El deshielo de Ciudadanos respecto a Vox no irá a más. "Ni negociar programas ni compartir gobiernos", admiten distintos miembros de la Ejecutiva del partido. Los de Rivera pedirán explicaciones al PP después de que Rocío Monasterio celebrara haber arrancado a los conservadores su presencia en el próximo Gobierno de la Comunidad de Madrid.
"Si Ayuso quiere incluir a Vox en el Gobierno, no será presidenta". Así de tajantes se muestran dos importantes dirigentes de Ciudadanos. "Es un mandato del partido aprobado por unanimidad, una línea roja que no rebasaremos", relatan estas fuentes. En caso de que el PP promueva esa vía, los liberales avisan de que el consenso cosechado hasta ahora "volará por los aires".
Ciudadanos admite haber cedido en relación a los dos encuentros entre Aguado y Monasterio, que han desembocado en el acuerdo de la Mesa madrileña. Los liberales ya presiden el órgano rector de la Asamblea. Los de Abascal, a cambio de hacerlo posible, han obtenido una vicepresidencia.
Se ha aplicado, por tanto, el modelo a la andaluza, pero con una notable diferencia. En Sevilla, la dirección de Ciudadanos no se reunió con la de Vox. De ahí la "cesión". No obstante, Rivera considera que estos careos -uno el domingo en secreto y otro en la Asamblea este martes- no incumplen el mandato de la Ejecutiva. Sí lo haría compartir un gobierno con Vox.
Pero, ¿qué ha firmado exactamente Díaz Ayuso con Monasterio? Ahí está el quid de la cuestión. Vox acudió con un papel, que sí rubricó el PP, pero no Ciudadanos. Ese documento, según fuentes de los conservadores, limita la influencia de los de Abascal al "presupuesto" y los "entes" públicos.
"Cargos intermedios", ¿punto de encuentro?
Un portavoz autorizado de Vox cuenta a este diario que los "entes" implican la incorporación al Ejecutivo. Pero el PP no lo cree así. "Los papeles sólo hablan de una influencia proporcional en esos entes, pero no supone necesariamente su entrada", rebate un miembro de la organización conservadora. Rivera, mientras tanto, observa receloso. No sabe a qué atenerse, ni siquiera conoce qué se ha firmado exactamente. Pero sí advierte: "Ni apoyar ni estar en un gobierno con Vox".
Preguntados al respecto, un par de dirigentes liberales aseveran que los "cargos intermedios" podrían ser un punto de encuentro con Abascal. Las empresas públicas y las direcciones generales no supondrían una entrada en el Ejecutivo, pero sí una ostensible influencia política. "Podríamos estudiarlo", zanjan.
De momento, Abascal ya se ha cobrado una pieza: las reuniones con Ciudadanos. Tanto Rivera como Casado desconocen hasta dónde llegará el órdago de Vox. Un portavoz popular en la Asamblea reseña, en charla con EL ESPAÑOL, que la fórmula ideal sería un acuerdo que permitiera la "comodidad de los tres".
Una respuesta que, en cierto modo, implica cerrar la puerta del gobierno a Vox. Rivera, tras reunirse con Pedro Sánchez en el Congreso, volvió a remarcar que su socio "preferente" es el PP. En Génova, para no soliviantar a Abascal, se muestran más cautos, pero se agarran a esa "comodidad de los tres" para tranquilizar a Ciudadanos. "De verdad, ese papel no garantiza la presencia de Vox en el Gobierno", insiste un portavoz autorizado del PP.