Cuando en el Partido Popular se rumiaba el nombramiento de sus nuevos portavoces parlamentarios, siempre hubo una misma reticencia entre los barones regionales: el miedo a perder el centro. Las mayores críticas que corrieron a la actual líder de los populares en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, iban por esa línea. “Está demasiado derechizada”, temían. Pero el perfil que deseaba el presidente de la formación, Pablo Casado, era alguien con un perfil puramente ideológico. Y no lo dudó.
Porque Casado ha decidido, en su segundo año de mandato popular, apuntalar un partido a su medida. De centro derecha liberal conservador, como a él le gusta recitar. Y eso pasa por un discurso sin complejos, con diferentes voces, perfiles, pero siempre de gente de su máxima confianza: enterrar la “derechita cobarde” para ensanchar las bases, tanto a su izquierda como a su derecha.
Así, en esta nueva etapa, el área más liberal, más rotunda en su discurso va a cobrar más peso, capitaneado por Álvarez de Toledo. Ella no se ha hecho esperar y ya ha empezado a tomar decisiones. La primera no ha podido ser más simbólica: ha fichado para sus filas a Gabriel Elorriaga, un viejo conocido popular, que llegó incluso a ser miembro del gabinete de presidencia de Aznar. Ambos, Cayetana y Elorriaga, son vocales del patronato de FAES, la fundación del expresidente del Gobierno. También lo es Javier Fernández-Lasquetty, el jefe de gabinete de Casado.
Dirigió una campaña de Rajoy
Elorriaga tiene una larga trayectoria política, a la que ahora se suma su nuevo cargo de director-coordinador de las tres asesorías parlamentarias del PP: la del Congreso, la del Senado y la del Grupo Popular en el Parlamento Europeo. Se estrenará en septiembre.
Su currículum es largo: fue designado en 1996 subdirector de gabinete de la Presidencia del Gobierno con Aznar al frente del Ejecutivo, y en 2000 y hasta 2004 fue secretario de Estado de Organización Territorial del Estado en el Ministerio de Administraciones Públicas. En 2003 asumió la Secretaría de Estudios y programas del PP, y también ocupó la Secretaría de Comunicación del PP en 2004.
Este inspector tributario y auditor del Estado fue diputado popular en el Congreso por Madrid desde 2004 hasta 2016, por lo que se conoce bien los entresijos de la actividad parlamentaria. Incluso dirigió la primera campaña electoral de Mariano Rajoy.
"Firmeza de principios"
Pero si de algo recuerdan a Elorriaga en ciertos sectores del partido es por su artículo, publicado en el diario El Mundo en 2008, en el que pedía la dimisión de Rajoy abiertamente, cuando él aún ocupaba el puesto de secretario de Comunicación del PP: “No es capaz de ofrecer un liderazgo renovado, sólido e integrador”, firmaba.
El volantazo es evidente. Casado ha intentado de todas las maneras dejar atrás la etapa de su predecesor en el cargo. Sobre todo, esa pátina pragmática que imprimió Rajoy en sus decisiones desde su despacho en Génova respecto al nacionalismo catalán y la corrupción que tanto les ha penalizado en las últimas elecciones, según los datos de los propios focus groups que gestionan en el PP.
Aunque la impresión del presidente sobre el manido giro de su partido es bien diferente. “Muy de derechas no nos verán cuando dos millones de electores del PP se han ido a Vox”, matizaba en su última comparecencia pública, tras remodelar su ejecutiva. “A Javier y Cayetana siempre se les ha ubicado en un perfil moderado y centrista, por su gestión o sus escritos. Pero los portavoces también tienen que tener un tono firme entre otras cosas para que no tenga que tenerlo yo”, explicaba.
“No está reñido la centralidad y moderación con la firmeza de principios. No es incompatible tener las cosas muy claras y decirlas con ímpetu”, sonrió.