- Mamá, ¿por qué les insultan?
La pequeña, que camina de la mano de una pareja formada por dos mujeres, mira estupefacta cómo los manifestantes de Ciudadanos son increpados y abucheados. No entiende nada. La explicación de su madre, “son fascistas”, tampoco parece convencerle. “¿Por qué?”, repregunta sin respuesta.
"¡Rivera, capullo, fuera del orgullo; hijos de puta; hipócritas de mierda; id a pactar con Vox!", les gritan a su paso desde los dos costados. "A vosotros sí que se os ve el plumero, ¡hijos de puta!", espeta un hombre, que incita un cántico para rebautizar al partido liberal como "CiudadaVox". El partido naranja contesta con cánticos: "Vamos al orgullo", "¡libertad, libertad!", "Ni un paso atrás" o "el orgullo es de todos".
La violencia verbal y física proferida contra los manifestantes liberales empañó el Orgullo LGTBI en Madrid. Una jornada de celebración y reivindicación que se convirtió en una de crispación y politización. Llovían botellas, se escupía y lanzaba todo tipo de alcohol a los manifestantes, que avanzaban rodeados de peinetas, escupitajos y amenazas. La policía, desbordada, no podía contener a quienes se abalanzaban contra el grupo liderado por Inés Arrimadas, Ignacio Aguado, Patricia Reyes o Pablo Sarrion, entre otros.
La situación se volvió insostenible y la comitiva de Ciudadanos tuvo que detenerse por culpa de una turba de exaltados que no les dejaban ni moverse ni salir del recorrido. Nueve furgones de la policía municipal tuvieron que llegar hasta la zona para auxiliar a los liberales. Tras más de una hora rodeados de manifestantes en una sentada improvisada y sin poder moverse en ninguna dirección, Arrimadas, Miguel Gutiérrez, Melissa Rodríguez, Marta Rivera y Marcos de Quinto, entre otros, pudieron salir paseo del Prado arriba para acercarse hacia la zona del Congreso de los Diputados.
Pasadas las 22.40 horas, los líderes del partido de Rivera llegaban al Congreso. Pero durante la marcha, los políticos naranjas habían recibido litros de agua lanzada con pistolas de juguete, escupitajos y hasta orines.
Uno de los más molestos era el diputado Miguel Gutiérrez, quien, mientras era desalojado junto a sus compañeros, se enfrentó dialécticamente con alguno de los exaltados que los seguía increpando: "¡No os queremos aquí, mancháis el Orgullo!”.
"Un día de infamia"
"Este ha sido un día de vergüenza, un día de infamia", ha dicho Arrimadas tras ser evacuada, ya en las cercanías del Congreso de los Diputados. "Hay unos intolerantes que se parecen a los fascistas de toda la vida que nos han querido agredir y echar del Orgullo". Pero, la portavoz del partido naranja les ha advertido a "esos fascistas" que "no se van a salir con la suya", porque Ciudadanos "nació para defender la libertad en los sitios más difíciles y aquí seguirá siempre".
Arrimadas, visiblemente cansada y afectada por tanta tensión acumulada, miró a las cámaras que la enfocaban para decir con vehemencia: "Hago una apelación directa a PSOE y a Podemos por haber alimentado este odio contra los votantes de Ciudadanos".
La marcha comenzó con retraso y bajo un sol de justicia. En un principio, el recorrido estaba programado para las 18.30, pero el desfile no empezó hasta las 20.00. Aunque las banderas arcoiris, gayspers, pistolas de agua para combatir el calor y demás accesorios ya llenaban la capital desde primera hora de la tarde. Lemas y accesorios para combatir la intolerancia a través de la creatividad. "Pene con pene, que no te apene" o "Mi hijo es gay, mi yerno también".
Más de un millón y medio de personas, según cifras de los organizadores, o 400.000 según la Policía Nacional, se unieron en la calurosa tarde del sábado a la multitudinaria manifestación. Hubo veto al Partido Popular y a Ciudadanos, sí, pero tampoco hubo un solo político en las pancartas oficiales de la marcha. Los de Pablo Casado decidieron no participar si no se les quería. Los de Rivera quisieron reivindicar su "libertad".
La "libertad" de Cs y la acusación de otros
La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el líder de los 'naranjas' en la Comunidad, Ignacio Aguado, asisitieron para defender la libertad, según dijeron, algo que llevan "haciendo desde trece años". Allí estaban junto a otros cargos destacados del partido, como Arrimadas o la consejera de Igualdad de Andalucía, Rocío Ruiz.
Por parte del Gobierno regional, ha acudido el consejero en funciones de Cultura, Turismo y Deportes, Jaime de los Santos, y la de Políticas Sociales y Familia, Lola Moreno; mientras que los 'populares' en el Ayuntamiento de Madrid han estado representados por el concejal-presidente del Distrito Centro, José Fernández.
Sí contaban con carroza partidos como PSOE, Podemos y Más Madrid, que firmaron el manifiesto propuesto por las entidades para la manifestación. En cuanto al Gobierno en funciones, ha acudido el ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, quien ha defendido que "no se puede andar con tonterías ni dar combustible a la extrema derecha" sobre las reivindicaciones del colectivo LGTBI.
También asistió el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Pepu Hernández, y Ángel Gabilondo, candidato socialista a presidir la Comunidad; el portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Íñigo Errejón, junto a Eduardo Rubiño o Clara Serra y otros cargos en el Consistorio.
Multitudinaria... y politizada
Todo ello en una manifestación multitudinaria que fue desde Atocha hasta la plaza de Colón, acompañada en todo momento de 43 carrozas y un camión de bomberos que se dedicaba a refrescar a los asistentes a base de manguerazos.
"¡Fuera, fascistas, de nuestro orgullo!" era la consigna más repetida en la Fiesta de este sábado en Madrid. Fue la manifestación más diversa pero no la más plural, sino la más crispada y politizada. Había familias, había travestis, había niños y ancianos, estaba el Gobierno de España, estaban el PSOE y Podemos, pero no figuraban el Partido Popular ni Vox. Ciudadanos apareció, a pesar del veto de los organizadores por sus pactos con los de Abascal, y ante la respuesta hostil de una gran parte de los presentes.
La formación naranja, junto a los dos partidos de centroderecha, había sido excluida por la Coordinadora Gay de Madrid (COGAM) para poder participar en la pancarta de cabecera de la manifestación y en una carroza del Orgullo, por no haber firmado un “decálogo” de medidas a favor de las personas LGTB+ politizado. En ese documento, firmado por PSOE, Más Madrid y UPyD, se añadió “no valerse de los votos de la extrema derecha para gobernar”.
La intención de marcar a Vox y su discurso era evidente y lógica, dada la beligerancia con el colectivo de los de Abascal. La consecuencia, en cambio, fue la generación de un cordón sanitario en la misma marcha entre supuestos buenos y presuntos malos.
Felipe Sicilia, diputado en el Congreso por el PSOE, justificaba el veto a los de Albert Rivera por "blanquear a la extrema derecha a cambio de sillones". "Es lamentable que un partido que venía a cambiar la política le esté siguiendo el juego a quienes quieren volver a meternos en el armario", lamentó el socialista. Por último, invitaba a Ciudadanos a "defender al colectivo en las instituciones" y no "pedir estar en una manifestación".
"No se puede blanquear el fascismo. Tampoco se puede defender una cosa en las instituciones y otra en las calles" criticó Ione Belarra, portavoz adjunta de Unidas Podemos.