El fracaso estrepitoso de la reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, la cuarta que se celebra en los dos meses transcurridos tras las elecciones generales del pasado 28 de abril, se interpreta desde las filas de Podemos como una irresponsabilidad por parte del presidente en funciones. De hecho, las fuentes oficiales del partido morado no salían de su asombro ante la necesidad de explicitar, a la salida del encuentro, que "Sánchez no ha decidido si quiere un acuerdo con la izquierda o con la derecha para sacar adelante la investidura".
Después de cuatro citas en Moncloa tras los comicios, Iglesias no entiende a qué ha ido en los tres últimos encuentros. Ni se ha entrado en temas programáticos, ni se ha acordado la estructura del Ejecutivo, ni ha quedado claro, siquiera, si ser "socio preferente" quiere decir que no se busca la alianza con otras fuerzas del arco más ala derecha del Congreso.
O sí ha quedado claro, aunque en Podemos hacen como que no, para "proteger las negociaciones". Es decir, en las filas moradas se ha pasado del hartazgo con el que Iglesias compareció este lunes tras su encuentro con los líderes sindicales al cabreo sumo. El mensaje oficial de las fuentes de la dirección es firme -"la ciudadanía merece claridad y certidumbres respecto al proyecto de gobierno que se tiene para el país"- pero mucho más comedido que los comentarios que hacen en off.
Cree la dirección del partido de Pablo Iglesias que en el PSOE no son conscientes de dónde se están metiendo. Que la amenaza velada del comunicado socialista sobre una repetición electoral es un órdago imposible porque "no es Podemos el que peor parado saldría de volver a las urnas".
Y es que uno, "si hay elecciones, Sánchez nos volverá a necesitar"; y dos, mientras haya esperanza de "un gobierno estable y de izquierdas", Podemos estará "disponible para iniciar, cuanto antes, una negociación seria para lograr un programa social que ponga en el centro los derechos sociales y medioambientales".
Pero que el PSOE siga tensando la cuerda mientras trata de acercarse a que PP y Cs se abstengan el día de la investidura es un riesgo, en opinión de la formación morada. La nota de las fuentes socialistas no sólo revelaba la posición de Pedro Sánchez, sino que le atribuía a Iglesias que "no descarta votar en contra de la investidura". Lo insólito de que el Partido Socialista entre a desvelar las supuestas posiciones negociadoras de su contraparte ha enfadado sobremanera en Podemos
Además, el comunicado del PSOE unía esa frase con la siguiente, en la que el presidente en trasladarle a su interlocutor que, "con o sin apoyos, en el mes de julio habrá investidura". Si es así, comenzará a correr el reloj, y a los dos meses, si no hay presidente, se convocarían elecciones.
Cada vez será más caro
Por su parte, el secretario general de Podemos ya deslizó este fin de semana a la agencia Efe que el voto afirmativo de sus 42 diputados costará más caro si se busca a contrarreloj, porque entienden los morados que el que arriesgaría en una circunstancia así la Presidencia es Sánchez. "La Constitución obliga al candidato designado por el Jefe del estado a buscar los apoyos", insiste Iglesias, "y si mira a la izquierda nos encontrará siempre dispuestos y con propuestas claras", añaden las fuentes oficiales de Podemos.
Eso sí, Sánchez se está arriesgado a desatar a la fiera mitinera que es Pablo Iglesias en campaña electoral. El candidato morado está acumulando desplantes, "mensajes confusos del PSOE" que embarran la relación, hartazgo por la dilación -ya van dos meses, cuatro citas y ni un solo avance, explican las fuentes oficiales- y lo que se considera desde sus filas traiciones a la negociación.
Entre ellas, la del comunicado de este martes o las declaraciones de la vicepresidenta Calvo la semana pasada hablando de una "oferta firme trasladada por el presidente al líder de Podemos" que en el partido morado niegan que existiera.
¿La clave está en los puestos en el Consejo de Ministros? "No vamos a entrar en disputas sobre sillones grandes o sillones pequeños", contesta Podemos. Pero lo cierto es que insiste en "un Gobierno de coalición", es decir, con ellos dentro. ¿Por ambición personal de Iglesias o es para atar en corto a Sánchez y sus veleidades ciudadanistas? A eso, Iglesias y otros dirigentes siempre sonríen y sacan el argumento de que quieren un Gobierno con "garantías" de que cumplirá lo que se acuerde.
En los 10 meses de Gobierno Sánchez, en la pasada legislatura, diputados del PSOE lo decían por los pasillos, "acuerdas una cosa y al día siguiente vienen con cambios, siempre para rebajarla". Y en estos dos meses de citas en Moncloa, en Podemos siguen tomando nota de sus motivos para no fiarse... y argumentos para una eventual campaña electoral.