Los populares vascos afrontan el nuevo curso con un gran reto por delante: intentar recuperar el espacio y la influencia perdidas en las últimas citas electorales. Por eso, con las pausas de agosto, andan preparando y cerrando los últimos flecos de la convención que celebrarán en apenas unas semanas para volver a seducir a sus votantes, recalcando su identidad propia y sus derechos históricos.
Pero, aunque cuentan con el beneplácito de la dirección nacional —el presidente del partido, Pablo Casado, apoyará con su presencia la cita—, los populares vascos son conscientes de que no pueden ir de la mano en todo. No, al menos, si pretenden plantarle cara al PNV. “El discurso no puede ser el mismo en diferentes comunidades porque las realidades son diferentes”, suspiran destacados dirigentes del PP en privado.
“Tenemos que hacer un rearme ideológico en el nuevo escenario que vive la sociedad vasca, un escenario post ETA, destacando las singularidades del País Vasco, porque el nacionalismo no puede arrogarse lo vasco”, explican desde la plana mayor regional del partido. “Así que discursos centralistas desde Madrid nos hacen polvo. Nuestro electorado es foralista: no podemos cuestionar el concierto ni pedir la recentralización de competencias. Al final, eso también es defender la Constitución”.
Personalidad propia y acento
Lo que expresan los líderes en privados coincide con las tesis que exponen en público, si bien es cierto que fue el presidente de los populares vascos, Alfonso Alonso, el que tomó la iniciativa meses atrás y propuso una coalición a Ciudadanos, allá por el mes de marzo —que los naranjas rechazaron—, siempre que se respetaran sus particularidades: Concierto Económico vasco y los fueros.
En esa línea se manifiesta, en público, la dirección regional. La secretaria general del PP vasco, Amaya Fernández, no duda en defender que “todos los partidos políticos tienen su personalidad propia, su acento y sus rasgos distintivos. Los tiene el PP en Madrid. Los tiene el PP en Galicia. Y los tiene el PP en el País Vasco”. “La tradición y el arraigo del PP en las comunidades autónomas siempre ha enriquecido el proyecto del PP nacional”.
“Hoy en el País Vasco se están produciendo dos fenómenos: una legitimación histórica del nacionalismo y el blanqueamiento de la izquierda abertzale por parte de todas las fuerzas políticas vascas a excepción del PP vasco”, mantiene Fernández, a preguntas de este periódico. Y contra eso pretenden luchar.
No pretenden separar nada de Madrid, sino que buscan resaltar lo que “siempre” han sido: la avanzadilla del PP a nivel nacional, tal y como se demostró, según defienden, durante los años del plomo de ETA y la lucha antiterrorista. Porque el sentimiento de poco reconocimiento del legado —de los años en los que el PP estuvo plantando cara a los terroristas— es generalizado.
“Orgullosos de nuestro pasado”
Para muestra, la respuesta que lanzó el histórico Carlos Iturgaiz, presidente del PP vasco tras Jaime Mayor Oreja y eurodiputado hasta las últimas elecciones europeas, tras unas declaraciones del actual secretario general del partido a nivel nacional, Teodoro García Egea, donde reivindicaba el derecho de la nueva dirección a “romper con el pasado”.
“Pues yo estoy orgulloso con el pasado de mi partido. El pasado de la recuperación, el de la generación de empleo, el de las mayorías absolutas, el de la defensa de España frente al desafío independentista y el de los que defendimos España jugándonos la vida contra los terroristas”, azuzó. Aunque, según fuentes de su entorno consultadas por este periódico, “no era un crítica, sólo un recordatorio. Tenemos que estar muy contentos con el pasado y nuestros días de gloria”.
Para Iturgaiz “hay una realidad: el PP vasco está en crisis. Hay una parte de la sociedad vasca que es vasca y española y que no está teniendo quién la representa. Necesitamos un aire nuevo, no puede haber una orfandad para el electorado”. “El PP vasco siempre ha sido faro para el resto del partido, y tenemos que enderezar la nave, volver a buscar el norte”.
La receta, según todas las fuentes consultadas, es clara: conseguir crear una alternativa que sea un referente que haga ver que “el soberanismo no es una opción”. Porque los ciudadanos vascos “no están tampoco ni en Ciudadanos ni en Vox. Nos vemos en la obligación de fortalecernos”.
No a “País Vasco Suma”
La idea de gestionar esta nueva etapa que reclama el PP vasco a través de la implantación de la marca “País Vasco Suma” —hermana de “Navarra Suma”, como registró García Egea hace unos días— no parece la mejor de las ideas, porque se sumarían más competidores por el mismo espacio electoral que actualmente no cuentan con fuerza en el territorio.
Porque aunque resaltan que la fragmentación del voto está siendo una de las sangrías, “el PP vasco lleva años desangrándose sin competidor: ni Vox, ni Ciudadanos, ni UPyD en su momento”, se lamentan desde el núcleo de poder de los populares vascos. “El único que puede parar esto es un gran partido como el PP. Cs y Vox nos pueden ayudar, pero no al mismo nivel”.
“Tenemos que reaccionar. No se nos escucha, no se nos tiene en cuenta en Génova. Lo que reclamamos es que no se utilice a los vascos sin contar con el PP vasco. Tenemos la fuerza y debemos luchar por mantener un PP sustentado en las provincias, centralizado pero coral”, comentan fuentes de la dirección regional. “Ahora mismo no parece un partido coral, sino muy uniforme, y así se estrecha nuestra capacidad de influir. En el País Vasco hay que hacer un proyecto atractivo pensando en la tierra, pero común y compartido”.