1. Cataluña es un barco varado
Cataluña ha embarrancado. El Parlamento autonómico permanece cerrado a cal y canto. La Generalidad malvive en funciones y al albur de los arrebatos de cólera de Carles Puigdemont y de los humores mesiánicos de un preso con ínfulas de Nelson Mandela catalán. La economía catalana sufre una lenta decadencia sólo aliviada por los buenos resultados del sector turístico. Barcelona ha caído por voluntad propia en manos del populismo de extrema izquierda y la alternativa más probable a Ada Colau es un tripartito de ERC, PSC y la misma Colau. En estas lamentables circunstancias, ¿qué atractivo tiene Cataluña para Inés Arrimadas?
2. El cinturón sanitario "frío" a Ciudadanos
A día de hoy, ni el mejor resultado electoral imaginable para Cs garantizaría la presidencia de la Generalidad para Inés Arrimadas. Con un PP camino del extraparlamentarismo en Cataluña, un PSC tan nacionalista como el más nacionalista de los partidos separatistas y unos comunes escindidos entre su rama secesionista y su rama bolivariana, la posibilidad de que Cs llegue a algún tipo de acuerdo que le permita no ya gobernar, sino simplemente investir presidenta a su candidata, parece ciencia ficción. En la práctica, la situación de Cs es la de un partido sometido a un cinturón sanitario "frío". El partido naranja puede ganar elecciones, pero no gobernará Cataluña. Al menos a corto y medio plazo.
3. Inés Arrimadas tiene más tirón en España que en Cataluña
A Inés Arrimadas le sería mucho más fácil ganar unas elecciones generales españolas que ser investida presidenta de su comunidad autónoma. La paradoja tiene fácil explicación. Mientras que en Cataluña los sondeos de valoración de líderes la sitúan de forma sistemática en la última o la penúltima posición por las bajas puntuaciones que le otorgan los votantes separatistas, en España esas valoraciones se disparan hasta situarla como la líder mejor valorada del momento junto a Albert Rivera y el rey Felipe VI. Es fácil suponer que esa valoración se traduciría en una alta intención de voto en el caso de figurar como número uno o dos de Cs por Madrid.
4. Tiene una imagen centrada y transversal
Inés Arrimadas, a diferencia de Albert Rivera, es votable tanto por simpatizantes del PP como del PSOE, e incluso por simpatizantes de Podemos y de Vox. Le ayuda una imagen sin aristas y poco ideologizada, su feminismo sin estridencias, sus años de lucha contra el separatismo catalán y su escasa predisposición a entrar en ese tipo de guerras culturales que sólo permiten victorias pírricas. Inés Arrimadas ofrece, en definitiva, menos resistencia a la corriente ideológica mayoritaria de la ciudadanía española que un Albert Rivera bastante menos aerodinámico en este sentido que ella.
5. Arrimadas fue la clave de dos grandes victorias políticas
Es fácil argumentar que Inés Arrimadas fue la pieza clave de dos victorias políticas inimaginables hace apenas cinco años. La primera, la de un partido no nacionalista en Cataluña por primera vez en cuarenta años de democracia. La segunda, el desalojo del PSOE de la Junta de Andalucía. ¿Habría obtenido Cs los mismos buenos resultados en Andalucía sin la ayuda de Inés Arrimadas? Parece obvio que no. Y fue de hecho el incremento en votos y escaños de Cs, y no la aparición de Vox, el que desequilibró el escenario demoscópico en Andalucía en favor del bloque de la derecha.
6. Frenar la sangría
Como partido de centro con un alma liberal y otra socialdemócrata, Cs es una manta corta política. Si cubre su flanco derecho pierde votos hacia el PSOE. Si cubre su flanco izquierdo los pierde hacia el PP y también hacia un Vox cuyo votante tipo, más allá de estereotipos de grano grueso, se parece mucho al suyo: urbano, joven, educado y de clase media. Inés Arrimadas es la pieza que permitiría a Cs frenar esa sangría a derecha e izquierda. Quizá incluso ganar votantes que PSOE, PP y Vox daban por seguros hace apenas una semana.
7. Los rivales se verían obligados a modificar sus estrategias
Fuentes del PP reconocían hace apenas unas horas que la noticia del posible desembarco de Inés Arrimadas en Madrid provoca mucha inquietud en el partido. Con cinco formaciones moviéndose en porcentajes cercanos o superiores al 15% y un escenario tan fragmentado como el actual, la aparición en el tablero de una pieza como la de Inés Arrimadas podría mover los porcentajes hasta en dos y tres puntos y desequilibrar la partida en favor de Cs. Quizá incluso ganar la Moncloa para el partido naranja.
8. Su resistencia frente al nacionalismo
Aunque su última decisión, la de viajar hasta Waterloo para informar a Carles Puigdemont de que la república no existe, no ha sido la más acertada ni inteligente de su carrera, nadie puede negarle a Inés Arrimadas la medalla de su lucha contra el nacionalismo. Las imágenes de la ganadora de las elecciones autonómicas catalanas paseando por su barrio de Barcelona o visitando los pueblos de la Cataluña profunda mientras las hordas independentistas le insultan, le amenazan y le escupen serán omnipresentes durante la campaña y un contraste humillante para un Pedro Sánchez cuya foto más conocida es la de su reunión en Barcelona con un Quim Torra lazo amarillo en ristre. Orgullo y resistencia frente a cesión y renuncia: ese será el marco.
9. La primera mujer presidenta de España
Aunque su desembarco en Madrid sería, previsiblemente, en calidad de número dos de Albert Rivera, es inevitable hacerse las grandes preguntas que todo votante de Cs se hace a día de hoy. ¿Es mejor candidata a la presidencia Inés Arrimadas que Albert Rivera? ¿Podría Inés Arrimadas convertirse en la primera presidenta de Gobierno española? La primera pregunta es difícil de contestar y un buen asesor político diría además que ese no es el único factor a tener en cuenta en unas elecciones generales como estas. La segunda, sin embargo, no: si hay una política española capaz de conseguir la presidencia a día de hoy, esa es Inés Arrimadas.