Los cuatro grandes partidos trabajaban con la vista puesta en mayo. Afrontaban con ciertas dudas lo que ya era una macrocampaña: municipales, autonómicas y europeas. Descartado el "súper domingo", el derribo de los Presupuestos de Sánchez ha obligado al propio presidente, Casado, Rivera e Iglesias a acelerar más si cabe sus maquinarias electorales.
Pero, ¿en qué estado de forma llega cada uno? ¿Qué fecha era la preferida en cada sede? ¿A quién beneficia y a quién perjudica el deslindamiento de las generales y el resto de comicios?
PSOE: Sánchez depurará y renovará sus listas
El partido en el Gobierno afronta las generales uniendo su destino al de Pedro Sánchez. Su control orgánico de Ferraz probablemente se traducirá en una gran renovación de las listas electorales. El presidente tratará de erigirse como un gobernante que ha buscado el progreso de España desde la moderación. Ese será el eje de la campaña.
Varios barones socialistas están aliviados con que la fecha de las generales haya sido distinta a la del resto de comicios, aunque una severa derrota puede perjudicarles en sus propias contiendas locales.
La estrategia del PSOE es clara: reivindicarse como un proyecto social y positivo para España, que fue truncado "por el extremismo de la derecha y de los partidos independentistas, con demandas imposibles". Los Presupuestos Generales del Estado servirán como gran reclamo publicitario, con más consistencia que un programa electoral, pues podrían haber sido aprobados en el Congreso. Dependiendo de los resultados, Sánchez podría tener que decidir, aritmética mediante, si intenta reeditar la mayoría de la moción de censura o busca un pacto del abrazo con Ciudadanos. Su mayor amenaza es la suma de Casado, Rivera y Abascal.
PP: Cataluña como prioridad
Pablo Casado no podía reprimir este viernes su sonrisa cuando comparecía tras el anuncio de las elecciones generales. "Yo apenas llevo doscientos días como presidente del PP", reconoció. Pero por mucho que haya cambiado el panorama político desde entonces, la prioridad de los populares continúa intacta: Cataluña.
Además, el partido conservador ya desgranó su programa de gobierno durante la última convención. Está basado en tres pilares fundamentales: bajada generalizada de impuestos, un bloque social compuesto por el mantenimiento de las pensiones y, finalmente, la seguridad ciudadana: prisión permanente revisable e "inmigración responsable". "Entre el Frente Popular y el PP, a España le conviene nuestra opción".
Sobre la fecha de las elecciones, el PP ya afirmaba, en público, aquello de "cuanto antes, mejor". Pero fuentes de Génova reconocen que hubieran preferido que las generales coincidieran con las de mayo -para ahorrar "doscientos millones" en la organización y así perjudicar al voto socialista- o, al menos, entre semana, como permitía la fecha del 11 de abril. Les ha pillado a pie cambiado, menos de un mes después de que llevaran a cabo su rearme ideológico. Pero poco ha de variar el itinerario de su líder; Casado ya tenía agendados cincuenta actos por toda España de aquí a abril, sin elecciones.
Así que los populares ya han dado el pistoletazo de salida. Casado ha convocado a su Junta Directiva Nacional para el lunes, en la que establecerá la hoja de ruta. Su director de campaña será Javier Maroto, como acostumbra. "Esta maquinaria es imparable. Somos el partido con más diputados, más senadores, más presidentes autonómicos, más alcaldes y más concejales", presumió. Está por ver cómo consigue movilizar al electorado, aglutinando a votantes que duden entre Ciudadanos y Vox, a "la España de los balcones" que se manifestó en la madrileña plaza de Colón la pasada semana. "El PP se ha recuperado de la moción de censura", esgrimió.
Podemos: a tapar las goteras
Podemos afronta este rally electoral tapando vías de agua. La verdad oficial es que es el partido que más se preparó para el adelanto de las generales, celebrando sus primarias a mediados de diciembre y proclamando a Pablo Iglesias como candidato. Pero la realidad muestra conflictos internos de todo tipo: territoriales, de identidad y, sobre todo, de liderazgo.
Hace un mes, Íñigo Errejón dio un portazo de manera intenmpestiva para irse a la marca de Manuela Carmena, Más Madrid, convencido de que "Podemos ya no es la solución". Antes, se había marchado Luis Alegre, hastiado de los "cortesanos destructivos" que rodean a Iglesias; y más lejos queda la caída de Juan Carlos Monedero, purgado oficialmente -aunque sigue presente en cada cita importante- por su fraude a la Hacienda pública con los dineros de Venezuela.
Solo y con escuderos nuevos, Iglesias ha tocado poder en estos ocho meses de Gobierno Sánchez, ha demostrado que se pueden cambiar políticas y arrancar conquistas con su técnica de presión constante al PSOE, pero no ha sabido -o podido- capitalizarlas.
Un dirigente del partido confesaba una hora antes de que se cayeran las cuentas públicas que "la gente es mucho más lista de lo que creemos, sabrán ver lo que hemos hecho, y lo que queríamos pero no nos dejaron". Ésa es la esperanza, porque el partido no ha subido un solo punto en las encuestas de intención de voto, estancado en una horquilla cada vez más cercana al 14% que al 17% -de hecho, un 15,2% según el último sondeo de SociMétrica para EL ESPAÑOL-, y en el cuarto puesto sin remisión.
Ciudadanos: el riesgo de defender el centro
Varios dirigentes de Ciudadanos contaban en el Congreso que su partido había trazado un calendario de campaña con la vista puesta en mayo. Aseguran que no supondrá un grave desbarajuste adelantar todos esos movimientos a abril. Una vez más, los naranjas afrontarán el reto territorial. ¿Lograrán estar a la altura del bipartidismo en las regiones donde todavía no dispone de representación parlamentaria?
El nacimiento de Vox les consolida como formación de centro, con dos fuerzas a su izquierda y otras dos a la derecha. Pero también les abre una vía de fuga que antes no tenían y que las urnas medirán.
Tras conocer el anuncio de las generales, Rivera evitó poner un cordón sanitario a Abascal, por el que no muestra simpatía, pero al que tampoco critica demasiado. Principalmente por dos motivos: una posible pérdida de votantes y los pactos de Gobierno que tendrá que hacer tanto en abril como en mayo.
Esta vez, Rivera se sabe con posibilidades de gobernar en plazas importantes. Incluso se compromete a intentar encabezar la alternativa que desbanque a Sánchez. Para eso deberá demostrar algo que no ocurre en España desde la caída de la UCD: que el centro puede gobernar.