La Generalidad de Cataluña se ha marcado como objetivo garantizar que los presos del procés no pasan un solo minuto más de lo estrictamente necesario en las prisiones catalanas si son finalmente condenados por el Tribunal Supremo. Los ensayos generales se han sucedido durante los últimos meses, y el principal de ellos ha sido la aplicación del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario a Oriol Pujol. En realidad un tercer grado encubierto que le permitió a la Junta de Tratamiento Penitenciaria catalana esquivar la orden de reingreso en prisión dictada por una juez de Barcelona.
En el ánimo de la Generalidad de no dejar ningún cabo suelto hay que inscribir el relevo al frente de la prisión de Lledoners anunciado el pasado viernes, en vísperas del traslado de los presos a cárceles catalanas, que concluyó ayer. La directora durante los últimos tres años, Paula Montero, será sustituida por Susana Gracia, subdirectora de Tratamiento y coordinadora de todos los programas de rehabilitación que se llevan a cabo en la prisión. Su nombramiento será efectivo a partir del próximo lunes, 1 de julio.
"Difícilmente pueden hacer mucho más de lo que ya han hecho", cuenta a EL ESPAÑOL una fuente del sistema penitenciario catalán. "El Reglamento Penitenciario y el Régimen Interno ya lo han llevado al límite. Cualquier cosa que hagan más allá de esto sería directamente incumplimiento". Y es que desde su primera llegada a as cárceles catalanas el trato ofrecido a los cabecillas del procés fue privilegiado, al punto de que la prisión parecía más un hotel que una prisión y a Lledoners se le empezó a llamar con sorna "Gran Hotel Lledoners".
Una segunda fuente, también perteneciente al sistema penitenciario catalán, da la clave del nombramiento: "Paula Montero no era abiertamente independentista. De hecho, es de Alcalá de Henares. Montero es más bien una técnica, o una tecnócrata a la que le cayó el marrón de darle un tratamiento de favor a los presos del procés. Y si la han relevado es porque ya ha hecho lo que tenía que hacer. Montero se dedicará ahora a vegetar en la DG [la antigua Dirección General de Servicios Penitenciarios, rebautizada en enero de este año como Secretaria de Medidas Penales, Reinserción y Atención a las Víctimas]. Susana Gracia, sin embargo, es muy, muy separatista".
La clave del nombramiento
"Gracia es de la órbita de Tratamiento Penitenciario", añade la misma fuente. "Reinserción, básicamente. Que es por donde irán los tiros cuando los presos del procés sean condenados por el Tribunal Supremo. El objetivo de la Generalidad es concederles la semilibertad forzando los límites de la legislación. Como han hecho hasta ahora. Y eso, independientemente de que haya o no indultos".
Entre muchos funcionarios de prisiones existe, además, el convencimiento de que la Generalidad ni siquiera esperará a que Pedro Sánchez decida indultar a los presos. En primer lugar, porque los partidos separatistas no se fían de Sánchez. En segundo lugar, porque tienen prisa por liberarlos.
"No habrá novedades hasta la clasificación en grado de los presos. Y eso será tras la sentencia", dice la fuente de EL ESPAÑOL. "Tendrán las visitas habituales, que en su caso son todas las que deseen. Es cierto que Paula Montero ya permitió ese trato de favor. Pero Montero ya ha pasado su trago. Ahora le toca a una creyente del separatismo como Susana Gracia".
Y, para ello, y según cuentan los funcionarios de prisiones catalanes, la Generalidad ha colocado en los puestos más relevantes del Departamento de Justicia y de la Secretaría de Medidas Penales a los más fieles de entre los fieles para que el proceso vaya sobre ruedas desde el primer momento. "La vieja Dirección General de Servicios Penitenciarios ha sido ocupada por mandos políticos muy independentistas que han desplazado a técnicos veteranos que en muchos casos no eran de origen catalán. Son los que entraron en la administración penitenciaria catalana en los años ochenta, llegados desde Madrid", aseguran.
"Ahora hay mucho apellido pata negra. Es una historia que va incluso más allá del tema de los presos del procés. Para lo que tienen planeado hacer, que es aplicar el artículo 100.2 a los presos del procés, no necesitan toda una Dirección General de Servicios Penitenciarios. Así que créeme cuando te digo que el plan va mucho, mucho, más allá", añaden.
Críticas al Estado
Los presos Oriol Junqueras y los exconsejeros Jordi Turull, Josep Rull, Joaquim Forn y Raül Romeva, junto a los exlíderes de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez, y de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ingresaron este miércoles a las 15:00 horas en el centro penitenciario de Lledoners, donde aguardarán a la notificación de su sentencia por parte del Tribunal Supremo. La expresidenta del Parlamento autonómico catalán, Carme Forcadell, fue ingresada en el penal de Mas d'Enric de El Catllar (Tarragona). La exconsejera de Trabajo, Dolors Bassa, en la prisión de Puig de les Basses, en Figueras (Gerona).
A las puertas de la prisión de Lledoners les esperaban unas tres o cuatro docenas de fieles que aplaudieron a su llegada y corearon cánticos de "lo volveremos a hacer". La consejera de Justicia del Gobierno autonómico catalán, Ester Capella, criticó que el traslado desde prisiones madrileñas a prisiones catalanas haya durado tres días. "Lo más normal habría sido un traslado directo", declaró a la prensa.
Quim Torra, por su parte, visitó a los presos en Lledoners acompañado por el vicepresidente regional, Pere Aragonès. También por la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, y por la consejera de Justicia, Ester Capella. A su salida de la prisión, Torra pidió la liberación de los políticos presos con el argumento de que "el Estado español no está buscando la justicia, sino la venganza y el escarnio". Durante los próximos días, Torra visitará también a Forcadell y Bassa en sus respectivas prisiones.