El portavoz Joan Baldoví entraba en la tarde de este lunes en la reunión de la Ejecutiva de Compromís convencido de que se sustanciaría la ruptura con Podemos. La idea de los nacionalistas valencianos, que han logrado mucha visibilidad en esta legislatura dentro del Congreso, es la de lograr grupo propio en la Cámara Baja. ¿Unidad de acción en la izquierda o perfil propio? Baldoví, dirigente del Bloc -uno de los partidos que conforman Compromís- no se moja en lo personal, pero se sube a la buena ola que le auguran los sondeos internos. Y fuentes de la dirección salieron de la reunión afirmando que se seguirá hablando, pero "es muy probable" que no habrá confluencia con los de Iglesias.
Ya en las elecciones del 20 de diciembre de 2015 y en las del 26 de junio de 2016, en las que acudieron como lista conjunta, los diputados nacionalistas valencianos finalmente optaron por integrarse en el Grupo Mixto del Congreso, y no en el Confederal de Unidos Podemos-En Comú-En Marea.
El partido de Pablo Iglesias querría seguir de la mano de los nacionalistas valencianos, pero tendrá que contentarse con la rama valenciana de Izquierda Unida y la confluencia con Equo. "Hay una discrepancia de objetivos, de proyecto político y de estrategia" con Compromís, explican desde la dirección estatal de Podemos. "La relación es buena, pero ellos quieren ir por otro lado", añaden. Son los morados los que confirman que no habrá pacto.
Pero la formación de Baldoví no es la única que pretende romper las alianzas territoriales con el partido de Iglesias. En Galicia, donde "el carajal de nombres y formaciones es aún más complicado que el las confluencias de Cataluña", confiesa una de las dirigentes. Este fin de semana, Luis Villares, portavoz de En Marea en el Parlamento gallego dejó clara su intención de llevar la marca electoral que él controla a unas primarias fuera de la confluencia con Podemos, Anova y Esquerda Unida.
De marca electoral a partido en manos nacionalistas
En Marea fue el nombre con el que se reunieron las cuatro formaciones, además de representantes de organizaciones sociales para concurrir a las últimas generales, en las que cosecharon cinco escaños. Una de ellas, Yolanda Díaz, ha sido voz de la lucha de Unidos Podemos contra las decisiones "incomprensibles" en política industrial del Gobierno del PSOE.
Posteriormente, en noviembre de 2017, la marca electoral quedó registrada como partido político y es Villares quien maneja la dirección. "Aunque son cuatro", explica una fuente de la dirección de Podemos. Una de esos "cuatro" es Alexandra Fernández, diputada en el Congreso que llegó incluso a votar las enmiendas a la totalidad contra la tramitación de las cuentas públicas de Pedro Sánchez el miércoles pasado.
En la actualidad, de los 14 diputados que tiene En Marea en el Parlamento gallego, sólo tres forman parte del grupo de Villares "y los otros 10 sí que están por seguir con la confluencia".
Las peleas internas, siempre personalistas y por cuotas de poder, en este caso también tienen una componente política. "En Marea, lo que ha quedado, es demasiado nacionalista a la antigua usanza", explica una fuente interna de la confluencia, "pero Esquerda Unida y Anova van por otro lado". Por eso, explican en la dirección estatal de Podemos, mantendrán su acuerdo con los otros dos actores.
Aunque, eso sí, tras la crisis de Ahora Madrid y la escapada de Íñigo Errejón, queda claro que el partido morado no logra mantener sus alianzas, la izquierda más allá del PSOE demuestra una vez más su incapacidad de trabajar unida, e Iglesias se queda aún más solo. Pero, sobre todo, pierde el paraguas y el potente cartel electoral de dos nombres "muy consolidados y con tirón en las urnas", como En Marea y Compromís.