En la ronda de contactos iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando puso en marcha la solución para el conflicto de Venezuela, había varios nombres fijos en su lista. Más allá de las negociaciones con su homólogo ruso, Vladimir Putin, la “Operación Libertad” fue consultada con los grandes líderes mundiales. Así, Trump contactó con Alemania, Francia y Canadá. Pero no con España.
No fue una elección casual. El gobierno español está fuera del área de influencia para el Ejecutivo estadounidense. El motivo es que desconfían de Pedro Sánchez y su equipo, especialmente del ministro de Exteriores en funciones, Josep Borrell, tanto por la postura mantenida por el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero como mediador y por las conexiones del Gobierno en funciones con Podemos, quien legitima el gobierno de Nicolás Maduro.
Así lo aseguran las diversas fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. “A España se la margina. Lo normal es que sea el país que marque la decisión a seguir”, comenta el exministro de Exteriores José Manuel García Margallo. El popular hace referencia al liderazgo con el que contaba el Gobierno español sobre las decisiones europeas sobre Venezuela, pero que ya es mucho menor.
"Nadie confía en Borrell"
Fuentes conocedoras del gestación de la “Operación Libertad” -con la que Juan Guaidó intentó atraer a los militares para su causa- confirman a este periódico que Trump consultó a los gobiernos de Angela Merkel y Emmanuel Macron, así como el de Justin Trudeau, pero al de Pedro Sánchez. “El problema no es Sánchez sino Borrell. Nadie confía en Borrell”.
“La relación entre España y el gobierno legítimo de Venezuela la maneja sobre todo Henry Ramos Allup, quien se entiende directamente con Sánchez”, comentan. Desde el país latinoamericano validan la tesis, aunque matizan: “Los socios del PSOE en Venezuela (Acción Democrática) sí sabían”, afirman fuentes del gobierno legítimo.
En Bruselas no se sorprenden de este veto. Y para muestra, un botón. “Fijaos en el periplo de Leopoldo López: primero libre, después a la embajada de Chile —donde iba a seguir su actividad— y, de repente, se marcha a la española —donde lo intenta pero le cortan—”.
Borrell acusa a Trump de ir "como un cowboy"
Sánchez está tratando de navegar entre dos aguas: primero reconoció a Juan Guaidó como presidente legítimo y accedió a proteger a Leopoldo López dentro del edificio consular, pero sobre todo pretende evitar un conflicto diplomático con el Ejecutivo de Nicolás Maduro. La solución, desde el punto de vista del gobierno español, son unas elecciones democráticas lo antes posible.
Mientras tanto, Borrell desde que llegó a la cartera ha intentado rebajar las tensiones con Caracas tras la posición dominante del Ejecutivo de Mariano Rajoy —que incluso fue el primer líder mundial que recibió a Lilian Tintori—. Primero neutralizó la actividad política de López mientras esté como invitado en la Embajada española en Venezuela y, este miércoles, defendió la puesta en marcha de una negociación "pacífica y democrática" en Venezuela que culmine en la convocatoria electoral.
Borrell tiene en el punto de mira a Estados Unidos. Le echa en cara a Donald Trump actuar como "un cowboy". “Va diciendo ‘Mira, que desenfundo’”, remachó en una entrevista en TVE. Por otro lado, afirma que el Grupo de Contacto de la UE apela a la negociación y a decisiones como el envío de una delegación para favorecer el diálogo, que se puso en marcha esta semana. "Esto solo puede tener una salida que permita ir a elecciones y rechazamos manifestaciones que bordean intervenciones militares", considera el jefe de la diplomacia española.