La detención el miércoles 27 de junio de siete activistas quitalazos por parte de los Mossos d'Esquadra no quedará en una anécdota más de la batalla entre catalanes independentistas y catalanes constitucionalistas. En declaraciones a EL ESPAÑOL, el abogado de los siete detenidos, Juan Carlos Segura, ha anunciado su intención de llevar el caso hasta el Comité de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
"Nos querellaremos contra los Mossos d'Esquadra, por supuesto, y además vamos a llevar el tema a instancias internacionales", ha afirmado Segura. "Seguramente, hasta el Comité de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Ahí va Carles Puigdemont, va Carme Forcadell, va todo el mundo. Pues nosotros, también. Pero con fundamento".
Los siete activistas, seis hombres y una mujer, fueron detenidos por la Policía autonómica catalana acusados de un supuesto delito contra los derechos fundamentales y las libertades públicas por quitar lazos de las calles y dejarlos luego, acompañados de una taza de váter, en las puertas de destacados activistas cuelgalazos. Los detenidos pasaron setenta y dos horas en prisión, el máximo tiempo permitido por la ley, y luego fueron liberados, el sábado por la mañana, por un juez de Gerona.
"Quedaron en libertad automáticamente", explica Segura. "Pero es que no han cometido ningún delito. A lo sumo, y cogiéndolo con pinzas, una falta administrativa por dejar plásticos amarillos en la calle. De momento, el juez no sabe si va a llevar el asunto o no porque los hechos se han producido en distintos puntos de la provincia de Barcelona y Gerona, así que esto irá a distintos juzgados y probablemente se acabe agrupando en uno solo. Ese juzgado decidirá si lo archiva o si lo procesa, en el peor de los casos, como un delito leve".
Protegiendo a la república
El grupo, autodenominado Justicieros Nocturnos, actuaba en las comarcas barcelonesas del Maresme y el Vallès Oriental, pero también en el Gironès. Cuatro de los activistas fueron detenidos en Mataró, dos en Barcelona y uno en Sant Celoni, todas ellas localidades de la provincia de Barcelona.
"Los Mossos los detuvieron por un presunto delito contra los derechos y las libertades públicas, una cosa muy abstracta y amorfa", dice Segura. "Pero luego miras el expediente y ¿cuál es el objeto jurídico protegido? En el caso de una violación, por ejemplo, el objeto protegido es la intimidad y la libertad sexual de la mujer. Pero en este caso, el objeto protegido era la república catalana y las personas que promueven la república catalana".
La indignación de Segura parece provocada por la arbitrariedad y la contundencia de la detención, que en su opinión no se corresponde con la supuesta gravedad del delito, pero también con detalles como el de la madre de uno de los detenidos que se desplazó desde Barcelona para ver a su hijo sólo para ser ignorada por un agente de los Mossos que le dijo que se volviese a su casa porque su hijo no quería verla. Lo que era, por supuesto, totalmente falso.
"Lo normal es que se cite por teléfono al acusado", dice Segura. "Oiga, mire, pase usted por comisaría mañana a prestar declaración, ¿a qué hora le viene bien?'. Luego el tipo se presenta, declara, se le cita y va al juzgado otro día. Pero a mis clientes los fueron a buscar de noche a su casa y los metieron en el furgón. Luego se los llevaron a Gerona y los metieron en un calabozo durante dos noches. Parece una operación antiyihadista o una operación contra ETA. Pero ellos se habían limitado a quitar unos lazos y dejarlos en la puerta de la casa de un señor. Que, además, es el señor que se había encargado de ponerlos".
En opinión de Juan Carlos Segura, la operación de los Mossos no era más que un escarmiento por motivaciones políticas. "Esto es algo que han orquestado los Mossos d'Esquadra", dice. "Aquí ningún juez ha dado orden de nada. De hecho, las denuncias de los alcaldes independentistas por quitar lazos estaban todas archivadas. Pero los Mossos las desarchivaron, las agruparon en una especie de causa general y detuvieron a siete personas, a las que hicieron el máximo daño posible por la vía de tenerlos detenidos setenta y dos horas".
Juez y jurado
La primera pregunta es obvia. ¿Por qué los detenidos no pidieron el habeas corpus? "Porque los Mossos les engañaron y les dijeron que era mejor que pidieran un abogado de oficio con el argumento de que si pedían uno privado estarían más días detenidos, cosa que es absolutamente falsa", explica Segura. "Así que yo no pude comparecer hasta el sábado por la mañana, cuando estaban ya en el juzgado. Y ahí la jueza dijo que los iba a poner en libertad, con lo cual ya no tenía sentido pedir el habeas corpus".
"De todas maneras, uno de ellos lo pidió, y se lo denegaron. Porque el habeas corpus se concede cuando te detienen y no has hecho absolutamente nada", añade. "Pero en este caso, como dejaron unos plásticos amarillos en la puerta de una persona, algo hay. Aunque ese algo sea una multa de 50 euros".
La segunda pregunta también es obvia. Si no hay caso más allá de un hipotético delito leve, ¿por qué se tomaron tantas molestias los Mossos? "Los Mossos hicieron todo lo que pudieron para que los detenidos estuvieran lo peor posible. Esto lo hace mucho la Policía: cuando sabe que el juez va a poner en libertad al detenido porque el delito es insignificante o porque no hay delito, lo que hace es aplicar ella misma la condena. En este caso, un arresto de tres días y dos noches".
"Es una operación política", finaliza Segura. "Aquí los Mossos han actuado como una policía política. Quitar lazos es un deber cívico y todo ciudadano debería hacerlo. Yo mismo he salido a quitar lazos alguna noche. No te detienen, pero te identifican. Cuando se aplicó el 155 no. Por aquel entonces te veían y pasaban de largo. Pero en cuanto se dejó de aplicar el 155, al día siguiente ya estaban identificando a personas".