La cuenta atrás ya ha empezado. Queda menos de un mes para que se acaba el plazo que Pedro Sánchez tiene para intentar formar Gobierno y no hay señales de que se vaya a llegar a un acuerdo que evite las elecciones. Tampoco en las palabras del presidente en funciones, que en sus dos comparecencias públicas tras las vacaciones —una aparición en Gran Canaria este jueves y la despedida de la selección de baloncesto en Madrid este viernes— ha evitado responder a las preguntas de la prensa.
La segunda fue especialmente llamativa. La Moncloa convocó ayer a los medios de comunicación a las 12 de la mañana en el centro del Consejo Superior de Deportes. Y, aunque los periodistas estaban ahí desde unos minutos antes, el presidente les hizo esperar hasta 25 minutos.
Llegó junto a Jorge Garbajosa, presidente de la Federación Española de Baloncesto, y, directamente, se sentó en primera fila acompañado del ministro en funciones de Cultura y Deporte, José Guirao. Desde allí escuchó las intervenciones de los 12 convocados para el Mundial de baloncesto. Luego asistió al mensaje de Garbajosa y salió al estrado para bajar los micrófonos, contar que espera poder ver los partidos del Mundial —"aunque sea grabarlos y verlos en mi tiempo libre"— y desear al equipo que vuelva con una medalla dentro de tres semanas.
El acto, que duró 24 minutos, se limitó a eso, a la entrega de una medalla y a una foto de rigor. No hubo tiros a la canasta ni bromas con un balón. Sánchez sí se acercó a saludar a los miembros del equipo de la selección, pero no hizo amago de responder o comentar ninguna de las preguntas de la prensa. Ni las referidas al deporte ni las políticas.
Exponer a otros
Pedro Sánchez llegó a Doñana el 9 de agosto, cuando el Open Arms llevaba ya una semana pidiendo un puerto donde desembarcar a los migrantes que había rescatado en el Mediterráneo. A pesar de que la situación a bordo del barco de patrón español se iba complicando y de que el sábado 17 comenzó un gran incendio en Gran Canaria, el presidente en funciones decidió no aparecer en público hasta este jueves.
Durante este tiempo ha preferido que sean sus hombres de confianza en el Gobierno los que den la cara. En la crisis del Open Arms el primero que compareció ante los medios fue José Luis Ábalos. Después aparecieron también Margarita Robles, ministra de Defensa, y Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno. Fue esta última quien protagonizó las mayores críticas de la ONG tras sus comentarios sobre la posibilidad de que fuera multada por llevar a cabo rescates sin permiso.
Críticas desde PP, Cs y Podemos
La ausencia de Pedro Sánchez no ha gustado en el resto de partidos políticos. Tanto PP como Ciudadanos han pedido que comparezca en el Congreso para explicar sus "bandazos" en la gestión de estas dos crisis. En su escrito, los dos partidos quieren que el presidente en funciones cuente "qué contactos ha tenido con otros gobiernos de la UE en las últimas semanas sobre esta cuestión".
Podemos, en cambio, le ha librado de la comparecencia y ha sugerido que sea Calvo quien de las explicaciones oportunas. En la formación de Pablo Iglesias no quieren romper todas las relaciones con el PSOE y confían en que todavía sea posible un acuerdo. Sin embargo, sí que han tenido palabras para el dirigente socialista, al que le han pedido que esté "a la altura del momento político en el que nos encontramos". En una carta dirigida a sus bases, Podemos también ha asegurado que no aceptarán el "trágala" de Sánchez.
Sánchez no ha respondido. Quien sí lo ha hecho ha sido Isabel Celáa, la ministra portavoz del Gobierno, que ha afirmado que "el tiempo corre para todos; para este Gobierno y para todas las fuerzas políticas".