Después de tres semanas de silencio, Pablo Iglesias habló en la agencia Efe. Y dio un paso en su discurso. En la noche electoral de las generales del 28-A se limitó a dar tres largas cambiadas a sendas preguntas de la prensa, versionando de tres modos distintos el mismo mensaje: "Estos resultados son suficientes para que haya un Gobierno de coalición con el PSOE, los españoles han pedido un gobierno progresista, y nosotros somos la garantía de que así sea".
Después pasó a lo de la"discreción", que se convirtió en la práctica en su única frase sonora el día que fue a la Moncloa a departir casi dos horas con Pedro Sánchez: "Estamos de acuerdo en que tenemos que ponernos de acuerdo".
Desde ahí, silencio: Podemos quiere entrar en el Gobierno y a veces desliza que quizá se tenga que contentar con secretarías de Estado. Y el PSOE no quiere que entren pero de tanto en tanto filtra que puede que haya que aceptarlo. Este viernes, cierre de campaña de las generales, Iglesias dejó entrever su jugada: "Es de una lógica total que el candidato socialista esté en el Gobierno que ellos lideren, lo mismo que es de lógica que esté el candidato de la otra fuerza en coalición".
Vamos, que levanta la mano para él y lanza un doble aviso. A Pedro Sánchez, de que no se arruga en su apuesta. Y a los electores, de que los necesita para lograr ese objetivo. Pero EL ESPAÑOL ha podido saber más: el PSOE no ha llamado a Podemos desde aquella cita en la Moncloa, pero cuando lo haga, a partir de este lunes, se va a encontrar con las peticiones muy claras. "En Podemos estamos en política para hacer cosas, así que nos interesan mucho más ministerios como Empleo, Fomento o Hacienda que otros como Tecnología o Cultura", explican fuentes de la dirección.
Aclaran, no obstante, que no hay falta de aprecio por las "cosas" que se pueden hacer desde esos departamentos, pero "tenemos el peso que tenemos", detalla Iglesias. "Así que si hay que apostar por alguna cartera, lo hacemos por las que nos den la oportunidad de contar con un presupuesto que implemente políticas directamente".
La campaña de Podemos -de Unidas Podemos y sus muy diversos nombres en cada territorio- se ha basado en dos ejes principales: llenar los bolsillos de los trabajadores y las medidas macroeconómicas para ello. Lo primero va de alcanzar los 1.200 euros de Salario Mínimo Interprofesional al final de la legislatura y de "luchar contra el fraude en los contratos temporales", por ejemplo. Lo segundo, de "subir los impuestos a los poderosos" -bancos, grandes empresas y ricos en general-, o en fundar una empresa pública de energía "que presione a la baja el precio de la luz, genere empleo de calidad e impulse la transición ecológica".
Todas esas "políticas transversales", como dice este portavoz, se enmarcan en esos ministerios. Para decidir qué departamentos tienen más o menos peso en el Presupuesto, Hacienda; para poner la inversión pública en un territorio u otro, Fomento; y finalmente, para derogar las reformas laborales del PP y el PSOE, Empleo.
¿Y el Ministerio de Transición Energética? "Si lo dotan de contenido y presupuesto", puede interesar mucho al equipo negociador de Unidas Podemos -Irene Montero y Pablo Echenique-, "el programa electoral apostaba muy fuerte por una revolución verde que cambie todo el modelo productivo y energético".
Los nombres
Ya dejaba claro Iglesias en su entrevista con Efe que el principal nombre que pondrán sobre la mesa del PSOE los negociadores de su formación política no es otro que el suyo. Pero también sugiere una revolución interna dentro del partido como consecuencia de pasar a tener "responsabilidades de gobierno".
"Creo que es de sentido común que el candidato del PSOE esté en el Gobierno", apuntaba. "Y en los gobiernos de coalición los candidatos de los partidos que forman esos gobiernos están... ocurre en todas partes, creo que es una cosa que está fuera de discusión".
Este viernes se cumplió exactamente un año de la sentencia del caso Gürtel, espita inicial de la moción de censura que desalojó al PP de Mariano Rajoy del Gobierno. Las fuentes consultadas de Podemos recuerdan que en esas fechas de reuniones secretas "fue Iglesias el que le trabajó todo a Sánchez y ya entonces propuso formar un Ejecutivo conjunto". Pero compartir el Consejo de Ministros no entraba en los planes de Pedro Sánchez. En todo caso, el primer nombre que sonó fue el de Pablo Echenique, que habría ocupado una cartera de peso de haberse cumplido los deseos del partido morado.
Su nombre se sondeó "por si acaso" los socialistas aceptaban. Aunque nunca llegó a prosperar, en esta ocasión tampoco estaría descartado de inicio, a pesar de haber sido la voz más dura de Podemos contra la ministra Nadia Calviño. Echenique lideró la negociación con María Jesús Montero, ministra de Hacienda, para cristalizar el proyecto de ley de Presupuestos. El entendimiento con Montero fue muy bueno y la dirección de Podemos sólo lamentaba los "palos en las ruedas" que ponía "la otra alma del PSOE, encarnada por Calviño", a cada paso.
En todo caso, "no va a haber vetos", da por sentado Iglesias. "Es evidente que el PSOE no va a vetar a nadie y nosotros tampoco vamos a vetar a nadie del PSOE". Eso sí, en función de quién ocupe puestos en el Ejecutivo -siempre contando con que es cierta la última filtración socialista de que Sánchez ahora sí está dispuesto a una coalición-, "veremos cómo se adapta el partido a una estructura de gobierno que evidentemente implica cambios".