Jordi Cuixart está preocupado, estuvo triste pero ya no. Ahora se limita a tener cara taciturna, detrás del cristal del locutorio donde Gemma Nierga lo entrevista, en tres sesiones de cuatro horas con permiso especial de las autoridades de la cárcel de Lledoners durante el mes de diciembre de 2018. Vox acaba de irrumpir con fuerza por primera vez en un Parlamento español y la periodista le pregunta al líder independentista por el asunto: "¿Tienes miedo? Porque es un partido que os quiere muchos años en la cárcel".
1. "Han votado contra Cataluña"
La respuesta del presidente de Òmnium Cultural, entidad que junto a la ANC agitó las calles durante el procés, es uno de los innumerables síntomas de realidad paralela que rezuman las 206 páginas de Tres días en al cárcel (Plaza & Janes), el tomo que firman mano a mano el reo y la reportera: "Yo confío en Andalucía, confío en la gente trabajadora, no puede ser que cuatrocientas mil personas sean fascistas en Andalucía".
La periodista elegida por Òmnium para que este libro viera la luz coincidiendo con el juicio en el Tribunal Supremo a los líderes del procés, incluido Cuixart, le repregunta: "¿Crees que esta gente ha votado contra vosotros?" (contra los independentistas, quiere decir). Y aquí es donde culmina el pasaje de la página 77 del texto: "Lo que me preocupa es que no han votado contra los independentistas. Estos votos son contra Cataluña".
2. Robin Hood en la cárcel de Sherwoood
Para conocer al personaje, había que leer el tomo. Y al acabar el ejercicio comprobar las anotaciones: en alrededor de dos tercios de sus páginas se advierten identificaciones personales de Cuixart con "el pueblo de Cataluña", mezcolanzas extrañas de "la clase obrera" con el concepto de Cataluña, expresiones mesiánicas... y una carencia casi absoluta de preguntas incómodas. Hasta la página 110 no llega la primera: "¿Entiendes que las imágenes de la desobediencia puedan resultar agresivas a ojos de alguna gente?"
Pero la respuesta es etérea, Cuixart se va por los cerros de Úbeda e inicia una perorata de pura filosofía sobre la no violencia, explicando los principios que la componen según autores. El caso es que la periodista no pide más, pues de inmediato pasan a hablar de los presos de Soto del Real y su relación con el líder independentista. Y éste explica que "siempre he pensado que el 10% de mi fortuna no me pertenece", razón por la que los invitaba a tabaco, café u otros productos del economato, como un Robin Hood en el bosque de Sherwood.
3. "Mi independentismo no es identitario"
El libro está dividido en los tres encuentros principales que Nierga y Cuixart celebraron en el locutorio de Lledoners. Separados por un vidrio, se saludaban posando las manos uno a cada lado del cristal, hablaban por interfono, y un asistente tomaba notas, a falta de autorización para una grabadora.
En el primero, la periodista nos lleva a la vida del líder independentista antes de serlo, su familia y amigos. En el segundo, se habla de la vida en prisión. El tercero es el dedicado al procés: "Hoy hablaremos de política, Jordi". "¡Qué pereza, ¿no?"... y ambos ríen.
En estas páginas, el líder de Òmnium explica, extasiado, su encuentro con el disidente chino Ai Wei Wei en un taller cultural de Lledoners: "¡Acabábamos de conocernos! Pero conectamos porque los dos hemos acabado en la cárcel por lo mismo, por defender los derechos humanos".
Y es que es en este capítulo en el que más se advierten los tonos mesiánicos que se autoatribuye Cuixart. Así explica por qué no aceptó ir en las listas de ERC: "Sé que soy mucho más atractivo y mucho más interesante si no soy de un partido político" (pg. 152). Y esto responde cuando Nierga le pregunta para quién escribe su diario: "A veces pienso que dentro de doscientos años alguien lo leerá...".
4. "Yo también soy español"
Precisamente en este apartado final del libro cuesta creer la confesión de la periodista cuando dice que a pesar de haber quedado "enamorada" del personaje, no ha caído en el síndrome de Estocolmo.
A las explicaciones intelectuales sobre el desarrollo del procés y cómo lo concibe Cuixart se les adivina falta de conciencia sobre la gravedad de la quiebra causada en la sociedad: "Si les digo 'soy español' no me creerán. Pero yo sí que me siento en parte español; lo que pasa es que también soy independentista catalán, ¿y tengo derecho a las dos cosas! Estamos en el siglo XXI, dejémonos llevar".
No hay repreguntas, "acláreme eso", lo que se supone de ventaja en una entrevista personal sobre las hechas a otros presos del procés, vía cuestionario.
5. Elegido para una misión
El protagonista se presenta a sí mismo como un elegido, un enviado, una especie de depositario de una misión para la que la vida lo fue preparando: era asustadizo de pequeño, rebelde y contestatario de adolescente, audaz y emprendedor de joven, y con conciencia de clase en la madurez... lo sorprendente es que todo eso él lo interpreta como los elementos que indefectiblemente lo llevarían a ser independentista.
Y la relación entre ambas cosas sólo se explica a partir de la página 146, cuando Nierga lo incomoda otra vez un poquito: "Jordi, tú explicas que tu independentismo no es identitario, que eres alérgico a las banderas"... La pregunta, sin duda, hay que hacérsela a un líder separatista de una región que convoca a las masas envueltas estelades, pero el entrevistado es incapaz de aclararlo.
Cuixart se toma un tiempo para elaborar la respuesta, dando largas hasta tres veces en las siguientes dos páginas, jugando con los guiños de que él es "un republicano español frustrado" y tratando sin éxito de vincular el soberanismo con "buscar las herramientas para gestionar mejor nuestros recursos" como consecuencia de la crisis.
Su explicación llega, finalmente, en la página 149: "Han sido los medios españoles los que han pintado el procés como un movimiento identitario". No hay repregunta a esto.
6. De 'La Clave' a 'Al Rojo Vivo'
En la presentación del libro, hace un par de semanas en Madrid, Nierga detalló que fue el propio Cuixart quien pidió que se publicara en castellano. Y que se lanzara primero en la capital del reino que él trató de romper "impulsando en las calles la movilización social para que el referéndum se celebrara" el 1-O de 2017.
Fue allí donde la autora, acompañada de Antonio García Ferreras, Jordi Évole y Pepa Bueno dijo de palabra y mostró con hechos que el personaje la había "enamorado", si bien negó cualquier asomo de síndrome de Estocolmo.
Nierga contó el porqué de la presencia de Ferreras y Évole, elección de Cuixart: "Todos los días, al acabar su paseo por el patio, Jordi sube a la celda a ver a Ferreras en la tele... me dijo que si la Transición tuvo La Clave, el procés ha tenido Al Rojo Vivo como la crónica de aquellos días, Ferreras es un referente para él", explicó la periodista. Y lo mismo Évole: "No sabe Jordi cuánto me ha hecho pensar cada domingo por la noche, no lo sabe bien...", explica Cuixart.
En fin, que el texto recuerda mucho a las conversaciones que Gemma Nierga mantenía con los oyentes de Hablar por hablar, el programa que la lanzó a la fama hace un par de décadas en la cadena Ser. Una especie de consultorio cruzado de madrugada en el que a través de llamadas atendidas por la periodista unos contaban problemas, que ella trataba de desentrañar, y otros aportaban posibles soluciones. Sólo que aquí es siempre Cuixart quien cuenta sus cuitas y se las resuelve, con Nierga dándole pie.