Tras 20 días en alta mar, el Open Arms consiguió el martes por la noche que los 83 inmigrantes que seguían a bordo pisaran Lampedusa. El barco había llegado a rescatar a 160 personas en tres operaciones sucesivas, pero prácticamente la mitad, entre ellos los menores, fueron evacuados antes. El desembarco en Italia se produjo gracias a la orden de un fiscal italiano y a pesar de varios intentos de Pedro Sánchez para que llegara a España.
El Gobierno de Sánchez hizo tres ofertas: Algeciras, Baleares y mandar un buque hasta Lampedusa. La ONG rechazó las tres. La situación, decían y atestiguó después el fiscal italiano, era insostenible.
Pero hubo un día en el que Sánchez sí consiguió que el Open Arms aceptara su propuesta de desembarcar en Algeciras. En esa ocasión, además, bloqueó el barco durante más de 100 días.
El 21 de diciembre del año pasado, la ONG española rescató a 314 personas en aguas libias, a unas 50 millas al noreste de Trípoli. Enseguida, como marca la legislación internacional sobre rescates, el barco contactó con los países más cercanos pidiendo un puerto donde evacuar. Malta se negó y Libia, Túnez, Italia y Francia no contestaron. Fue entonces cuando el Open Arms contactó con Salvamento Marítimo español y recibió la autorización para dirigirse a Algeciras.
A pesar de ser una situación muy parecida a la que ha tenido en vilo al Open Arms estas semanas, en aquella ocasión el Gobierno solo tardó un día en ofrecer un puerto.
Ocho días después del rescate, los 311 inmigrantes que quedaban a bordo del barco (dos fueron evacuados a Malta y uno a Italia) llegaron a Algeciras. Entre ellos había 139 menores, algunos, según Save The Children, en estado de "especial vulneralidad".
Incautación en Barcelona
Tras el desembarco, el Open Arms volvió a Barcelona para preparar su siguiente misión de salvamento. Pero no pudo salir. La Capitanía Marítima de Barcelona le denegó el permiso para zarpar. En el documento que comunicaba la decisión se exponían varios incumplimientos de tratados de tratados internacionales.
Entre otras cosas, ese texto señalaba que en esa última operación de salvamento no se evacuó a los rescatados en el puerto seguro más cercano posible, sino en Algeciras. Dado que no se podía garantizar que en la próxima ocasión fueran a poder y para evitar que una situación volviera a repetirse, se bloqueó el barco
Además, se explicaba que el Open Arms solo tenía permitido navegar con un máximo de 18 tripulantes. Es decir, el buque no podía realizar "operaciones de salvamento que van acompañadas de un transporte por mar con un elevado número de personas, por un largo periodo de tiempo, incluso superior al plazo de una semana", como recordó ayer Carmen Calvo, la vicepresidenta del Gobierno. El texto explicaba que un rescate sin desembarco rápido comprometía "la seguridad intrínseca del buque, de la tripulación y de las personas auxiliadas".
Ante este bloqueo, la ONG aseguró que se les prohibía "proteger vidas" porque "los Estados incumplen sus obligaciones de salvamento" en el Mediterráneo. También acusaron a los países europeos de querer "acabar con testigos para esconder sus muertos sin pudor".
Aunque desde Proactiva Open Arms no tienen permiso para realizar búsquedas activas en la zona SAR de Salvamento, sí que pueden, de acuerdo con los tratados internacionales y la Marina Mercante, rescatar a aquellos personas "en peligro" que se encuentren en sus trayectos.
Permiso para salir
El desbloqueó del Open Arms llegó en abril, cuando el barco de la ONG recibió el permiso de transportar ayuda humanitaria a Grecia. Sin embargo, ese era el único permiso que tenía. No podía recuperar las tareas de salvamento en el Mediterráneo.
Además, el 27 de junio de este año, el director general de la Marina Mercante, Benito Núñez Quintanilla, mandó una carta al capitán del Open Arms en la que le advertía de que, si retomaba la búsqueda activa de rescates, podía ser sancionado con multas de hasta 901.000 euros y ordenar su regreso a un puerto español "para hacer efectiva la paralización" del barco.
Dado que el Open Arms ahora se encuentra incautado por la fiscalía italiana para investigar un posible secuestro a bordo, a propósito de la no apertura de puertos, no se sabe si España lo bloqueará cuando vuelva a tener permiso para navegar. Óscar Camps ya ha contado que su intención es volver al Mediterráneo central en cuanto pueda para seguir realizando rescates.