Habían pasado un par de días desde que se conocieron los resultados de las elecciones municipales en Oliva (Valencia) cuando el candidato del PP a la alcaldía, Salvador Llopis —alias Cota—, agarró el teclado de su ordenador y decidió explicar en sus redes sociales a qué se debía, en su opinión, sus malas cifras. “No puedo atribuirle la culpa a nadie, puesto que yo era quien encabezaba la lista”, arrancaba, “pero me han destrozado por la simple razón de que mi mujer es de etnia gitana”. Él atribuía los ataques, sufridos durante la campaña electoral, a sus adversarios políticos.
Los populares han sufrido una debacle en este pueblo valenciano, de más de veinticinco mil habitantes y un clásico destino de veraneo. El PP olivense ha pasado de ganar las elecciones en 2015 con seis concejales a sacar sólo tres. La lista más votada ha sido la formación independiente Projecte Oliva, con seis ediles. La segunda fuerza ha sido Compromís, con otros seis, seguida del PSOE, con 5. Los populares, encabezados por Llopis, han pasado en tan solo cuatro años de ser primeros a caer a la cuarta posición: han perdido dos mil votos por el camino.
Y esto es culpa, aduce el cabeza de lista, de que el resto de partidos “se han pasado la campaña diciendo que íbamos a tener un ayuntamiento para gitanos, que se iban a colocar a trabajar allí sólo gitanos”, según explica el propio Llopis en conversación con este periódico. “Además sin sentido, cuando mi campaña y mi trabajo en el Ayuntamiento ha sido con propuestas contra la okupación e incluso le he retirado las ayudas a una asociación gitana porque estaba incumpliendo la normativa”, se lamenta.
"No ha venido nadie del partido a apoyarme"
“Han sido los ataques de mis adversarios políticos, pero también me ha faltado el apoyo de esa sangre azul de mi partido. No ha venido nadie del partido a apoyarme o a hacer campaña. A ningún acto”, afirma. “Pedí un almuerzo con exconcejales del PP y sigo esperando”.
Llopis, portavoz del PP en el consistorio en la anterior legislatura, mantiene que él no quería ser alcaldable. De hecho, el primer designado por el partido era el presidente de la Gestora local, Pepe Todolí, y fue el propio Llopis quien le transmitió ese deseo orgánico.
Pero Todolí dio un paso al lado “por motivos personales” y Cota acabó liderando la lista del PP. “Me lo ofreció el Comité Electoral, yo no quería. El PP está acostumbrado a gente con más caché que yo, que soy de origen humilde y no tengo una carrera universitaria”, suspira. “A lo mejor no estaban acostumbrados a candidatos así”. Todolí, tras conocer los resultados de las elecciones, ha dimitido de todos sus cargos en el partido, tanto de la presidencia de la gestora local como de su cargo en la provincial. Se sentía “responsable” tras una campaña “honesta y austera” que no ha replicado a los “continuos ataques” de sus adversarios.
"Con apoyo orgánico habría sido alcalde"
Llopis se manifiesta en la misma línea. Cree que ha hecho todo lo que tenía a mano sin ningún tipo de apoyo orgánico por parte de las estructuras locales y regionales del partido. “¡Incluso me han ayudado gente de izquierdas para realizar el programa porque estaba solo!”, aduce. Así que deja un recado claro: “Para no apoyarme en campaña, que hubieran elegido a otro. Mis votantes se han ido a Vox y a Projecte Oliva. Si hubiera tenido respaldo, estoy seguro de que lo hubiera conseguido”.
Pero, dentro de las propias filas populares, también hay quien ha interpretado estas declaraciones como un intento de justificar un mal resultado político con causas personales.