Sesenta y seis diputados. El Partido Popular de Pablo Casado se estrenaba en las urnas y el resultado no ha podido ser peor. La fotografía que han dibujado los electores es la de un descalabro sin precedentes, un retroceso que ni los más agoreros habían visto venir. La dimensión es tal que ni siquiera el número 3 del partido, vicesecretario de Organización y director de la campaña popular, Javier Maroto, ha conseguido revalidar su asiento en el Congreso.
Jamás habían obtenido tan pocos sillones en el Congreso: desde la refundación, la peor cifra había sido 107 escaños en 1989, con José María Aznar a los mandos. Lejos queda ya siquiera el centenar de diputados. El nuevo suelo del PP es mucho más profundo: se han dejado por el camino 71 diputados. Más de la mitad de los que eran.
Pablo Casado se queda, así, a los pies de los caballos, atado de pies y manos: tan sólo un 16% de los españoles se han decantado por su proyecto. El PP “de centro, derecha, liberal, reformista y conservador”, como su propio presidente le define, sólo ha encandilado a cuatro millones y medio de votantes, frente a los casi ocho que optaron por su papeleta en 2016. La legitimidad del líder popular se tambalea, sobre todo una vez ha llevado a cabo la “renovación tranquila” que proponía en las listas.
"El resultado ha sido muy malo"
Por eso, y aunque en Génova se esperaban el golpe, el meteorito ha impactado con una fuerza que ha dejado a la dirección nacional en shock. Dirigentes que, aunque hayan resultado electos, no podían articular palabra. El propio líder del PP ha asumido la derrota sin paliativos . “El resultado ha sido muy malo. Llevamos varias elecciones perdiendo nuestro apoyo electoral”, ha radiografiado.
“Trabajaremos para recuperar el apoyo, liderando el espacio de centro derecha. Porque al fracturarse el centro derecha, difícilmente éste se convierte en opción ganadora”, ha indicado Casado. Pero es que la mordida que han sufrido, tanto a derecha como a izquierda, es tal que con sólo echar un ojo a las cifras se observa el reguero de votos perdidos del PP. En 2016, el PP aventajó a Ciudadanos en casi cinco millones de papeletas. Este 28 de abril de 2019, sólo le saca alrededor de 200.000.
La mayor bajada que se había vivido en las elecciones españolas fue la vivida por el PSOE liderado por Alfredo Pérez-Rubalcaba. Cayeron 59 escaños y los populares cargaron duramente contra ellos. Solo se recuerda un escenario similar al que experimenta el PP con la desaparición de la UCD de Leopoldo Calvo-Sotelo, cuando desaparecieron frente a la Alianza Popular de Manuel Fraga.
Las culpas, a la fragmentación
La autocrítica ha sido muy velada. Los populares culpan a la fragmentación del centro derecha y, especialmente, a la no capitalización de muchos votos a Vox y Ciudadanos. “Ha sido una campaña compleja con la Semana Santa y a los pocos días de unas municipales autonómicas y europeas”, ha afirmado el presidente del PP. “Si no nos unimos, la fragmentación sólo ha favorecido un gobierno de Pedro Sánchez, probablemente con los que no están de acuerdo con un futuro de unidad para España”.
¿Y ahora, qué? Casado, que ha comparecido al filo de la medianoche, tiene claro que su estrategia para el Superdomingo -elecciones municipales, autonómicas, europeas y a cabildos- será similar: llamar al voto útil, reconcentrar las fuerzas de la derecha para que todos los votos cristalicen.
“Propusimos acuerdos preelectorales. Lo hicimos hacia Ciudadanos en el Senado y a Vox en el Congreso. Por desgracia el tiempo nos ha dado la razón”, ha suspirado el dirigente popular. “Tenemos ahora más responsabilidad para mejorar aquello que no se ha hecho bien. Tenemos que convencer a los españoles de que el PP sigue siendo la mejor opción para España”.
Maroto, Marimar Blanco y Lasquetty, fuera del Congreso
De puertas para adentro, el PP está aturdido. Aunque han conseguido escaño tanto Juanjo Cortés, como Pablo Montesinos y Cayetana Álvarez de Toledo, se han quedado fuera del Congreso pesos pesados del partido como el mencionado Maroto, la histórica Marimar Blanco o el jefe de gabinete de Pablo Casado, el exconsejero de la Comunidad de Madrid Javier Fernández-Lasquetty. También fichajes mediáticos como el torero Miguel Abellán.
Nadie se figuraba una imagen similar. Las expectativas rondaban los 80 sillones. Fuentes de la dirección del partido han llamado a la introspección: “Todo se valorará. A ver qué decisiones se toman, pero no hay ninguna duda de que Casado sigue”. “Todo lo que advertimos que podía suceder, ha pasado. La cosa no estaba fácil y lo sabíamos. No hay excusas”.
Pero no creen desde la cúpula del partido que el error haya sido centrarse en sus fugas a la derecha. “Es el voto a la derecha, que está fragmentado, no que nos hayamos olvidado del centro. Nos ha perjudicado la fragmentación. Es un golpe duro pero Pablo tiene proyecto, ganas e ilusión”.
El PP "saldrá adelante"
Los resultados, aducen, no hacen que el liderazgo de Casado se resienta. Dirigentes históricos así lo creían en privado. “Es un partido curtido en muchos avatares a lo largo de decenios y sabe salir adelante. Saldrá adelante”.
“Es un partido que está renovándose y fortaleciéndose. No hemos sido capaces de aunar en una alternativa el voto de centro derecha”, se han lamentado. “La mayor herida ha sido un porcentaje de voto de centro derecha que no se ha trasladado al número de escaños. Esa cantidad de voto perdido tenemos que recordar cuál es el proyecto en el que se tienen que poner a trabajar. Dividir por tres es peligroso”.
Tímidamente y sin hacer ruido, los operarios del partido han desmontado el balcón que se había colocado en la fachada de Génova. Porque aunque los populares sabían que no sería una gran fiesta, nadie se imaginaba que los únicos invitados serían unos mariachis.