Dentro de la ronda de contactos que está llevando a cabo el presidente en funciones, Pedro Sánchez, el PP mira, sigiloso, al norte. Allí, donde el partido azul ha sufrido una de las mayores heridas dentro de la debacle electoral del 28-A, Pablo Casado teme que se esté fraguando un viraje en el seno de la derecha. Empezando por el PNV, los históricos nacionalistas vascos, siempre conservadores.
“El PNV está ahora mismo en contra de la igualdad: piden 33 transferencias. Eso es estar cada vez más fuera de la igualdad constitucional, de ciudadanos libres e iguales”, comentan en privado desde el entorno de Casado. Y el hecho de que el PP haya desaparecido por primera vez del País Vasco —no ha conseguido ningún diputado por ninguna de las tres provincias— no ayuda a calmar sus temores.
El propio presidente del PP también hizo referencia, más o menos velada, a la posible alianza entre PSOE y PNV para investir a Sánchez en la rueda de prensa posterior a su reunión con el socialista. Casado recalcó que no se puede "olvidar" que el nacionalismo "al final" acaba "rompiendo la igualdad entre españoles" y que el PSOE "históricamente" comparte esa posición. "Esperamos que en esta ronda de investidura y negociación, también lo tenga muy claro", apostilló.
Cordón sanitario a separatistas y PNV
Casado entró en la Moncloa con una petición clarísima para Sánchez: no pactar con “quienes no creen en la unidad de España ni en que sus ciudadanos sean libres e iguales”. ¿Entra, entonces, el PNV en esa definición? El presidente popular no dudó en apuntar a los nacionalismos vascos y navarros —“Van contra la igualdad de los españoles”, adujo—. Así que sí. Y para muestra, un botón: la solicitud de nuevas transferencias o la bilateralidad.
"Pensamos que el Estado Autonómico no puede dar más de sí", apuntaló Casado. "Hay que velar por la unidad nacional y la igualdad de los españoles al negociar transferencias".
El cupo, pura Constitución
Sin embargo, el concierto económico vasco también está recogido en la Constitución y protegido por ella. De hecho, el PP de Mariano Rajoy fue el último en aprobar el “cuponazo”. Se sirvió de esta fiscalidad especial para hacerle un guiño al PNV hace apenas dos años, en mitad de la crisis catalana y justo después de aprobar el 155.
Precisamente, el número dos popular, Teodoro García Egea, abogaba durante la campaña de las elecciones generales por reformar el concierto vasco, así como los fueros navarros. “Creo que la Constitución hay que cumplirla toda. El sistema constitucional en este momento tiene su margen de mejora, pero de momento no deberíamos abordarlo ante la amenaza secesionista y las amenazas de Podemos y los comunistas de abrir en canal la Constitución. También lo referente a estas cuestiones fiscales de determinados territorios, que tienen ciertas ventajas y ciertos inconvenientes”, afirmaba en una entrevista con este periódico.
“Creo que eso no tiene nada que ver con ceder vergonzantemente ante los nacionalistas vascos una serie de concesiones, porque el Estado autonómico no da más de sí en España, el Estado autonómico está agotado. Seguir ampliando competencias ahonda todavía más la desigualdad entre los españoles por territorios”, manifestaba.