El miércoles comenzaba con una reunión hermética y en lugar secreto para alumbrar un gobierno de coalición y terminó con una guerra de filtraciones entre PSOE y Unidas Podemos para culpar al otro del presumible fracaso del acuerdo. O no. La investidura, que se decide este jueves a partir de las 13:30 horas, será sobre la bocina o no será.
Así lo daba a entender Irene Montero cuando, a buen seguro conocedora de la marcha de las cosas, solicitaba a Meritxell Batet poder votar hasta el último minuto. Lo hará telemáticamente, como el martes -será madre en unos días-, pero evitándose lo que ocurrió entonces: votó "no" a las nueve de la mañana y sus 41 compañeros, en el hemiciclo, superado el mediodía, abstención.
La opinión pública, al menos la que siga al minuto el curso de los medios, comenzó a divertirse, quizá a espantarse, pasadas las siete de la tarde. Se iniciaba la guerra de filtraciones. La primera, desde Unidas Podemos: "Pedro Sánchez confirma por teléfono a Pablo Iglesias que 'no está dispuesto' a ofrecerle nada de lo que pide", titulaba EL ESPAÑOL.
No faltaba mucho para la segunda, del PSOE, a eso de las nueve menos cuarto: "Estas son las competencias que Iglesias exige a Sánchez". Un documento con las exigencias de sus interlocutores a cambio del apoyo: una vicepresidencia -se supone que para Montero- de Derechos Sociales y Medioambientales y cinco ministerios: Derechos Sociales, Igualdad y Economía de los Cuidados; Trabajo, Seguridad Social y Lucha contra la Precariedad; Transición Energética, Medioambiente y Derechos de los Animales; Justicia Fiscal y Lucha contra el Fraude y Ciencia, Innovación, Universidades y Economía Digital.
¿Respuesta de los morados? Que se trataba de "una propuesta para debatir" y no de un ultimátum. Les venía la tercera filtración, cerca ya de las diez. Los socialistas tenían una segunda bala para tratar de imponerse en lo que ahora llaman relato: "Sánchez ya ofrece Sanidad, Vivienda, Dependencia e Igualdad a Iglesias". Se trataba de la última oferta que Carmen Calvo le habría hecho a Pablo Echenique, con las tres carteras citadas.
"Nos vamos a septiembre"
La tarde tuvo un ingrediente más, en medio del intercambio de caricias: a las ocho de la tarde, Informativos Telecinco anunciaba en su cuenta en Twitter una entrevista de Pedro Piqueras a Sánchez a las nueve y diez. Minutos más tarde, el tuit era borrado y la entrevista, quizá prevista para la confirmación a bombo y platillo de una investidura triunfal, pospuesta.
Unos minutos más. Una alta fuente de Podemos a la agencia Reuters: "Nos vamos a septiembre". Poco después, nota del partido: "Seguimos apostando por un gobierno de coalición y con ese objetivo llevamos intentando pactar desde casi la noche electoral del 28 de abril. (...) Vemos cómo el PSOE trata de romper todos los puentes y filtra multitud de documentos. El PSOE ofrece la caja de herramientas pero vacía. (...) Nos han llegado a decir que no podemos tener la cartera de Trabajo porque 'somos incómodos para la CEOE'. (...) No queremos entrar en el Gobierno a cualquier precio, queremos competencias y con las ofertas que nos están haciendo no es posible".
Todo al aire, el desacuerdo y la bronca. Luz y taquígrafos a golpe de amenaza, sólo silencio cuando tuvieron esperanza. Es el clima a unas horas de la segunda y definitiva votación para evitar septiembre -Sánchez proclamó que el tren sólo pasaba una vez- y en último término unas nuevas elecciones a las que la izquierda llegaría despellejada.