"Pedro Sánchez tiene que saber que no es lo mismo preguntar a nuestras bases por un acuerdo alcanzado con el PSOE para gobernar que después de estos desplantes". Podemos ya prepara la consulta a sus bases, preceptiva en sus estatutos antes de tomar posición sobre una votación de investidura. Pablo Iglesias ha guardado en silencio esa bala durante los más de dos meses que han pasado desde las elecciones del 28 de abril, pero las fechas se echan encima y hay que engrasar la maquinaria interna.
A falta de una semana para que sea convocada la consulta a las bases, la ruptura es total entre Podemos y el PSOE, porque "el presidente propone un Gobierno monocolor y con su programa, como si tuviese mayoría absoluta", explican las fuentes de la dirección de la formación morada.
El compromiso es sagrado, se consultará a las bases, haya acuerdo con el PSOE o no. A día de hoy, habría que preguntar por el rechazo de plano de Iglesias al "gobierno de cooperación" que ofrece Sánchez, que Podemos traduce en "un cheque en blanco" a un presidente que ha demostrado "no ser de fiar". Y la experiencia dicta que Iglesias gana todos esos referendos por goleada.
Ya en abril de 2016 fueron 150.000 los militantes que participaron en la consulta sobre el pacto del abrazo Sánchez-Rivera, y el 88% dijo no. Y hasta 190.000 inscritos votaron hace poco más de un año en la más concurrida, la de su chalet en Galapagar. Y hasta en esa, la más controvertida, arrasó con más de dos tercios (68%) de respuestas a su favor.
Cada vez más lejos
Después de cinco reuniones con Sánchez, el secretario general de la formación morada siente que no sólo no se ha avanzado nada, sino que le han querido tomar el pelo. Si en la primera toma de contacto salió decepcionado ante la exigua oferta que recibió del jefe del Gobierno en funciones a cambio de sus votos -tres ministerios de bajo perfil y poca capacidad política-, la sorpresa vino en la segunda cuando la propuesta se retiró de la mesa y se pasó al "no habrá Gobierno de coalición, sino de cooperación".
A partir de la tercera, celebrada de manera discreta y filtrada de inmediato desde Ferraz -siempre según fuentes de Podemos-, la preocupación comenzó a crecer. Y a la cuarta, todo explotó cuando la nota de confirmación que emitieron las fuentes socialistas no se limitaba a explicar la postura del PSOE, sino que ponía en boca de Iglesias la amenaza de "votar no a la investidura".
Fue entonces cuando Podemos se desmelenó, Iglesias comenzó a escenificar reuniones con sindicatos, embajadores y asociaciones de Memoria Democrática. En ese momento, las fuentes de la dirección del partido ya sí contestaban a "las mentiras e intoxicaciones" de la otra parte. Y volvió el discurso de meses atrás: "El PSOE no es fiable, acuerdas una cosa y al día siguiente es otra; firmas un acuerdo y lo incumplen". De ahí el empeño -"obsesión por los sillones", dicen en Moncloa- de tener ministros.
"No es fiable"
"Ya hemos tenido la experiencia durante 10 meses de lo que es ser socio preferente del PSOE, y por eso queremos garantías". Ése es Pablo Iglesias.
Últimamente, sí dice en alto lo que llevan unas semanas deslizando desde su equipo de dirección. Lo que antes ya pensaban pero callaban, para "defender las negociaciones". Lo que ya repetían en diciembre, dos meses después de sellar el proyecto de Presupuestos Generales para 2019, exasperados ante la "falta de ganas de aprobarlos" que le atribuían al alma más a la derecha del PSOE. Y lo que en marzo denunciaban con enfado por los "incumplimientos de los compromisos firmados".
Entonces, el PSOE hacía campaña electoral tratando de que el Gobierno aprobara los decretos de sus "viernes sociales". Y entre ellos, el de mayor polémica era el de vivienda. "Aquel documento, en su página 16, artículo 3.2), decía expresamente que los Ayuntamientos podrán declarar intervenir el mercado para limitar los precios y ahora se niegan a incluir lo que ellos mismos firmaron", se quejaba la portavoz adjunta Ione Belarra. "Eso no se incluirá en el decreto de ningún modo", contestaba el ministro José Luis Ábalos. Y no se incluyó.
Las garantías que exige Pablo Iglesias, pues, se basan en que Unidas Podemos "no se fía" del Gobierno de Pedro Sánchez. Y se traducen en "la necesidad" de un Gobierno de coalición. Parece difícil alcanzarlo en una semana, que es lo que le queda a la dirección de Podemos para convocar a sus bases a votar.