Bandera roja de por medio, varios chavales de las juventudes del PSOE arremetieron contra las dirigentes de Ciudadanos a su llegada al Paseo del Prado. Las acusaban de engrosar y sostener el "patriarcado". También de "machistas" por apuntalar "el trifachito" en Andalucía. Inés Arrimadas, Begoña Villacís, Patricia Reyes, Melisa Rodríguez y Marta Rivera se miraron estupefactas. Se lo habían puesto muy fácil. "¡Feminismo es libertad! ¡Respeto!". Un par de militantes naranjas no daban crédito: "Pero si los que nos están insultando son todos chicos...".
Cuestión de azar, la cabecera de Ciudadanos durante la manifestación del 8-M estuvo a apenas un par de metros de las Juventudes Socialistas. Muchos de ellos, cuando reconocieron a las mandatarias del partido liberal, comenzaron a chillar: "¡Fuera! ¡Rivera y Casado son el patriarcado!". El coro naranja -porque hubo mucho de canto este viernes- respondía: "¡VuELve! ¡VuELve!". Una lógica alusión, en tono de mofa, al cartel de Pablo Iglesias, que el propio secretario general de Podemos tuvo que rectificar.
La presencia de Ciudadanos en la marcha del año pasado de solventó con un consejo de la Policía: "Es mejor que se vayan por cuestión de seguridad". Hubo insultos y escupitajos hacia Villacís, Reyes y compañía. Esta vez, las naranjas tampoco faltaron a la cita y volvieron a aclarar que no comparten el "anticapitalismo marxista" que atraviesa el manifiesto. De ahí que decenas de cámaras aguardaran para captar su recibimiento. Por la mañana, un piquete radical gritaba en la sede de Cs: "¡Sois una vergüenza! ¡No somos las vasijas para vuestras hijas!".
En las juventudes del PSOE había chicos y chicas, pero aquella escena, cuando atacaron directamente a las representantes de Ciudadanos, la protagonizaron cuatro o cinco varones. Había un chico que hacía de mediador. Alto, con la cara pintada de morado, intercambiaba panfletos informativos con empleados de Rivera. "A mí lo que me ha jodido es que hayáis fichado a Corbacho -ministro de Trabajo con Zapatero-". Pero sus compañeros seguían con los ataques. "¡Feminismo no es comunismo! ¡Libertad!", respondía el grupo liderado por Arrimadas.
En todo momento, los insultos contra Ciudadanos fueron vertidos por una minoría. La representación naranja caminó desde Atocha hasta el Paseo del Prado sin el menor incidente; aunque, eso sí, escoltados por un detallado dispositivo de seguridad. Pero la cercanía entre las Juventudes del PSOE y la delegación naranja suscitó un clima permanente de tensión.
Hasta que, de repente, silencio. Los jóvenes socialistas, en fila, desaparecieron. Abandonaron el asfalto por un lateral y cambiaron de ubicación, metros más adelante, lejos de las dirigentes de Ciudadanos. "Sí, sí, se los han llevado justo ahora, pero no sé por qué", confirmaba un concejal del PSOE. Luego añadía: "Es que lo del feminismo liberal... Vaya cosa se han inventado. Ojo, me parece fatal que les hayan insultado. Yo no lo he oído, pero si ha sido así...".
Las ministras del PSOE -también Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez- caminaban cerca, pero en ningún momento se cruzaron con las de Ciudadanos. Por la mañana, fue Rivera quien leyó la declaración institucional de su partido. Aunque escoltado por varias compañeras, él llevó la voz cantante, lo que le granjeó las críticas de algunas asociaciones y de sus adversarios políticos. Este viernes, las mujeres de Ciudadanos lideraron la presencia en la manifestación. Toni Roldán, Miguel Gutiérrez e Ignacio Aguado permanecieron siempre en segundo plano.
Begoña Villacís e Inés Arrimadas concedieron a este periódico una entrevista conjunta e improvisada durante la marcha. "¡Son casi todo hombres y nos están diciendo lo que tenemos que hacer!", empezaba incrédula la todavía líder en el Parlament. "Entienden el feminismo como algo excluyente. A mucha gente eso le repele. Hemos venido a defender la libertad y la igualdad. Se creyeron -PSOE y Podemos- que esto era su chiringuito y están nerviosos".
La candidata a la alcaldía de Madrid hizo referencia a las palabras de la vicepresidenta Calvo en plena manifestación, que debían de haberle llegado a través del móvil: "Tratan de ridiculizarnos. Les molesta que este movimiento sea mucho más amplio de lo que ellas pretenden. Les guste o no, también somos mujeres".
Arrimadas respondió así a las críticas que estaba recibiendo: "He trabajado tanto en el sector público como en el privado. He conseguido cosas que no había logrado antes ninguna mujer. No voy a permitir que me digan cómo ser feminista. Hay un despertar colectivo de millones de mujeres que no son socialistas ni comunistas. Muchas no se ponían la etiqueta porque no querían aceptar el pack ideológico que había que comprar. Nosotras no hemos creado nada nuevo, pero sí hemos dado voz".