El jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, es un viejo conocido en Génova, 13. La mente que está detrás de la campaña del líder socialista, el que le susurró en los tiempos de la moción de censura, también es el responsable de su entrenamiento para los debates. Pero el PP cree que le tiene tomada la medida: la estrategia de Sánchez -que llaman ”Pedro pop”- no asusta, y pretenden dejarlo “como un ciervo ante los faros de un coche”.
Así lo aseguran fuentes del equipo de Pablo Casado. El líder de los populares es un hombre curtido en los debates, con una memoria que le permite no tener que recurrir a papeles ni siquiera en sus intervenciones en la tribuna del Congreso de los Diputados. Por eso, y teniendo en cuenta que Iván Redondo era hasta hace un año un asesor estrella en el partido conservador -gestionó las campañas de Xavier García Albiol, José Antonio Monago o Alfonso Alonso, entre otros- confían en ganar los debates en televisión.
“La fórmula de Iván con Sánchez sólo funciona si no se moviliza el adversario”, deslizan desde la dirección nacional del partido. “Esta era una campaña de arriesgar” y, aseguran, ellos han puesto toda la carne en el asador, no como el POSE.
Confrontar con Casado
En el PP aseguran que la "jugada" de Sánchez de intentar escenificar la división del centroderecha entre Ciudadanos, Partido Popular y Vox como gran argumento de campaña "no le ha salido bien". Y a eso añaden la polémica de los debates televisados. Lo comentó Pablo Casado este Viernes Santo durante un mitin: “No quería dar la cara, pero se ha visto obligado a rectificar”.
En los debates de RTVE y de Atresmedia, el presidente del Gobierno se tendrá que medir con Casado, a quien le ha negado un cara a cara. Pero sin Vox en el plató, no le quedará otra que confrontar con Casado y confirmar así la imagen que buscan los populares: que la única alternativa a un gobierno socialista es la liderada por ellos.
“Si Sánchez pretende aguantar diciendo que Pablo es un radical, va mal”, comentan. Sobre todo por la segunda cara que está imprimiendo el PP a la campaña. Lejos quedaron las palabras gruesas y los ataques furibundos. Ahora quieren apostar por la "ilusión"y el "discurso renovador", fresco y joven que enarboló Casado durante las primarias populares y con el que doblegó los proyectos de Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.
"Comienza la remontada"
Los propios populares comienzan a ilusionarse. Se muestran confiados en remontar el panorama que dibujan las encuestas y sumar una mayoría de centroderecha liderada por ellos. “Los indecisos empiezan a decantarse. Se reenganchan y empiezan a caer en la cesta del PP”, comentan desde el equipo de Casado.
El PP ha cambiado de rasante y, dicen, “comienza la remontada”. “La gente no está en casa estos días, no hay que perder el tiempo en hacer encuestas”, apuntan desde la dirección nacional. Pulsan la calle, donde cada día reúnen a más gente. “Vamos a por ese tono de partido abierto, moderado y centrista. Era lo que necesitábamos”. Una visión más presidencialista de Casado y menos agresiva. Una suerte de Pablo pop para combatir al presidente.
“Se había dado la tormenta perfecta para que desapareciéramos y ésta es la única campaña posible”, manifiestan. Y esa política pop, firma de Iván Redondo, que tan bien conocen, ha sido "neutralizada" con su "Valor Seguro", el lema de la campaña de Casado.
La última semana se antoja clave. Sólo quedan siete días antes de las votaciones y este PP dice haberse despojado de los últimos rasgos de aquel que sufrió la moción de censura. Los cambios en las listas, con un 80% de nuevos nombres, han surtido efecto, según aseguran. Está por ver en qué cristaliza y si consiguen superar el mal resultado que han venido pronosticándoles los estudios demoscópicos.