El 28 de abril arrojará, a izquierda o derecha, el Gobierno del Tetris. Salvo sorpresa, vivir en La Moncloa exigirá, como mínimo, una negociación a tres bandas. Sean cuales fueren los resultados, España conocerá el Congreso de los Diputados más fragmentado de la democracia reciente. Nunca habían convivido en la Cámara cinco fuerzas nacionales con grupo parlamentario propio.
La irrupción de Vox dibujará una fotografía inédita. Los de Abascal, con el músculo que cifren las urnas, se unirán a PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos. No ocurrió así con el "asalto a los cielos" de Podemos, ya que en 1977 también coincidieron cuatro organizaciones con su propio grupo -su formación exige un mínimo de cinco escaños-: UCD, PSOE, Alianza Popular y el Partido Comunista.
Por tanto, la emergencia de Pablo Iglesias en 2015 trajo un contexto novedoso, desconocido para las nuevas generaciones, pero no inédito. Abascal, quinto en discordia, dará la puntilla al bipartidismo, pero también... ¡al tetrapartidismo!
El gráfico que ilustra esta información ha agrupado la evolución del voto por familias políticas. Para trazar las líneas, han quedado asociados los partidos que, durante su vida útil, se autodenominaron de centro -UCD, CDS, UPyD y Cs-; y se ha sustituido al Partido Comunista por Izquierda Unida y Unidos Podemos sucesivamente.
Tal y como se aprecia, las primeras elecciones democráticas granjearon el mayor ensanchamiento del centro conocido hasta ahora. La UCD de Adolfo Suárez obtuvo 165 escaños y el rey Juan Carlos lo confirmó como presidente. Al no haber Constitución, no existían los mecanismos de investidura actuales.
Aquellos primeros comicios elevaron al PSOE, con 118 parlamentarios, como primera fuerza de oposición. El bipartidismo estaba lejos de nacer. La Alianza Popular de Manuel Fraga no pasó de los 16. Fue superada por el Partido Comunista, que se hizo con 20 butacas.
1979 aupó a la UCD, que rascó tres escaños más, subiendo hasta los 169. Suárez, esta vez, consiguió la investidura gracias a partidos periféricos como UPN, el PAR y los restos de Alianza Popular, que concurrió con el nombre de Coalición Democrática.
Entre aquel año y 1982, golpe de Tejero dimisión de Suárez de por medio, la UCD se descompuso y nació la alternancia entre PSOE y AP -luego PP-. Felipe González obtuvo la presidencia con una amplia mayoría absoluta -202 escaños-, frente a los 107 de Manuel Fraga.
1986, 1989, 1993, 1996, 2000, 2004 y 2008 fueron las elecciones de un bipartidismo coloso que, salvo contadas excepciones, como por ejemplo el Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez, constituyeron una alternancia casi decimonónica.
Primero, Felipe González disfrutó de lo que entonces se conoció como el "rodillo": tres mayorías absolutas consecutivas. En 1993, aunque asolado por la corrupción, dio la campanada y volvió a imponerse a José María Aznar. Con 159 diputados, se vio forzado a pactar con CiU y el PNV para gobernar. Los grupos parlamentarios a la izquierda del PSOE desaparecieron entre 1982 y 1989, cuando resucitaron de la mano de Izquierda Unida y Julio Anguita.
En 2008, Rosa Díez abrió tímidamente el espacio del centro con un escaño. En 2011 consolidaría la proeza. Obtuvo cinco diputados y grupo parlamentario propio, aunque perdería todos de golpe en 2015, cuando la formación magenta, en la práctica, fue absorbida por Ciudadanos.
Así llegaron las primeras elecciones "repetidas" de la democracia reciente, que sellaron el tetrapartidismo. Podemos y sus confluencias se alzaron con 71 escaños, a muy poca distancia del PSOE -85-. Rivera logró mantener su espacio: 32 diputados. Este 28 de abril, aquella realidad que parecía novedosa habrá quedado vieja.