Podemos es un partido de implantación nacional, o eso parece. Y es la tercera fuerza en el Congreso, y eso es un hecho. Pero ambas cosas están hoy más que nunca en entredicho. Compromís acaba de confirmar que, tras acudir a las dos últimas citas con las urnas junto a Podemos, el 28-A irá en solitario. Y En Marea se ha roto en dos facciones: una nacionalista y otra de izquierdas, que pone el acento más en lo social. La marca está en manos de Luis Villares, portavoz autonómico y partidario de romper con Pablo Iglesias.

Con este Podemos disminuido por la pérdida de sus otrora socios, SocioMétrica ha elaborado una estimación de voto y asignación de escaños a partir del reciente sondeo publicado en EL ESPAÑOL. Y el resultado dice que Podemos no es la tercera fuerza del Congreso, ni siquiera la cuarta, sino la quinta. Y que esto pasa, precisamente, porque no es realmente una fuerza de implantación nacional.

Según los datos que pueden extrapolarse de la citada encuesta, la desaparición de las confluencias valenciana y gallega deja a las listas de Unidos Podemos como un grupo de tamaño muy reducido, con 33 diputados, menos de la mitad de los que cosecharon el 26-J de 2016. Y es que En Marea se haría con dos escaños (con el 1% del voto total en España) y los nacionalistas valencianos de Compromís cosecharían hasta seis asientos en el Congreso (con el 2,3% de los sufragios).

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Estos datos le podrían permitir a los de Joan Baldoví alcanzar su objetivo, el de conseguir grupo parlamentario propio, pues rebasarían los cinco diputados requeridos y más del 15% del votos en las tres circunscripciones -Castellón, Valencia y Alicante- por las que se presentarán. Habría que ver qué pasaría con los votos gallegos de Antón Gómez-Reino y Yolanda Díaz, de Esquerda Unida, que sí son partidarios de confluir con Podemos, pero aún se desconoce bajo qué siglas se presentarán y cuánto tirón pueden conservar. 

Abascal, más que Iglesias

Estos datos colocan a Iglesias, por ejemplo, por detrás de Santiago Abascal en cuanto a las preferencias de los españoles. Vox alcanzaría, según la encuesta de SocioMétrica, hasta 40 diputados con un porcentaje de voto del 11,8%, sólo una décima porcentual menor que Unidos Podemos... y eso si damos por hecho que mantendrá su confluencia catalana con En Comú Podem, al que se le atribuyen 2,7 puntos y 8 escaños.

Y es que aún no está claro que Ada Colau pueda mantener las antiguas coaliciones. Para empezar, las dos almas de En Comú Podem están haciendo implosionar la formación. Como ocurre en Galicia con En Marea, bajo el mismo paraguas electoral conviven independentistas a izquierdistas. Su único nexo común, dentro de sus sensibilidades ideológicas sociales, era la apuesta por el diálogo como solución para el conflicto separatista catalán.

Escisión en Cataluña

Pero el encono de la crisis territorial ha ido empujando a cada facción a posiciones más radicales, al punto de que la fundadora de la corriente Comuns Sobiranistes, Elisenda Alamany, se acaba de dar de baja definitiva del grupo parlamentario tras dimitir como portavoz hace unos meses. Y le hace ojitos a ERC.

Fieles a su tradición de elegir una lista completamente distinta para cada urna, los catalanes hicieron a En Comú Podem la formación ganadora de las generales en las dos últimas convocatorias (2015 y 2016). Pero, ¿se puede seguir diciendo que quien vote a En Comú Podem el próximo 28-A es un elector de Podemos?

Convengamos que sí, pues de lo contrario, Podemos sería un partido de implantación meramente castellana y de reducido tamaño, con solamente 25 diputados... y, una vez más, sólo si damos por hecho que la confluencia con Izquierda Unida no se romperá, cosa que tampoco está clara.

Ambas formaciones tienen claro que quieren ir de la mano a las urnas. No hay problemas ni ideológicos ni personales entre los líderes. Consultadas por este periódico, las direcciones de los dos grupos consideran evidentes las ventajas de ir de la mano al 28-A y enormes las desventajas. Pero la coincidencia en fechas tan cercanas de las legislativas, las municipales y las autonómicas no lo está poniendo fácil.

IU: nada está claro, todo puede ser peor

Porque IU ya ha decidido presentarse en solitario a las autonómicas de Asturias y presiona con otras tres comunidades: Castilla y León, Navarra y Murcia. Es más, advierten de que harán un referéndum con sus bases para que opten por si se confluye o no con Podemos.

Fuentes de la dirección morada dicen "entender" el caso, pues en esas plazas los de Alberto Garzón han mantenido músculo propio a pesar de su dilución a nivel nacional dentro del grupo confederal Unidos Podemos-En Comú-En Marea. Y dan por hecho que habrá acuerdo  a nivel nacional y que "habrá listas de Unidos Podemos en todas las provincias".

En todo caso, el daño que podría hacer Izquierda Unida a la suma es probablemente menor. De hecho, ateniéndonos a la fuerza que demostró IU el 20-D de 2015 -cuando sólo rascó dos escaños en solitario- y tras haberse desdibujado su rojo dentro del morado de Podemos, quien más necesita la confluencia es Garzón.

Aun así, en Podemos insisten en restar verosimilitud a las encuestas: "Siempre tratan de matarnos y luego las urnas nos dan un 20%"... ocurrió en 2015 y 2016. Sin IU (el 20-D) y con IU (el 26-J). Pero la suma entonces, todo hay que decirlo, fue resta: de un millón de votos en sólo seis meses.