molina de difundir y avalar las acusaciones de Díaz valiéndose de las redes sociales oficiales del partido. Por esta razón, Llorente también ha incluido al secretario regional de Comunicación, Julio Pérez, en su denuncia.
Mientras en la sede madrileña de Princesa se debaten entre el hartazgo político por un nuevo escándalo en los territorios y una cierta satisfacción personal por que Molina -otrora paladín de Iglesias y ahora cabeza de la rebelión territorial- tome de su propia medicina, el líder anticapitalista en Castilla-La Mancha advierte de que lo que le han hecho son infracciones "muy graves" según los estatutos de Podemos, y podrían acarrear incluso la expulsión del líder regional.