Como si los dos líderes de cada uno de los extremos se hubiesen puesto de acuerdo, este sábado Pablo Iglesias y Santiago Abascal han presentado sus dos Españas, cada uno su proyecto de enmienda a la totalidad, cada uno a su manera, de la Constitución de 1978: el primero, el de Podemos, reivindicando su España confederal suma de soberanías "en armonía"; el segundo, recuperando como mensaje fuerza su empeño en acabar con el Estado de las Autonomías, "cáncer de España".
El líder del partido morado acudía este sábado a L'Hospitalet a ver si recolectaba los apoyos que en las dos útlimas elecciones generales hicieron ganar en las urnas su opción para solucionar el conflicto catalán: separar las soberanías para que éstas sigan juntas, pero por opción propia.
En Comú Podem, con el soberanista Jaume Asens como cabeza de lista de En Comú Podem en Barcelona, sufre en estas fechas la misma crisis que Podemos a nivel nacional: un mensaje gastado, expectativas electorales a la baja y peleas internas.
Y por eso, tal como ha hecho a nivel nacional con un programa para las urnas del 28-A que recupera las posiciones más radicales del primer Podemos, Iglesias ha levantado la bandera, ya inequívocamente, de que los de morado quieren la "autodeterminación" de Cataluña y apoyan su supuesto "derecho a decidir". Es más, el líder de la formación habló en esta ocasión más de Oriol Junqueras que de Santiago Abascal.
“Estas elecciones son formalmente generales pero materialmente constituyentes, porque se afrontan dos de las crisis fundamentales que atraviesa España: el problema de un país que es plurinacional, y una dimensión que tiene que ver con un contrato de nuestro sistema político, la justicia social. Sólo si formamos parte del Gobierno se afrontarán esas crisis con sentido común y dignidad”, destacaba Iglesias.
Por su parte, el presidente de Vox llenó la plaza de toros La Cubierta de Leganés con casi 9.000 personas ávidas de agitar banderas de España al son de sus proclamas. La más aplaudida fue que "las Autonomías son el cáncer de España, y no queremos que España se muera".
Hace cuatro meses, tras el enorme éxito inesperado del partido verde en Andalucía, Abascal explicaba en rueda de prensa que esa pretensión es su objetivo último. Pero admitiendo que "eso precisa de una reforma agravada de la Constitución" y que él se presentaba como "plenamente constitucionalista". Así que la idea había quedado aparcado en este tiempo... pero ya no.
Y se da la circunstancia de que Vox, que está midiendo los mensajes en esta precampaña con precisión milimétrica, ha recuperado esta soflama en la semana en la que las encuestas ya lo daban como cuarta fuerza, por delante de Podemos en el Congreso. Y cuando Abascal sugería en una entrevista radiofónica que sus propios sondeos les dan bastante más aún, tanto como para atreverse a aspirar a liderar el bloque de la derecha.
Así que el líder de Vox machacó al PSOE, al PP y a Ciudadanos: a unos por "pijiprogres", a los segundos por "cobardes" y a los terceros por "veletas". Pero sobre todo, por mantener un sistema "insostenible". A los tres partidos... poco o casi nada a Podemos esta vez.
"Presos políticos"
Iglesias subrayó que no quiere "vivir en un país con presos políticos" y que le parece un "escándalo" que la democracia española sea conocida por esa razón, y una "vergüenza" que el presidente de Esquerra "pueda pasar 25 años en prisión". Y es que para Iglesias, lo máximo que hicieron los presuntos golpistas del 1-O fue "un delito de desobediencia", en ningún caso sedición y mucho menos rebelión.
La declaración unilateral de independencia del 27 de octubre de 2017 fue para Iglesias libertad de expresión. Nada más que desobediencia al Tribunal Constitucional que prohibió la celebración del referéndum declarándolo ilegal, y nada menos que expresión de un deseo de gran parte de la población catalana. Para el secretario general de Podemos, "mienten, insultan y manipulan" quienes aseguran que el 1-O fue peor que el 23F.
Recibido entre banderas republicanas y a gritos de "¡Sí se puede!", el líder de la formación morada fue el actor central de su priemr mitin catalán de la precampaña, entre Ada Colau y Jaume Asens. Y ha confirmado el tono con una frase lapidaria: “Estas elecciones no son unas elecciones cualquiera, un compañero escribía que son unas elecciones generales, pero formalmente constituyentes”.
El líder de Podemos ha elegido como cabeza de lista al abogado que ayudó a escapar de la Justicia española a Carles Puigdemont, un hombre que, efectivamente como Iglesias cree que hizo Junqueras, anima a la "desobedicencia efectiva en las calles". Y posicionando a su partido en la autodeterminación es desde donde propone dialogar: "El conflicto en Cataluña no se va a solucionar ni con la fuerza ni con jueces. Se va a solucionar dialogando, dialogando y dialogando”.
Porque Podemos tiene clara la España que quiere. "No queremos que los catalanes se vayan", sostiene, pero Podemos sólo contempla que sigan en España convirtiéndola en otra cosa, una suma de soberanías que opten por seguir juntas por convenincia pragmática: “Queremos construir un país en el que las diferentes identidades y las diferentes banderas con las que se emociona cada uno no sirvan para tapar que la gente tiene derecho a tener una vivienda digna o que necesitamos hospitales de calidad”.