La manifestación independentista catalana frente a la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo, convocada por los partidos separatistas y las entidades sociales que impulsaron las movilizaciones de 2017 no ha reunido a sus líderes. Los activistas secesionistas se han concentrado, entre gritos y lazos amarillos, a favor de los supuestos derechos de Carles Puigdemont, Toni Comin y Oriol Junqueras... pero sin ellos. Ni siquiera el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha tomado el avión a la ciudad francesa que linda, al otro lado del Rin, con Alemania.
Pero una ausencia resulta más significativa, si cabe, en pleno proceso negociador de la investidura en España. A pesar del apoyo espiritual, personal y efectivo de Podemos y sus confluencias al llamado "derecho de autodeterminación", los eurodiputados que salieron elegidos en la lista de Unidas Podemos Cambiar Europa el pasado 26 de mayo tampoco acudieron a la cita.
Pablo Iglesias ya transmitió a Pedro Sánchez su disposición a negociar su posición en "temas de Estado" dentro de su apuesta por un Gobierno de coalición. El líder de Podemos es "consciente" de que "el peso" de sus 42 diputados no le permite aspirar a imponer partes esenciales de su programa. Sabe que no puede optar a ministerios políticos, y ha elegido centrarse en los de gestión -Trabajo, Transición Ecológica, Sanidad...-.
Y no ignora Iglesias que gran parte de las reticencias del PSOE para darle entrada en el Ejecutivo estriban en la posición de su partido y las confluencias en asuntos tan espinosos como Cataluña. Fuentes socialistas han confirmado a este periódico que no quieren ni imaginar una sentencia del juicio contra el procés en la que los juzgados sean condenados a largas penas de prisión por rebelión, sedición y malversación y que Pablo Iglesias levantara la voz como ministro calificándolos de "presos políticos" -como hacía hasta el último mitin de campaña- o los fuera a visitar a la prisión de Lledoners con la cartera del Gobierno bajo el brazo.
Así que el secretario general de la formación morada se adelantó a estos temores y, vía mensaje, trató de tranquilizar a Sánchez en particular y el PSOE en general ofreciendo "lealtad" a lo que se pacte. "Lo importante no es lo que nos separa, sino centrarnos en lo que nos une", insistía la portavoz del partido, Noelia Vera, este lunes, confirmando estos extremos. "Y mirando los programas de ambos partidos hay mucho donde trabajar para ese Gobierno de coalición".
Reuniones importantes y falta de transversalidad
Así, este lunes, una portavoz de los Comunes confirmaba a EL ESPAÑOL que ni siquiera ellos estarían en la protesta frente a la Eurocámara. "No iremos", explicaba. "Nosotros hemos participado en todas las movilizaciones transversales en defensa de los derechos y libertades, pero ésta no nos lo parece", aducía.
Así que Ernest Urtasun, eurodiputado desde la pasada legislatura y quien -como representante de los Comuns de Ada Colau- ha defendido que "si la sentencia del 1-O resulta condenatoria habrá que indultarlos o cambiar retroactivamente el Código Penal", anunció a este periódico el lunes -a través de sus portavoces- que no iría.
Por su parte, los dos representantes de Izquierda Unida, Sira Rego y Manuel Pineda, también aseguraron que no estarían. "No saldremos", afirmó una fuente oficial del grupo. "Tenemos reuniones para preparar la rueda de prensa de la tarde y acabar de afinar el discurso de Sira, que es candidata a la presidencia del Parlamento".
Desde las filas de Podemos también se confirmó que, aun sin establecer una postura oficial del grupo, tampoco sus eurodiputados -María Eugenia Rodríguez Palop, Miguel Urbán e Idoia Villanueva- estarían presentes en la concentración independentista. Una portavoz del grupo en Estrasburgo daba cuenta de que "a esa hora tenemos una reunión importante y luego comienza el primer pleno", informa Jesus Ossorio.
Desde la dirección de la formación morada en Madrid, una vez confirmada la ausencia de los Comuns, se confirmaba que "sería muy raro que no fueran ellos y nosotros sí". Y que, en todo caso, si alguien llegaba a aparecer sería "a título personal".
Así, ésta es la primera prueba de buena conducta que exhibe Iglesias en su empeño de seguir siendo el "socio preferente" de Sánchez. O de volver a serlo, habida cuenta de la sensación de ruptura con la que salió de su última cita en Moncloa, la semana pasada. Porque en aquellos mensajes el líder de Podemos ofreció "lealtad" en lo que se llegue a negociar, citando asuntos como Europa y Cataluña, pero no un cambio de postura de Unidas Podemos.
"Más allá de que decidamos no acudir a la concentración", insistía una de las fuentes citadas, "siempre nos hemos manifestado en contra de la vulneración de los derechos políticos que están sufriendo algunos diputados y eurodiputados". Es decir, que no es el momento de aparecer en una foto entre gritos y lazos amarillos. "No tiene sentido que se les deje presentar a unas elecciones y después no puedan ejercer el cargo por el cual han sido escogidos por la ciudadanía", concluía, eso sí, desde los despachos de Estrasburgo, no en la calle.