Que Podemos es un partido madrileño es evidente. La formación morada tuvo su acto fundacional el el Teatro del Barrio, en el capitalino vecindario de Lavapiés, un 17 de enero de 2014. Sus líderes, todos, venían del ambiente universitario de Madrid. Y su desarrollo y crecimiento se basó en una rápida expansión territorial a base de cooptar movimientos sociales y sumar "confluencias", la nueva palabra que se inventaron para no decir "coaliciones", en su empeño de no parecerse a la "vieja política" ni en la terminología.
Que Podemos es un partido con vocación confederal lo ha demostrado su aparato. Pero quizá más en los llamados territorios históricos que en las demás regiones. En el País Vasco, el nombre en castellano ha ido siempre precedido de "elkarrekin", la palabra en euskera para decir "juntos", "unidos". En Cataluña, el partido traduce su nomenclatura como lo hacen casi todos los demás, pero sobre todo se supedita a lo que dicte Ada Colau, líder de los Comuns. Y en Galicia, directamente, Podemos casi no existe y se pierde entre la amalgama que formaron las Mareas Atlánticas, Anova y demás agrupaciones.
Más de una vez, Pablo Iglesias ha presumido -con errores históricos incluidos- de que la fortaleza de su formación se basaba en la autonomía que las Secretarías generales territoriales tienen en el seno de la formación morada. En realidad, hacía de la necesidad virtud, porque la lideresa Teresa Rodríguez no sólo es la poderosa dirigente de Podemos en la región con más población de España, sino que representa a la facción Anticapitalista del partido, la más poderosa de las -a veces más, a veces menos- disidentes de la dirección estatal.
"Acabar con dinámicas estatales"
Y este sábado, aprovechando el hundimiento sin remisión de Podemos a nivel regional y municipal del pasado 26-M, Podemos Andalucía ha proclamado su independencia. O caso. En un Consejo Ciudadano Andaluz (CCA), la dirección de la formación ha aprobado una resolución que reclama que "es tiempo de hacer cambios". Es más, textualmente, anuncia "el fin de este ciclo político" y avisa a Pablo Iglesias de que, bajo la marca de Adelante Andalucía -con la que se presentó a las elecciones autonómicas del 2-D- Rodríguez quiere asumir "nuevas tareas", lo cual "hace totalmente imprescindible acabar con ciertas dinámicas de la estructura estatal de Podemos".
El diagnóstico no puede acercarse más a una enmienda a la totalidad de la dirección del partido. En sus dos acepciones: la dirección de Iglesias, Irene Montero y Pablo Echenique; y la dirección a la que están llevado sus estrategias, que son unos resultados peores que los de la Izquierda Unida de Julio Anguita en 1995. "Ha llegado el tiempo de la descentralización y de la democratización", proclama la resolución aprobada en el CCA.
Con la autoridad que se arroga la dirección andaluza -a pesar del descalabro del 2 de diciembre- que el único "ayuntamiento del cambio" que se mantendrá es el de Kichi en Cádiz, se exige "un tiempo de mayor humildad", a Iglesias y de "buscar la unidad electoral del espacio del cambio, sin que ello suponga renunciar a una transformación profunda".
Las críticas, además, van directas a las responsabilidades de Echenique como secretario de Organización: "Hemos afrontado elecciones autonómicas y municipales sin la necesaria autonomía jurídica, organizativa o financiera, sin censos locales ni autonómicos, con una dinámica interna negativa y con directrices que no han tenido en cuenta los territorios".
¿Aragón intervenido?
La labor del número tres del partido entra directamente en la polémica tras las elecciones del pasado 26-M. Suya es la responsabilidad de la coordinación entre la estatal y los territorios y fuentes del partido admiten que "muchas veces las líneas de comunicación dependen de cuestiones personalistas". Ya son cuatro las autonomías regidas por una gestora interina: Madrid por el errejonazo, Castilla-La Mancha tras el cero en escaños del 26-M, Cantabria y La Rioja. Y en las dos últimas el conflicto ha llegado a los tribunales de Justicia.
Ni siquiera el territorio de procedencia de Echenique está tranquilo. Aragón se tambalea con la dirección enfrentada a su secretario general autonómico, Nacho Escartín, y la amenaza velada de intervención -sería ya la quinta región dirigida desde Madrid- para poner orden. El Consejo de dirección autonómico se reunió esta semana con Escartín a la cabeza y la versión oficial no tenía nada que ver con la que el líder transmitió después a los medios.
La pelea entre Escartín y su ejecutiva puede anticipar algún movimiento desde Madrid, especialmente insatisfecho con el hundimiento electoral en esta plaza. Para empezar, en la capital regional, se perdió el "ayuntamiento del cambio" tras no alcanzar un acuerdo con Zaragoza en Común. Y es que el aparato estatal está decepcionado con el proceder del secretario autonómico, aparentemente más interesado en su carrera política personal que en la estabilidad interna del partido.
Pero es bajo su liderazgo que la formación morada ha pasado en 2015 de ser la región con mejores resultados de Podemos, con 14 diputados, un 20,51% de los votos y a menos de 6.000 papeletas del PSOE, a un lamentable 8,08%, con sólo cinco escaños y 150.000 votos menos que los socialistas. Es más, el descalabro aragonés de Podemos muy probablemente le dé la presidencia regional al PP, si llega a el previsible acuerdo con Cs, Vox y el PAR.
Escartín culpa a Madrid de los horribles resultados de Podemos en las autonómicas: "Esto es un tortazo estructural... si el rey está desnudo hay que decirlo", aseguró este martes. "¿Echenique? ¿Quién es Echenique?", se despachó antes de acusar a Iglesias de "arrastrar la marca"de Podemos. "No puede ser, nunca más, una organización centralista que desprecie así a los territorios. No nos vamos a callar a partir de ahora, más democracia interna es lo que hace falta. Se trata de reconocer errores y hacer autocrítica".
La dirección aragonesa, en cambio, rechazó en un comunicado el enfrentamiento con Iglesias y Echenique, pide árnica y propone "abrir un proceso de escucha, de debate y análisis", convocando para este mismo sábado un Consejo Ciudadano Autonómico. Propone, asimismo, reunirse "con los enlaces de círculos y candidaturas municipales para explicar el proceso", que probablemente se alargue hasta verano, para recabar la opinión de toda la organización.
En todo caso, y a pesar de su fidelidad pablista a Iglesias y a Echenique, la dirección sí advertía de que, "analizado el resultado electoral", que no aceptarán imposiciones desde la sede central del partido: "Los gobiernos de las instituciones aragonesas no se deciden en Madrid, tanto el Gobierno de Aragón como los ayuntamientos no pueden ser monedas de cambio y Podemos Equo vamos a hacer todo lo posible para evitar gobiernos de derechas“.